El Ángeles Alvariño busca a las niñas de Tenerife donde apareció el barco del padre a la deriva

El buque Ángeles Alvariño, del Instituto Nacional de Oceanografía, con base en Vigo, continúa con la búsqueda en el fondo de mar de las pequeñas Anna y Olivia con la ayuda de un sonar y un robot submarino. En las últimas horas, este rastreo se ha desplazado a la zona donde apareció a la deriva la lancha de su padre, Tomás Antonio Gimeno, después de que se les perdiera el rastro.

Hasta ahora, se había centrado en un tramo de unas 10 millas cuadradas frente al litoral de Santa Cruz, entre el puerto y el barrio de Añaza, informa Efe. Pero ahora, el Ángeles Alvariño está trazando un recorrido de calles paralelas que se solapan para cubrir la superficie a explorar entre Santa María del Mar y el Puertito de Güímar.

Durante este reconocimiento se van estableciendo marcas en las irregularidades del fondo que requieran una inspección visual a posteriori. Esa inspección le corresponde al robot no tripulado Liropus 2000, con capacidad para operar y realizar recogida de muestras más allá de los 2.000 metros de profundidad, aunque si es debidamente adaptado puede trabajar hasta los 3.000 metros. A punto está de cumplirse una semana desde que el buque oceanográfico se incorporó las labores de búsqueda de Anna y Olivia, de momento, no ha habido avances en la búsqueda de indicios. Los trabajos en el fondo marino de la costa sureste de Tenerife están resultando muy complicados porque el terreno es rocoso y está lleno de precipicios. La noche en que desaparecieron las niñas, su padre embarcó solo, con maletas y bolsos, y tuvo que realizar tres viajes.