La visita «ad limina» del obispo
Ferrol
09 Mar 2014. Actualizado a las 07:00 h.
En estos días los algo más de ochenta obispos de las diócesis españolas están realizando en Roma la visita «ad limina apostolorum», es decir, «a los sepulcros de los Apóstoles» san Pedro y san Pablo, columnas de la fe de la Iglesia. Según la normativa de la Iglesia católica, cada cinco años el obispo diocesano debe informar al Papa y las congregaciones y dicasterios del Vaticano de la situación de su diócesis y visitar los sepulcros de los Apóstoles.
Es un gesto de comunión con el Vicario de Cristo y sucesor de San Pedro que nos une más estrechamente a la Iglesia universal. Las diócesis no son sucursales del Vaticano ni los obispos representantes del Papa. Cada diócesis es la Iglesia de Jesucristo en comunión con el obispo de Roma, implantada en un territorio concreto, presidida por el Obispo en nombre de Cristo como sucesor de los Apóstoles. Y el Papa es ante todo el obispo de Roma -así se presentó Francisco el día de su elección-, y «siervo de los siervos de Dios», primado (el primero) en el ejercicio de la caridad y principio de unidad en toda la Iglesia.
El obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, Manuel Sánchez Monge, junto con los otros obispos de Galicia, presenta en estos días su informe de la marcha de nuestra Iglesia diocesana, en sus parroquias y comunidades, con sus laicos, religiosos y sacerdotes, sus realizaciones y proyectos, y sus carencias y necesidades. El papa Francisco, que ya ha recibido a los obispos, les alentó a «abrir caminos al evangelio», a que las familias y las comunidades cristianas potencien el espíritu misionero y evangelizador, y a que, como pastores, fomenten las vocaciones y sean cercanos a las personas encomendadas. Valoró así mismo la labor que Caritas está realizando en estos tiempos de crisis y tantas necesidades.
La visita «ad limina» siempre es un encuentro gratificante que se vive en comunión y fraternidad apostólica. Seguro que nuestros pastores vendrán «confirmados» en la fe de los apóstoles para una etapa, aunque difícil por los desafíos del momento, siempre apasionante.