Meritxell Batet, una diputada rebelde al timón de la Cámara Baja
España
La actual presidenta del Congreso de los Diputados aspira a renovar su cargo
02 Dec 2019. Actualizado a las 09:24 h.
Cuando en Cataluña se pronuncia su apellido, todavía se asocia al del general Domènec Batet. Es difícil sacudirse de encima la etiqueta de un lejano parentesco con el militar que, en octubre de 1934, puso fin a la proclamación del Estado catalán por parte de Lluís Companys. El mismo militar que, fiel a la Segunda República, fue fusilado en 1937 por no apoyar la sublevación de Franco.
Pero las familias y los tiempos cambian y Meritxell Batet (Barcelona, 1973) difícilmente plantaría sus cañones en la plaza de Sant Jaume para sofocar una declaración unilateral de independencia. La candidata del PSOE a repetir como presidenta del Congreso está convencida de que la solución al problema catalán pasa por el diálogo. Hasta el punto de que, en el 2013, fue sancionada con 600 euros de multa por romper la disciplina de voto y apoyar una iniciativa de CiU para autorizar la convocatoria de un referendo que definiese la futura relación entre Cataluña y el resto de España.
Licenciada en Derecho por la Universidad Pompeu Fabra (1995), Batet se pagó sus estudios poniendo copas en dos locales emblemáticos de la noche barcelonesa: el Nick Havana y el Bikini. Cuando estaba preparando su tesis doctoral con Josep Mir, el profesor le puso en contacto con Narcís Serra, entonces primer secretario del PSC. Ahí inició una fulgurante carrera en la filial catalana del Partido Socialista. Sobrevivió a la caída de Serra y, ya en el 2005, saltó a la escena nacional al ser apadrinada por José Montilla como candidata al Congreso por Barcelona. Ni siquiera se había molestado en afiliarse al partido. No lo hizo hasta el 2008, cuando se apuntó a la agrupación barcelonesa de Gracia. En el hemiciclo conoció a José María Lassalle, diputado del PP que llegaría a secretario de Estado de Cultura, con el que se casó en el 2005 y del que se divorció en el 2016.
En las primarias que catapultaron a Pedro Sánchez a la secretaría general del PSOE apoyó a Eduardo Madina, pero esto no impidió que, tras triunfar la moción de censura a Rajoy, en junio del 2018, Sánchez la nombrase ministra de Política Territorial con la idea de apaciguar las tensiones en Cataluña. No duró ni un año en el ministerio, ya que en junio fue elegida presidenta del Congreso de los Diputados, y la crisis catalana sigue su camino.