6 de octubre del 2017: Sabadell y CaixaBank dan la espalda al soberanismo y anuncian que se van de Cataluña
España
La posición adoptada por las dos entidades fue un bofetón a las tesis secesionistas
05 Oct 2020. Actualizado a las 21:10 h.
La inestabilidad es el peor enemigo del empresario. Esta conocida máxima se aplicó con toda la contundencia cuando el desafío secesionista se acercaba a su cénit. Hace tres años, la gran banca catalana, el Sabadell y CaixaBank, plantaron cara al procés y decidieron irse de la comunidad. La decisión se adoptó ante la posibilidad de que el Parlamento catalán aprobase de forma inminente una declaración unilateral de independencia, algo que se produjo en las sesiones del 26 y 27 de octubre.
La situación que atravesaba el Sabadell, una de las entidades financieras más importantes de España, era muy preocupante. El consejo del banco se reunía en una sesión extraordinaria el 5 de octubre después de la pérdida de casi mil millones de euros en tres días en capitalización bursátil. Pero todavía más relevante fue la reacción de los clientes del Sabadell ante los acontecimientos que se sucedían en Cataluña. El miedo desatado por las consecuencias que ya apuntaba el desafío secesionista llevó a la retira masiva de capitales. Los gestores del banco tomaron una decisión drástica. Dejar la comunidad y trasladar la sede social del banco a Alicante, donde sigue, tres años después.
CaixaBank optó por el mismo camino que el Sabadell, aunque con un proceso más complicado, ya que la decisión la debía adoptar su accionariado. Finalmente, la opción fue dejar Cataluña y trasladar la sede social a Valencia.
La posición adoptada por las dos entidades fue un bofetón a las tesis secesionistas. Antes de consumarse los anunciados cambios, Oriol Junqueras, en el aquel momento el responsable de la cartera de Economía y vicepresidente del Gobierno catalán, afirmaba sin rubor que «no iba a haber ninguna salida de empresas».
Ya en febrero del 2020, el presidente de la Fundació Bancaria La Caixa, Isidro Fainé, el presidente de CaixaBank, Jordi Gual, y su homólogo en el Banco Sabadell, Josep Oliu, defendieron en la comisión de investigación montada en el Parlamento catalán sobre la aplicación del artículo 155 de la Constitución el acuerdo de trasladar sus sedes sociales fuera de la comunidad y negaron haber recibido presiones para hacerlo.
«Los ahorros de la gente son sagrados. Y esa decisión fue determinante para parar el flujo de depósitos», precisó Fainé. «En ningún momento recibimos presión política alguna. Somos una entidad absolutamente profesional y la decisión dolorosa se tomó con el objetivo de proteger el trabajo de los empleados, los ahorros de los clientes y la inversión de los accionistas», espetó Gual. El directivo justificó la mudanza de la sede social de CaixaBank a Valencia como garantía para la «continuidad de la actividad económica» frente a una situación «inseguridad jurídica» derivada del procés.