La Voz de Galicia

Caminantes

Ferrol

Ramón Loureiro

16 May 2020. Actualizado a las 05:00 h.

Me cuenta mi amigo Pepe Seco, el montañero, que su madre, la Señora Marina de Padín -una de las mejores personas que he conocido en toda mi vida-, va a estar de cumpleaños. Cumplirá, la semana próxima, 97 primaveras. Una edad a la que sigue leyendo sin parar, haciendo media hora de gimnasia cada día y caminando cuanto puede. La Señora Marina nació, junto a la capilla de Santa Ana, el 21 de mayo de 1923. Su madre -la abuela de Seco- venía a pie de la feria de Cabanas cuando se puso de parto. Y dio a luz -me explica Pepe- al borde del camino. Las vecinas que la acompañaban envolvieron el bebé en una chaqueta, y después a la madre y a la niña las llevó hasta Sillobre, en su carro de caballos, un molinero. Por cierto que, hablando de primaveras, ayer me llamó Basilio Losada, que va a cumplir noventa. Basilio, que, como ya más de una vez hemos comentado, es, además de un verdadero sabio, otro de los grandes contadores de historias que pueblan la faz de la tierra, me dice que también él ha recuperado el hábito de caminar. Cada día tres kilómetros, como mínimo. Basilio se encontraba en Barcelona (aunque a punto de marchar a su otra casa, que está en Alemania) cuando se decretó el confinamiento. Y en Barcelona se quedó, viendo pasar las horas, los días y las semanas, rodeado de libros y recuerdos. Me habló mucho, en esta ocasión, del conde Martí de Riquer (octavo en el título de Casa Dávalos), uno de los mejores cervantistas de nuestro país. Basilio y Martí de Riquer fueron, además de amigos, catedráticos de la misma universidad. Allí les mostraron el verdadero rostro de Cervantes a miles de discípulos. Y también el de Don Quijote, por supuesto.


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