La voz de los expertos: una legislatura de alto voltaje
España
Los especialistas prevén una alta crispación de la oposición frente a un Gobierno de coalición en minoría, condicionado por ERC, pero estiman que puede durar
13 Jan 2020. Actualizado a las 08:22 h.
La legislatura arranca con un escenario inédito: un debate de investidura con un nivel de crispación nunca visto, el primer Gobierno de coalición de la democracia reciente, formado gracias a la abstención de ERC y Bildu, y el inicio de una incierta negociación con los independentistas catalanes, Los expertos consultados por La Voz lo analizan.
¿Será una legislatura crispada, como lo fue el debate de investidura?
«Dados los apoyos directos e indirectos a la investidura, lo más probable es que sea una legislatura con altos niveles de crispación», señala Carlos Barrera. «Es el riesgo que se corre con la elección de compañeros de viaje más radicales que moderados», añade. «No obstante, las primeras medidas que se tomen y el desarrollo de la mesa de negociación con Cataluña serán las piedras de toque esenciales de los primeros meses», concluye.
«Sin duda lo será, por el contexto político y porque por parte de la oposición es evidente la estrategia de confrontación y ataque constante, máxime cuando hay tres partidos que pelearán por hacerse notar y encontrar espacio», responde Santiago Martínez. «El desarrollo judicial de todo lo relacionado con el conflicto catalán, aquí y en Europa, será clave, así como las conversaciones de la mesa de diálogo entre los Gobiernos español y catalán, que como ya vengo diciendo pueden suponer una vía de diálogo para solucionar el conflicto, si bien la derecha lo usará para atacar al Gobierno», explica. «Además, asistiremos a un Gobierno de coalición que tiene minoría parlamentaria, sin olvidar que habrá que estar al tanto de la convivencia entre ambos brazos ejecutivos», señala. «Puede ser la legislatura más conflictiva de la democracia, tiene todos los ingredientes», pronostica. «Desde la oposición se espera crispación y una cierta estrategia que recuerda a la teoría de la conspiración, intentando quitar legitimidad al Gobierno», asegura Verónica Fumanal.
Ernesto Pascual cree que no será tan crispada como la investidura. «De hecho, ya han salido voces en el PP, no solo Feijoo, que piden moderación», afirma. «La dureza de la investidura fue una táctica para deslegitimar al Gobierno desde el primer momento, pero el PP sabe que a largo plazo, si sigue con esa crispación, se le puede volver en contra y que sus votantes acaben prefiriendo el original, Vox, que la copia», sostiene. Y recuerda que el PP ha obtenido mejores resultados cuando se ha moderado, con lo cual «es lógico pensar que se moderará».
¿Cuánto puede durar la legislatura?
«Lo que sabemos en política comparada es que los gobiernos de coalición en minoría tienen una duración media de entre dos y dos años y medio», manifiesta Pascual. «Pero aquí se han hecho unas negociaciones en las que se intuye que se incluye aprobar el presupuesto, y si este sale adelante lo lógico sería pensar en un mínimo de tres años y, por qué no, en agotar la legislatura», pronostica. «Aún es impredecible, son muchos mimbres los necesarios para que dure cuatro años; además, los gobiernos de coalición suelen acabar antes por la necesidad de los socios de evidenciar distancias para preparar la campaña electoral», afirma Fumanal.
«Un gobierno tiene recursos para poder persistir a menos que sea expulsado por medio de una moción de censura, el cual es un escenario poco probable», opina Martínez. «En cambio, habría más posibilidades de una convocatoria anticipada de elecciones si la gobernabilidad se hiciera imposible», estima. «Habrá que observar cómo PSOE y UP coordinan su acción de gobierno y su comunicación en los primeros seis meses», añade. «El Gobierno tiene vocación de permanencia porque les conviene a los dos coaligados, pero una falta reiterada de apoyos para sacar adelante sus proyectos legislativos podría provocar cierto colapso», asegura Barrera.
¿Podrá el Gobierno aprobar su programa?
Para Barrera, la clave es si podrá aprobar los presupuestos, porque «estos deben ser el instrumento indispensable para poder desarrollar su programa, y la aritmética parlamentaria, como se comprobó en la investidura, es precaria y frágil», sostiene. «Será la batalla principal: sustituir los de Montoro por unos propios; eso determinará la duración de la legislatura», concluye. «Todo dependerá de la aprobación anual de los presupuestos, si bien las medidas más sociales parecen tener el apoyo de los partidos que han permitido la investidura de Sánchez», opina Martínez. «No obstante, habrá que ver cómo los partidos catalanes puedan usar esto para ocupar una importante situación de fuerza con el co-gobierno», añade. «Tendrá que cumplir con todos los acuerdos, de lo contrario, los socios pueden hacerlo caer, y no solo los socios de Gobierno, sino los socios de la mayoría parlamentaria», señala Fumanal. Según Pascual, «si se trata de derogar la reforma laboral o de implantar la agenda social lo podrá hacer, porque tiene aliados». En cambio, «en ciertos temas como la reforma de la justicia, que requieren mayorías cualificadas, va a tener problemas».
Una alianza en la que habrá disensiones y lucha por el protagonismo
¿Habrá disensiones en el Ejecutivo? «Si en un gobierno monocolor las hay, es imposible pensar que en un gobierno de coalición no las haya», responde Fumanal. «Dadas las personalidades de Sánchez e Iglesias cabe sospechar que pueden darse episodios de lucha por el protagonismo», asegura Barrera. «Sánchez pondrá contrapesos, seguro, para evitarlo, pero para Iglesias actuar desde el poder es un instrumento demasiado goloso como para desperdiciarlo en aras de mejorar la posición de su formación política», concluye.
«Obviamente sí, pero parece que ambos líderes son conscientes de que ese es el escenario que espera la derecha, y por interés mutuo probablemente no vayan a trascender», afirma Martínez. «Todo dependerá de cómo convivan aquellos ministerios que por su naturaleza tengan competencias compartidas o relacionadas, como Economía y Trabajo, Industria y Transición Ecológica, etc», añade. «Los mayores riesgos los veo en la coordinación de la comunicación, pues en teoría todo debería pasar previamente por la Secretaría de Estado de Comunicación, pero cuesta creer que perfiles como los de Iglesias y Yolanda Díaz no intenten marcar su propia pauta y tempo comunicacional», señala. Por otro lado, «la tentación de contraprogramarse será alta, sobre todo en el ejercicio de la portavocía del Gobierno, y habrá que ver si Iglesias ejercerá como portavoz también de facto, lo cual aumentaría la percepción de dos G-obiernos en vez de uno». «Sin duda va a haber disensiones, pero han suscrito un pacto que contiene un mecanismo de solución de conflictos, lo que indica que son suficientemente inteligentes para reconocerlo», prevé Pascual.