La Voz de Galicia

«La poesía exige que la voz sea un espacio sagrado de revelación»

Ferrol

Ramón Loureiro

Escritor y artista plástico, hoy recitará sus versos (20 horas, Fundación Caixa Galicia, entrada libre) en Ferrol

29 Nov 2007. Actualizado a las 02:00 h.

Poeta que esta tarde intervendrá en el curso de narrativa torrente ballester

Juan Carlos Mestre nació en la primavera de 1957 en Villafranca del Bierzo, en las primeras tierras leonesas. Donde Galicia es, además de una muy cercana presencia -jamás una lejanía-, un viento que llega, cruzando los montes repletos de peregrinos y de milagros, trayendo consigo otra manera de contar. Es el autor de volúmenes como Las estrellas para quien las trabaja o Las páginas del fuego . Y entre las muchas distinciones que su creatividad ha merecido, están desde galardones literarios como el Adonais o el Gil de Biedma hasta una mención de honor en el Premio Nacional de Grabado de la Calcografía Nacional.

-El curso en el que usted interviene esta tarde guarda viva la memoria de Gonzalo Torrente Ballester ¿Qué opinión le merece la literatura del creador de «Los gozos y las sombras?

-Para mí, Gonzalo Torrente Ballester es uno de los grandes referentes de la literatura de este noroeste trasterrado que entra en Castilla y que apunta, con su mirada, hacia la continudad de ese diálogo pendiente que viene desde Rosalía. Un diálogo que aquí se solventa a través del relato de lo mágico, de esa ambivalencia que, como en Torrente, también está en Álvaro Cunqueiro. Ahí está la niebla...

-¿La niebla..?

-La niebla, sí. Pero no como fenómeno meteorológico, sino como un estado del no saber, en el que se desdibujan los paisajes de lo humano, donde los límites del lenguaje se difuminan, donde está todo lo onírico... Esa niebla en la que el ojo tiene que adivinar lo que está oculto. Quizás la poesía tenga mucho que ver con eso.

-Sus primeros poemas nacieron muy cerca de Galicia...

-Sí, mis primeros poemas nacieron muy cerca de Galicia y los escribí en gallego, en el gallego del Bierzo. En una lengua a la que, conforme el tiempo ha pasado, jamás le he perdido el afecto. Sí he perdido, al marchar, su uso, pero el afecto no. El Bierzo es un territorio bilingüe.

-Al recitarlos, ¿los versos cambian?

-Cuando los poemas se leen en voz alta, entre ellos siempre se filtran palabras desobedientes, que tienen que ver con su origen, que los explican... Así que lo que yo haré mañana [por esta tarde] serán lecturas comentadas.

-¿Es otra cosa, por tanto, el poema, cuando se lee en voz alta...? ¿Existe de una forma distinta?

-Los poemas, como decía Salinas, existen o no existen. Pero sí, cuando el poema se lee en voz alta, es otra cosa. Alguna diferencia tenía que nacer cuando los versos no suenan en soledad, sino ante el público, en voz alta, cosa que además requiere una cierta puesta en escena. Porque, además, la poesía exige que la voz sea un espacio sagrado de revelación. En el aire, la voz adquiere una transparencia distinta.

-Usted es muy amigo de Antonio Pereira; de un escritor, berciano también, especialmente querido y por supuesto admirado en toda Galicia.

-Antonio Pereira para mí también es una referencia fundamental, tanto en lo personal como en lo literario. Como lo es además Gamoneda, el poeta que nos ha restituido la moral de la esperanza. Antonio fue el primer escritor al que yo conocí. Era vecino de mis abuelos, puerta con puerta. Es un narrador excepcional, su aportación mayor está sin duda en el género del cuento, y ahí no veo ahora a nadie a su altura en las letras españolas. ¡Su último libro, La divisa en la torre , esa deconstrucción de lo tópico...! Con Antonio Pereira, con su obra y con toda su integridad moral, tengo una gran deuda literaria y de afecto.

-Los territorios fronterizos, como el Bierzo, siempre parecen muy proclives a la fermentación de la memoria, a la germinación de la literatura.

-El territorio fronterizo en el que yo nací es muy rico en iluminaciones, pero también abundan en el él las pobrezas y los desarraigos. Es un lugar donde no ha abundado precisamente la esperanza. ¡Estuvo llamado a ser la quinta provincia gallega, pero al final...! Aun así, uno siempre es de donde han fundido los afectos de su vida. Y los bercianos siempre sentiremos el Miño muy cerca.


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