Un infiltrado, una carta anónima y una factura de la luz: el crimen de Manuela Chavero llega a juicio
España
Eugenio Delgado se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable por presuntamente haber asesinado a esta vecina de Badajoz en el 2016. Los restos de la víctima, que estuvieron enterrados durante cuatro años, se encontraron en una finca del acusado. Él reconoció los hechos, pero mantiene que la muerte fue accidental
17 May 2024. Actualizado a las 19:16 h.
Eugenio Delgado, el único acusado de acabar con la vida de Manuela Chavero se enfrenta estos días a la pena de prisión permanente revisable. El jurado popular tendrá que determinar la culpabilidad o inocencia de la última persona que estuvo con ella aquella noche del 5 de julio del 2016. La misma que cuatro años después condujo a los investigadores al lugar donde enterró el cadáver.
Delgado ha asegurado en la primera sesión del juicio que la muerte de Manuela fue accidental como consecuencia de una caída y que no agredió sexualmente a la víctima ni antes ni después de los hechos. Algo que sí quieren acreditar tanto la Fiscalía como la acusación particular.
5 de julio del 2016: el crimen
Manuela Chavero, de 42 años y vecina de la pequeña localidad de Monesterio, en Badajoz, desapareció de su casa el 5 de julio del 2016. La víctima dejó las luces de casa y la televisión encendidas. Su teléfono móvil, encima de la mesa del salón. Incluso la puerta estaba abierta y no había sido forzada. Los investigadores supieron de inmediato que la mujer no había desaparecido por voluntad propia.
Antes, Chavero había estado con una amiga, María José, pasando la tarde y parte de la noche. A las doce la dejó en su casa y se dirigió a su domicilio. Una vez allí, estuvo hablando con sus dos hijos, que estaban en Sevilla con el padre, de quien estaba separada. Manuela también habló por WhatsApp hasta la 1.55 horas con un joven de 21 años del pueblo con el que mantenía relaciones esporádicas. Él se convirtió en el primer sospechoso, aunque la Guardia Civil no dejó de hacer batidas por la zona para buscar a la extremeña.
Ya en aquel momento Eugenio Delgado, el acusado, empezó a tener protagonismo. Él fue uno de los testigos que aseguró que el joven con el que se relacionaba Manuela había rondado la casa la noche de los hechos. Delgado, de entonces 28 años, parecía un testigo solvente porque su casa, que no usaba de forma habitual, está solo a 80 metros de la de la víctima (el joven tenía además otra casa en el centro del pueblo) Él fue uno de los primeros que desvió la atención hacia el chico de 21 años, pero este fue descartado ya en la fase inicial de la investigación.
Eugenio Delgado intentó apartarse de lo que ya parecía un crimen diciendo que ese 5 de julio lo había pasado en la playa en Huelva y que había dormido en el pueblo, pero en el centro y no en la vivienda que tenía cerca de la de Chavero. Fue interrogado hasta en cuatro ocasiones, pero la investigación encallaba. Las batidas siguieron, se revisaron cámaras de toda la localidad (de 4.000 habitantes) y de las vías principales. También el pantano de Tentudía. Se interrogó incluso a muchos vecinos, pero nada: a Manuela parecía que se la había tragado la tierra.
Cuatro años
La familia de Manuela Chavero se enfrentó a un auténtico calvario y estuvo cuatro años sin saber nada de ella. 1.534 días en el que la investigación nunca apartó el foco de Delgado. Un agente de la UCO se infiltró y se hizo amigo del sospechoso, que picó y le ofreció alguna pista de lo sucedido. A todo esto se sumó la carta que una persona anónima envió a la hermana de la víctima, Emilia Chavero. La misiva apuntaba directamente a su vecino como sospechoso. También se echó mano de los datos del consumo eléctrico de la casa que tenía a 80 metros de la de la desaparecida. Si estuvo en su vivienda del centro, ¿por qué la factura de la luz dice otra cosa? La noche en la que desapareció Manuela, Eugenio subió los plomos de esa casa en torno a las 2.00 horas.
Delgado fue detenido el 18 de septiembre del 2020. La Guardia Civil sospechaba que el detenido se deshizo del cadáver en una finca entonces de su propiedad a unos tres kilómetros del casco urbano de la localidad de Monesterio. Tras la muerte de su padre, el joven heredó al menos dos fincas, una de ellas la conocida como Las Eras, cerca de la ermita de San Isidro, donde, según fuentes de la investigación, pudo deshacerse del cadáver de Manuela, horas después de acabar con su vida el 5 de julio de 2016.
«Los investigadores nos llamaron para decirnos que habían detenido a una persona. Al principio no nos querían decir quién era, pero yo insistí y me lo dijeron. Aún no ha hablado, hablará a lo largo del día», explicaba Emilia, la hermana de Manuela Chavero.
Emilia reveló también que su familia sospechó «desde el primer momento» del detenido». «Una persona violenta que estaba obsesionada con mi hermana», declaró, para después asegurar que le conocía «perfectamente». «Incluso hablé con él al mes de pasar lo de mi hermana, por eso no me miraba a los ojos... madre mía», lamentaba en el 2020 la hermana de Manuela.
En la finca de Eugenio Delgado se encontraron aquel día restos óseos, que poco después confirmaron la peor de las noticias: los huesos pertenecían a Manuela Chavero.
La confesión
Tras su detención, Delgado ofreció la versión que mantiene ahora en el juicio, que aquel 5 de julio del 2016, fue a casa de Manuela, a quien conocía de siempre, para decirle que podía ir a su casa, a solo unos metros, a recoger una cuna que ella le había prestado. Ambos fueron a la vivienda de madrugada, que el acusado no siempre usaba, y que, cuando cargaron la cuna, Manuela tropezó, cayó contra el suelo y quedó inmóvil. Posteriormente, portó en brazos el cadáver de la mujer hasta el maletero de su coche y se dirigió a una finca que tenía en el municipio. Allí, y con la ayuda de la pala de un tractor, la transportó a un lugar donde la enterró. Era una madriguera de zorros.
Desde la investigación siempre se mantuvo que en estos hechos había algo más: un móvil sexual.
¿Qué dice la Fiscalía?
Según el relato de la Fiscalía, alrededor de las 2:15 horas del 5 de julio de 2016 Eugenio se dirigió a la vivienda de Manuela tras haber advertido desde el exterior que se encontraba en el interior. Vio la luz estaba encendida, que ella aún seguía despierta y estaba sola.
Con la excusa de que debía devolverle la cuna, ambos se dirigieron a la vivienda familiar del joven.
Ya en el interior, sin contar con el consentimiento de Manuela, la abordó para satisfacer sus deseos sexuales y la agredió mortalmente. Posteriormente, cargó el cuerpo sin vida de Manuela en su vehículo y se dirigió hasta su finca, donde lo enterró envuelto en una sábana y atado con cuerdas.
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La reconstrucción
Ahora el jurado popular se enfrenta al dilema de qué sucedió aquella madrugada de julio de casi ocho años.
En la sesion del lunes se ha expuesto la reconstrucción de los hechos, con material grabado por la policía. En sus afirmaciones durante esa reconstrucción, el acusado reiteró que Manuela cayó accidentalmente en su habitación cuando cargaban la cuna y que como consecuencia de la caída murió. «Me fui al salón durante un rato», apunta cuando se le preguntó qué hizo cuando la mujer quedó tumbada en el suelo.
También relata que desde la caída hasta que enterró el cuerpo sin vida de Manuela, pasaron «unas cinco o seis horas».
La Fiscalía pide para él prisión permanente revisable. Su abogado, Javier Gutiérrez Reyes, ha sostenido la versión de la muerte accidental que, asegura, provocó en el ahora procesado un «bloqueo mental y físico». En su opinión, la versión de las acusaciones «carece de sustento probatorio», por lo que pide la libre absolución para su cliente.
Las dos acusaciones particulares, que representan a los hijos de Manuela y a la hermana y padres de ella, han pedido prisión permanente revisable para el acusado y el pago de más de un millón de euros en su conjunto como responsabilidad a los familiares. Un importe que el Ministerio Fiscal rebaja hasta los 700.000 euros.
La letrada de la hermana y de los padres de Manuela ha asegurado en declaraciones a los periodistas que la versión de la muerte accidental «no es posible, pues el cuerpo sin vida no presentaba lesiones en la cabeza». A su juicio existe material probatorio suficiente para demostrar que hubo violación y posterior asesinato y que Delgado es un depredador sexual.