La Voz de Galicia

Los obispos apoyan restablecer el orden constitucional en Cataluña tras la «perturbadora declaración de ruptura»

España

Blázquez realizó un llamamiento al diálogo para que se reintegre «la convivencia en la diversidad» dentro del marco constitucional y el respeto a las leyes

21 Nov 2017. Actualizado a las 07:23 h.

Tan solo unos días después de que el exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras desvelase en una carta que dedicaba gran parte de su tiempo «a la reflexión y, como católico, a rezar», la Conferencia Episcopal Española ha mostrado su «preocupación y su tristeza» por la declaración de independencia unilateral proclamada en el Parlamento catalán. En palabras de su presidente, Ricardo Blázquez, esta organización en la que se integran todos los obispos españoles bajo la autoridad del Vaticano consideró los últimos acontecimientos en los que desencadenó el desafío secesionista como «graves y perturbadores», al haber significado «la ruptura del orden constitucional que los españoles nos hemos dado hace 40 años». Blázquez realizó un llamamiento al diálogo con el objetivo de que se reintegre «la convivencia en la diversidad» dentro del marco constitucional y el respeto a las leyes, un punto en el que se aventuró a sugerir una reforma de la Carta Magna para que «siempre sea actual» y no se vea afectada por «el paso del tiempo». Las herramientas que invita a emplear para a estos hipotéticos retoques para actualizar la Constitución las limita a los procedimientos que se recogen en el propio texto de 1978.

El máximo responsable de la Conferencia Episcopal intentó poner en valor el papel de la Iglesia durante la Transición, y mostró su intención de seguir cumpliendo con ese papel de «reconciliación y pacificación». Blázquez recordó la figura del presidente del Gobierno durante la reinstauración de la democracia, Adolfo Suárez, fallecido en el 2014, al pedir que se grabara en su sepulcro como epitafio: «La concordia fue posible».

Tres días después del referendo ilegal, Rajoy recibió a una representación de dirigentes eclesiásticos, entre los que estaba el propio Blázquez, para recriminarles las críticas a las cargas policiales y que se ofreciesen para «mediar». Además, la postura de la Iglesia catalana de cierta complicidad con el independentismo -se contaron papeletas en el altar de un templo- fue duramente criticada por los constitucionalistas.


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