Dos espías de leyenda del KGB, al servicio de la causa del «procés»
España
Andréi Bezrúkov y su esposa Elena Vavílova, que inspiraron la serie «The Americans», contactaron con un alto colaborador de Puigdemont para posibilitar la secesión de Cataluña
08 Sep 2021. Actualizado a las 20:03 h.
Andréi Bezrúkov, de 61 años, y su esposa Elena Vavílova, de 58, ambos antiguos agentes del KGB y también miembros del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), mantuvieron contactos con Josep Lluis Alay, un alto colaborador del expresidente catalán, Carles Puigdemont. Lo hicieron con el objetivo de recabar la ayuda del Kremlin para posibilitar la secesión de Cataluña, según se asegura en un informe de inteligencia europeo al que ha tenido acceso el rotativo estadounidense The New York Times.
Esta pareja de «agentes durmientes» o «encubiertos» operó en Estados Unidos con los nombres falsos de Donald Heathfield y Tracey Foley hasta junio del 2010, cuando fueron descubiertos y arrestados por el FBI junto con otros ocho espías rusos. Todos ellos inspiraron la serie televisiva The Americans y fueron canjeados por cuatro agentes dobles rusos que habían trabajado para Occidente y fueron por ello condenados en Rusia a distintas penas de cárcel.
Ya de vuelta en Moscú, Bezrúkov y Vavílova reconocieron haber cometido «errores» que pusieron al FBI tras la pista de sus actividades de espionaje.
Aparentemente, no fueron asignados a ninguna nueva misión hasta que, supuestamente, Alay pidió al empresario ruso afincado en Cataluña, Alexánder Dmitrenko, su ayuda para contactar con la cúpula rusa en solicitud de asistencia para hacer realidad un Estado catalán independiente de España.
Según un mensaje de texto obtenido por la Policía del teléfono móvil de Alay en octubre del 2020, este hacía alusión a los agentes de la serie The Americans, en referencia a Bezrúkov y su cónyuge. Con él se reunió primero y después con Vavílova, a la que ayudó a traducir al catalán su novela autobiográfica La mujer que sabe guardar secretos.
Dmitrenko, casado con una catalana y al que Madrid denegó en el 2019 la concesión de la nacionalidad española, también participó en la traducción. Al empresario ruso y a Alay se les vincula con la creación del grupo radical Tsunami Democràtic, aunque ambos lo niegan.
Infiltrados en EE.UU. desde 2000
Según un documental de la cadena norteamericana CBS difundido el año pasado, el FBI supo de la presencia en Estados Unidos de varios grupos de espías rusos a partir del año 2000. Se hacían pasar por estadounidenses, adquirían identidad falsa, trabajaban o estudiaban allí y todo con el objetivo de acceder a círculos en donde poder conseguir información confidencial de seguridad.
Entre ellos estaban Donald Heathfield (Bezrúkov), Tracey Foley (su esposa), Michael Zottoli (Mijaíl Kútsik), Patricia Mills (Natalia Perevérzeva), Juan Lázaro (Mijaíl Vasenkov) y Richard y Cynthia Murphy (Vladimir Guríev y Lidia Guríeva). También la explosiva pelirroja Anna Chapman, que no tuvo que cambiar su identidad al estar casada con un británico, y la peruana Vicky Peláez. Mijaíl Semenko fue el único que no ocultó su identidad.
Fueron intercambiados por cuatro considerados «traidores»: el científico ruso, especialista en armamentos, Igor Sutiaguin, que cumplía en Rusia una condena de 15 años de reclusión, el antiguo coronel del GRU (inteligencia militar), Serguéi Skripal, condenado a 13 años de cárcel y víctima de un ataque con novichok en Salisbury, el exinformador del SVR, Alexánder Zaporozhski, en un penal desde el 2003 y con 11 años de condena que tenía aún por delante.
Se cree que Zaporozhski pudo estar implicado en la detención en Estados Unidos de los topos al servicio de Moscú en la CIA y el FBI, Aldrich Ames y Robert Hansen. Por último Guennadi Vasilenko, del antiguo KGB, relacionado también con el caso Hansen.
Bezrúkov, coronel de graduación y nacido en la localidad siberiana de Kansk, es actualmente consejero de la petrolera estatal rusa Rosneft, profesor en el Instituto Estatal de Moscú de Relaciones Exteriores (MGIMO), miembro del Consejo de Política Exterior y Defensa de Rusia y columnista del diario Izvestia. Vavílova, también coronel en la reserva, vino al mundo en la ciudad siberiana de Tomsk y hoy día trabaja en la empresa Norilski Níkel, el mayor productor mundial de níquel. Domina el inglés, el francés y el alemán. La pareja es asidua de distintas tertulias televisivas y tiene dos hijos, Timoféi y Alexánder.