La Voz de Galicia

Sánchez tomó la decisión de convocar elecciones rodeado solo de sus más próximos

España

Gonzalo Bareño Madrid / La Voz
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su alocución en la Moncloa.

El presidente estaba en la Moncloa con Óscar López y Antonio Hernando, y luego llamaron a María Jesús Montero, Santos Cerdán y Félix Bolaños

30 May 2023. Actualizado a las 20:21 h.

Todo o nada. Ese es planteamiento de Pedro Sánchez al convocar unas elecciones generales inmediatamente después de una severa derrota en los comicios municipales y autonómicos. La decisión cogió por sorpresa a casi todos en el PSOE porque Sánchez, en contra de lo habitual, siguió el transcurso del escrutinio electoral en la Moncloa, y no en la sede de Ferraz. El líder del PSOE estaba rodeado de sus más próximos y fueron ellos los únicos con los que contó a la hora de tomar una decisión que sus partidarios califican de audaz y sus críticos de temeraria.

A medida que los datos del recuento confirmaban la pérdida de plazas que se consideraban inexpugnables como la Comunidad Valenciana o Extremadura, Sánchez entendió que era necesario responder con una decisión de impacto, que podría pasar por la ruptura del Gobierno de coalición o los cambios en el Ejecutivo. Pero eligió la más radical. Convocar de inmediato las elecciones generales para plantear un nuevo plebiscito en el que los españoles tendrán que elegir, según su estrategia, entre un Gobierno de coalición del PP con Vox o uno progresista encabezado por él mismo. En el momento en el que Sánchez dio forma a esa idea, solo estaban con él en la residencia presidencial su jefe de Gabinete, Óscar López, y su director adjunto, Antonio Hernando. Dos políticos a los que Sánchez recuperó para su círculo político íntimo después de haberse distanciado por diferencias políticas.

Mientras en un despacho de Moncloa se perfilaba la decisión de convocar las elecciones generales como respuesta a una derrota de una magnitud mucho mayor de la esperada, al filo de las doce de la noche comparecía en la sede de Ferraz la portavoz de la ejecutiva federal del partido Pilar Alegría, con un mensaje que no había sido dictado desde Moncloa. «Recogemos el guante, entendemos el mensaje y desde ya nos ponemos a trabajar para hacer las cosas mejor», indicó la ministra de Educación. Sánchez y sus colaboradores no maduraron su propuesta hasta bien entrada la madrugada. Fue entonces cuando llamaron a la dirección del partido para debatir la decisión. Tras unas llamadas, se unieron en Moncloa María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE, Santos Cerdán, secretario de organización y Félix Bolaños, ministro de la Presidencia. No todos compartieron de entrada la decisión, pero los argumentos de Sánchez terminaron por convencerlos. Esperar seis meses de agonía era inútil y era preferente que los españoles decidieran cuanto antes.


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