Rostros sin rastro de la valla de Melilla
España
Rabat desata una ola de desaparecidos al tratar de esconder la tragedia del puesto fronterizo de Nador con entierros exprés y deportaciones de migrantes a las puertas del Sáhara
08 Jul 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Se conocen sus nombres y sus rostros, pero no su rastro. Son los protagonistas de la que ya se conoce como la segunda tragedia de la valla de Melilla. Aquel viernes 24 de junio, el Black Friday como lo denominan los propios inmigrantes, no solo dejó entre 23 y 37 muertos en el puesto fronterizo del Barrio Chino de Nador, según manejan diferentes fuentes. A miles de kilómetros de Melilla, en Sudán y en Sudán del Sur, países de origen de la mayoría de subsaharianos, el salto ha dejado a centenares de familias sumidas en la congoja de no saber qué ha sido de sus hijos y hermanos. La determinación de las autoridades de Rabat de echar tierra cuanto antes a la tragedia, su absoluto secretismo sobre lo ocurrido y su negativa a cualquier investigación está generando un segundo drama humano de magnitud indescriptible.
Y es que la lista de los desaparecidos tras las avalanchas y enfrentamientos del Barrio Chino crece día a día, conforme las noticias de lo ocurrido a las puertas de Melilla se van a expandiendo por todos los rincones de Sudán y Sudán del Sur, y los familiares de los cerca de 2.500 inmigrantes que participaron en la intentona para entrar en la ciudad autónoma siguen sin noticias de los suyos.
La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) de Nador se ha convertido en los últimos días en una suerte de oficina de búsqueda de desaparecidos ante el absoluto desinterés de las autoridades del país vecino. Los escasos recursos de la AMDH, básicamente su Twitter y su Facebook, se han erigido en la única herramienta para que los familiares puedan pedir ayuda para saber si los suyos, con suerte, están entre los supervivientes, los detenidos o los deportados a las puertas del Sáhara.
El único listado oficial y fiable es el de los 133 subsaharianos que lograron entrar en Melilla y que ahora se encuentran en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). La incertidumbre y lagunas que rodean a los protagonistas del sangriento salto de hace dos semanas, coinciden las fuentes consultadas, se ha desencadenado por las maniobras de Marruecos para ocultar la magnitud real de la tragedia. Las autoridades de Nador han enterrado ya, sin autopsia y sin identificación, a no menos de una veintena de cadáveres en el cementerio de Sidi Salem. Ni una pista de sus identidades.
Rebajar la tensión
Para rebajar la tensión migratoria en el entorno de Melilla, el Gobierno de Rabat deportó entre el 25 y 26 de junio a 900 de los 2.500 subsaharianos que participaron en el salto a localidades del centro del país como Juribga o Kelaat Sragna u otras poblaciones cercanas a Marrakech. Marruecos no ha facilitado listado alguno de las personas alejadas a esos lugares remotos, muchas de las cuales no llevan móviles ni dinero, que perdieron durante las avalanchas y en los robos previos al salto por parte de las fuerzas marroquíes en el Gurugú, según han denunciado los inmigrantes del CETI.
Han aparecido en los últimos días algunos inmigrantes heridos en la valla en hospitales del sur del país, como Marrakech. También la AMHD ha reportado casos de inmigrantes que fueron deportados con heridas muy graves y que han fallecido en centros sanitarios cercanos al Sáhara. Por ahora, todos los desaparecidos que busca la AMDH son de Sudán del Sur y Sudán, pero entre los participantes en el asalto hubo también grupos más reducidos de, al menos, chadianos y cameruneses. Todos y cada uno de los entrevistados niegan haber seguido instrucciones de grupos organizados o de mafias, tal y como sostiene el Gobierno español. Afirman que decidieron entre ellos el momento del salto y la táctica ante la presión de las fuerzas marroquíes y sus continuas redadas en el Gurugú y otras localidades.
También niegan haber atravesado media África en manos de esas supuestas mafias de las que habla Interior. Es cierto, reconocen algunos, que hay viajes organizados, pero son minoritarios por lo caros que resultan. La inmensa mayoría de los involucrados en el salto, afirman, llegaron a la valla de Melilla por sus propios medios, recorriendo más de 5.000 kilómetros por las dos Sudán, Chad, Níger, Argelia y Marruecos. El perfil de los desaparecidos, supervivientes y deportados es muy parecido. Hay más sudaneses que sudaneses del sur. Es difícil encontrar a un inmigrante que tenga más de 25 años y casi todos proceden de clases bajas o medias urbanas de ciudades como Yuba, Rumbek, Wau, y Malakal (en Sudán del Sur) y Jartum, Omdurman, Port Sudam y Kassala, (en Sudán). La AMDH ha hecho un llamamiento desesperado a los miles de subsaharianos estuvieron en ese día junto a la valla de Melilla para intentar hacer un listado de muertos y desaparecidos . También en el CETI se organizan para intentar elaborar una lista de la suerte que corrieron sus amigos a las puertas de Europa.