El Gobierno da por concluido el «procés» y asegura que ahora comienza otra etapa
España
La Generalitat replica que los acuerdos en infraestructuras no cerrarán el conflicto
17 Sep 2021. Actualizado a las 05:00 h.
El Gobierno sigue rebajando las expectativas en torno a la mesa de diálogo con la Generalitat. Un día después de haber celebrado en Barcelona un encuentro destinado a su reactivación, el aun primer secretario del PSC y ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, insistió en que, de momento, solo cabe esperar una «aproximación pragmática» entre las partes y descartó «grandes consensos». Pero eso, para el Ejecutivo central, ya es toda una victoria. Tanto es así que el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, se arriesgó a afirmar que «el proceso soberanista está terminando».
Entre los socialistas se percibe optimismo por el modo en el que, por ahora, ha quedado plasmado el compromiso al que Pedro Sánchez decidió hipotecar su investidura en el 2019. No solo porque Pere Aragonès aceptara que las conversaciones deben abordarse «sin plazos» concretos, sino porque la negativa rotunda de Sánchez a un referendo de autodeterminación ha sido encajada por la contraparte con una deportividad impensable hace cuatro años o incluso hace dos, cuando las calles de Cataluña se incendiaron por la sentencia del procés.
Aun así, la dirección del PSOE es consciente de que gestos como los indultos, las promesas de inversiones millonarias recogidas en la agenda para el reencuentro que el Gobierno puso esta semana sobre la mesa de la Generalitat -600 millones para Dependencia; 1.721 millones para Sanidad; 140 para Desarrollo Rural o 6.300 para Rodalíes-Cercanías- y la propia relación bilateral con el Ejecutivo catalán, deben ser explicados e incluso compensados en otros territorios para evitar sentimientos de agravio.
Igualdad entre españoles
Sánchez se cuidó de visitar este jueves al presidente de Aragón, Javier Lambán, solo un día después de su encuentro con el presidente catalán, para presentar la candidatura a los Juegos Olímpicos de invierno para el 2030, en la que están implicadas tanto Cataluña como Aragón, y garantizar que será diseñada por las dos comunidades autónomas «de igual a igual», ha afirmado. «Llevamos a cabo este proyecto porque creemos en la igualdad de todos los españoles; así es como lo hemos planteado», llegó a decir.
Las palabras de Bolaños, el hombre de Sánchez en las negociaciones, forman parte de ese intento de amortiguar posibles reproches. El ministro de Presidencia insistió en la cadena Ser en un mensaje que en los últimos días repite con insistencia el presidente del Gobierno, que las cosas han cambiado y que en Cataluña hay voluntad de superar los acontecimientos del 2017. Y con ese argumento defendió que todo el mundo, tanto fuerzas como Junts o la CUP, en el ámbito independentista, como el PP y Cs en el de los no independentistas, deberían «sumarse al diálogo».
Iceta, sin embargo, se mostró algo más cauto a la hora de dar por hecho que en Cataluña ya se ha pasado de pantalla. El ministro matizó que el procés puede estar terminando «en su fase unilateral», pero advirtió de que eso no significa que el independentismo haya cambiado de posición o haya renunciado a sus objetivos. La consejera de Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà, (ERC) no en vano, avisó: «El deseo de querer decidir es muy fuerte y el procés no se va a acabar porque haya 44 acuerdos en infraestructuras. Pueden ser importantes, pero ese no es el conflicto político».
Con todo, también Iceta dio a entender que en el Gobierno no hay excesivo temor por la repercusión electoral que pueda tener este asunto. Ni siquiera después de que el portavoz republicano en el Congreso, Gabriel Rufián, advirtiera de que si la mesa fracasa «el PP y Vox llegarán a la Moncloa». «En las elecciones se va a valorar un conjunto -replicó- si para el 2023 hemos salido de la pandemia, hemos logrado una recuperación justa y hemos aprovechado los fondos europeos, no tiene por qué volver la derecha».
El PP reclama las actas de la reunión para saber de qué se habló
r. c.
El PP quiere saber de qué se habló en la mesa de diálogo entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la Generalitat de Cataluña, y por eso ha pedido las actas de la reunión.
El vicesecretario de comunicación del PP, Pablo Montesinos, reclamó ayer al Gobierno que haga públicas las actas para saber «lo que realmente negoció Pedro Sánchez con Pere Aragonès» el miércoles.
«No puede ser -apuntó el portavoz popular- que un encuentro de 29 segundos con (el presidente de Estados Unidos) Joe Biden fuera pregonado con notas de prensa y todo el Gobierno hablando de ello y luego se reúna dos horas con la Generalitat catalana y nadie informe de nada».
Montesinos advirtió al Gobierno de que si no hace públicas las actas de la «mesa de la humillación», la dirección nacional del PP llevará su demanda al Congreso para que la Cámara inste al Ejecutivo a entregar esos documentos.
Para el PP, agregó, las explicaciones que dio el presidente del Gobierno en la comparecencia posterior a su reunión con Pere Aragonès son insuficientes porque «la palabra de Sánchez no vale absolutamente nada». Montesinos señaló que el temor a que haya un agenda secreta no es solo del PP porque «la mayoría de los españoles temen que se esté ocultando el trasfondo de la reunión». Es más, señaló, «esta semana se le escapó [a Sánchez] en una entrevista [en TVE] que se iba a celebrar un referendo en Cataluña». «¿Un referendo sobre qué?», se preguntó.