El fiscal pide multa y prisión por vender perfumes de marcas falsificadas en un mercadillo
Ferrol
05 Jun 2009. Actualizado a las 02:00 h.
Un nuevo caso de venta de productos falsificados en el mercadillo de Recimil llegó ayer a los tribunales. Adela G. J., vendedora habitual en mercadillos y feirones de la zona, se sentó en el banquillo del Juzgado de lo Penal acusada de un delito contra la propiedad industrial.
En una inspección de agentes de la Guardia Civil de la sección fiscal la denunciaron porque, según explican en su informe, la tarde del 8 de diciembre del 2004 exponía a la venta en Recimil decenas de productos de perfumería que eran falsificaciones de conocidas marcas, como Chistian Dior, Calvin Klein, Ives Sant Laurent, Chanel, Burberry, Cacharel y Lancome.
La acusada, de 48 años, declaró que había comprado la mercancía «en Madrid», en una nave mayorista.
El representante del Ministerio Fiscal sostiene que los logotipos y embalajes eran similares a los usados en el comercio por los titulares legítimos de las marcas. La acusada, añadió, era conocedora de que todos los artículos eran simulaciones no autorizadas de las originales. La Guardia Civil se incautó de más de un centenar por lo que el representante del Ministerio Fiscal estima que es autora de un delito contra la propiedad industrial y solicitó 15 meses de prisión y 18 meses de multa a razón de doce euros diarios. Pidió también la destrucción de la totalidad de las mercancías intervenidas.
La defensa
La vendedora sostiene que todo el mundo sabe que compra un producto falso en un mercadillo o feirón. Y en ello insistió la defensa al recordar que el mismo tribunal que la juzgó ayer (el Juzgado de lo Penal número 2 de Ferrol) dictó sentencia absolutoria en un caso semejante, alegando estas mismas razones. Es decir, que no hay engaño ni fraude porque el cliente sabe que para adquirir un perfume de tales marcas conocidas no debe ir precisamente a un vendedor callejero si no a un establecimiento comercial convencional o perfumería. El precio, dijo también la defensa, demuestra que no se trata de las costosas marcas francesas. Por ello, solicitó la libre absolución.