La Voz de Galicia

La pandemia maniata a los vecinos

Ferrol

ROCÍO PITA PARADA Ferrol

Las asociaciones de los barrios de Ferrol se adaptaron a las restricciones y ahora afrontan la suspensión de actividades entre la incertidumbre de su reinicio y la solidaridad

15 Nov 2020. Actualizado a las 05:00 h.

El coronavirus mantiene maniatado al tejido vecinal. Primero fue el confinamiento, después vino el verano y las restricciones, y casi sin tiempo para reiniciar el curso, la segunda ola del covid engulló su programación formativa y cultural. Pero la situación, como en todo, va por barrios. Y la pandemia ha repercutido de distintas formas en la actividad que mantenían las asociaciones de vecinos. Algunas decidieron no reabrir por no poder garantizar las condiciones de seguridad, como hizo Esteiro. Otras, las retomaron en septiembre. Pero solo duró unas semanas, porque a finales de octubre se decretó el bando municipal que lo vetó todo. Tras su levantamiento, la situación continúa en suspenso. Muchas instalaciones municipales continúan cerradas, sembrando incertidumbre entre los representantes vecinales, mientras algunas entidades lo afrontan reenfocando su actividad.

 

Caranza

Sin cuotas este año y a la espera de Papá Noel. Los tres locales con los que cuenta la entidad se adaptaron para sus cursos: en el de corte y confección, se vació el material acumulado durante años para que solo hubiese mesas y sillas. Y en el aula de informática, los grupos antes de diez participantes pasaron a ser de cuatro. Gel, toallitas, desinfectante y ventilación se incorporaron a la rutina. Incluso se hizo un plan de acción de prevención de riesgos. La idea era que en noviembre se retomase todo, pero «se quedó en el aire», resume la presidenta de la asociación de vecinos de Caranza, María del Pilar Rodríguez Venancio. Ahora se plantean dejarlo para principios de año. También renunciarán a Ferrol Escena, porque supondría utilizar solo 35 de las 228 butacas del centro cívico, en un «riesgo innecesario» que implicaría un elevado gasto de desinfección tras cada sesión. La entidad no cobrará a sus socios la cuota de este año, 12 euros. Pero el trabajo no cesa. La asociación funciona a puerta cerrada, con cita previa para casos excepcionales. Y colabora ayudando a las familias a presentar telemáticamente las solicitudes para la campaña municipal Agasallos de Nadal. Además, pide al Concello que Papá Noel llegue a Caranza también este año, con una sola carroza, y en un desfile callejero que los niños puedan, al menos, ver desde sus ventanas.

Canido

Cursos virtuales y creación de la «caixa de resistencia». Con la actividad presencial suspendida en el centro cívico de Canido, la asociación vecinal mantiene su oferta de actividades -memoria, japonés, inglés y yoga, entre otras- de forma virtual. Y de forma paralela, centra su labor en el ámbito social. «Este momento precisa de moito reforzo, xa que hai moita xente que está pasándoo mal», explica su presidente, Roberto Taboada. Por eso, colabora con SOS Refugiados en la recogida de material humanitario. Y a nivel local puso en marcha una «caixa solidaria de resistencia» junto a la Parroquia de Santa Cruz, Hoscompro y la intrabarrial, para apoyar a las familias afectadas por las restricciones y el cierre de negocios. La asociación dará ejemplo y donará las cuotas de octubre, noviembre y, si es preciso, diciembre. De hecho, ya ha ingresado una primera mensualidad de 900 euros. Y apela a la generosidad de vecinos y empresas, que pueden realizar sus donativos en el número de cuenta ES76 2080 0225 1130 4002 2398.

 

Ultramar

Jubilación retrasada por el coronavirus. La Asociación de Vecinos de Ultramar está a la espera de que la Xunta confirme si pueden o no retomar sus actividades. Tuvo que mandar al paro, de nuevo, a sus monitores tras el bando municipal. E impidió que una de ellas no se haya podido jubilar. Tenía que haberlo hecho en junio, pero no pudo hacerlo por el confinamiento. Su nueva fecha era a finales de este mes, pero su jubilación tendrá que esperar de nuevo. Natalia Ares, la presidenta, relata que tuvieron que pedir un bajo privado para guardar los muebles del local y garantizar la distancia de seguridad en sus actividades. Cada monitor se encargaba de poner y retirar marcas en el suelo. Y el material ya no se podía compartir. «Llevamos todo el año pagando impuestos, suministros y gastos de todo tipo, aunque no tuvimos derecho a las ayudas por ser entidad municipal. Tuvimos que dejar de pagar el alquiler desde marzo a octubre, porque no tenemos dinero», expone.

 

 

Ensanche A

Cambio de usos de la biblioteca. La Asociación de Vecinos del Ensanche A tiene paralizados sus cursos. El pabellón donde impartían gimnasia continúa cerrado. Y también lo está el Centro Cultural Carvalho Calero, donde ya se ha solucionado el problema de las goteras. Allí, explica Rafael Leira, el presidente vecinal, han pedido al Concello que retire los libros para poder utilizar la biblioteca municipal que lleva cerrada desde hace muchos años, para utilizar mientras dure la pandemia las largas mesas y poder garantizar la distancia de seguridad en cursos como el de memoria.

 

Zona rural

Rechazo a la suspensión. El bando municipal se dictó el mismo día en que la Asociación de Vecinos de Covas reorganizaba la actividad de pilates para hacer grupos de cinco personas. En septiembre habían iniciado el curso. Y ahora «me dicen que no se puede hacer. Me parece muy perjudicial», dice su presidente, que también lo es de la Agrupación de Asociaciones de Vecinos de la Zona Rural. No oculta su indignación: «Es una normativa que no tiene ni pies ni cabeza, porque vas a un cine o un teatro y puede haber 30 o 40 personas. Pero las actividades están todas canceladas, aunque no existe riesgo, porque hay la distancia suficiente y se desinfectaba el material y el suelo».

Inclusión de gasto en material de protección en las subvenciones del 2020

La convocatoria de subvenciones del Concello para entidades vecinales permite este año como novedad presentar todo tipo de gastos de mantenimiento y de adquisición de mascarillas, geles hidroalcohólicos y dispensadores.


Comentar