La Voz de Galicia

«Cuando el enamoramiento desaparece comienza el verdadero amor»

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Elena Méndez escritor y filósofo

Cómo elegir pareja y no perderla. El filósofo Borja Vilaseca propone innovadoras fórmulas de matrimonio adaptadas a los nuevos tiempos. También ofrece un test para acertar al elegir compañero basado en las 4 C: cama (encuentros sexuales); corazón (el cariño); cabeza (complicidad) y por último, consciencia. ¿Comeremos perdices?

12 Mar 2018. Actualizado a las 08:18 h.

Siete de cada diez matrimonios se separan. Está claro que la vida en pareja no es apta para cualquiera. Recurrimos al saber del filósofo Vilaseca para acertar con la solución. ¿El matrimonio no funciona?

 -No es que no funcione, simplemente no es para todo el mundo. Cada pareja tiene la responsabilidad de encontrar su propia forma singular de relacionarse. Nos dirigimos hacia una sociedad personalizada en la que cada uno de nosotros está llamado a ser auténtico y fiel a sí mismo. Habrá personas que elegirán pareja tradicional. Otras optarán por nuevos formatos. E incluso por decidir no establecerse en pareja.

-Una formula sería el matrimonio a tiempo parcial. ¿Qué es?

-El matrimonio a tiempo parcial consiste en construir un vínculo que permita a los dos integrantes estar juntos, pero no atados, promoviendo más espacios de libertad, independencia y autonomía. Su lema es: echémonos de menos, no de más. Plantea a la pareja la siguientes preguntas: ¿Por qué hemos de vernos cada día? ¿Por qué hemos de dormir cada noche bajo el mismo techo? ¿Por qué hemos de pasar todos los fines de semana juntos? ¿Es lo que queremos?

-¿Y si hay hijos?

-No conozco a un solo padre o madre que secretamente no desee tener algún día libre de sus hijos. Cuando nos permitimos descansar de nuestro rol de padres y madres, volvemos a nuestros hijos con más energía, más ganas, teniendo mucho más amor que darles.

-Hay que empezar por elegir bien la pareja. Usted propone el test de las 4 C.

- La primera C tiene que ver con la cama. La calidad y cantidad de nuestros encuentros sexuales revela el grado de bienestar en nuestra relación de pareja. La segunda C tiene que ver el corazón. Es decir, el cariño y la dulzura que nos profesamos mutuamente. La tercera C tiene que ver con la cabeza, con el intelecto, la complicidad y la amistad. Entre nosotros que no hay lugar para el aburrimiento ni para los silencios incómodos. La cuarta C tiene que ver con la compatibilidad en el ámbito de la consciencia. Comprobemos que cree en nuestros sueños, nos apoya en nuestras aspiraciones y mira en la misma dirección que nosotros.

-Y si no comeremos perdices... ¿por qué casarse?

-Casarnos no es más que tomar el compromiso de poner nuestra felicidad al servicio de la persona que hemos escogido, haciendo que este bienestar sume y se multiplique al interactuar con nuestro compañero. La finalidad de la pareja es crecer y evolucionar juntos mucho más de lo que podríamos hacerlo por separado.

-Pero el enamoramiento acaba.

-Muchas parejas se separan cuando dejan de estar enamoradas. Sin embargo, la neurociencia ha demostrado que el enamoramiento produce una serie de reacciones químicas en el cerebro, similares a las que generan ciertas drogas. Y dura entre 6 meses y 2 años, tiempo en el que no vemos al otro como es, sino como nos gustaría que fuera. Cuando desaparece, comienza el verdadero amor, el real, el de verdad. Y este se crea y se siente en nuestro interior cuando amamos a nuestra pareja. Es un triunfo del compromiso y la voluntad.

-¿Hay alguna fórmula para evitar que el amor muera?

-Sí, dejar de encerrar el amor en una jaula, cuyos carceleros con la desconfianza y los celos. Dejemos que nuestra pareja sea libre para tomar las decisiones que más le convengan. Solo así sabremos si de verdad quiere estar con nosotros. No le tengamos miedo a la libertad. Más bien trabajemos por mantener encendida la frágil llama del amor. El matrimonio a tiempo parcial es una invitación para que el amor florezca en libertad. No le pidamos a nuestra pareja que cumpla nuestras expectativas. Vivamos y dejémosle vivir. Partamos de la base de que no estamos obligados a nada. Así es como desaparecerán la tensión, la resignación, el reproche o el rencor. Cuanto más espacio nos demos, más unidos nos sentiremos y mayor será nuestra intimidad. El amor y la libertad son como las dos alas de un pájaro. Ambas son necesarias para que podemos volar juntos, cada uno por separado.


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