«Estamos más nerviosos que nunca»
Ferrol
Tras meses sin conciertos por el covid, los talentos del Concurso de Piano de Ferrol asumen el reto de volver a tocar en vivo y en directo ante un jurado
06 May 2021. Actualizado a las 05:00 h.
La casa de la ferrolana Graciela Galdo se ha convertido estos días en un ir y venir de pianistas extranjeros. A la una del mediodía, el joven israelí Ido Zeev recoge sus partituras y se marcha del piso para ceder su puesto frente al piano a la croata Mia Pecnik. «Aquí hay ensayos casi todo el día, porque además de Ido y Mía, en mi casa también estudian dos pianistas de Georgia», comenta entusiasmada Galdo.
Ella y su familia forman parte del grupo de voluntarios ferrolanos que esta semana han abierto las puertas de sus casas a los participantes en el Concurso Internacional de Piano de Ferrol, que este año ha conseguido atraer a la ciudad a 40 intérpretes de 18 países. En el caso de Graciela, la colaboración consiste en poner su piano a disposición de los concursantes, aunque hay quien también les ofrece alojamiento. «Yo soy pianista y profesora de música, así que para mí esta experiencia está siendo estupenda. Estamos felices de tener a pianistas en casa... Y tengo que decir que los vecinos también. Pensé que les podría molestar, pero están encantados», apunta Graciela.
Mia Pecnik, una de las pianistas que se preparan para las pruebas en su casa, no podría estarle más agradecida. «Es maravilloso que nos den esta oportunidad y poder estudiar con un piano adecuado. En la mayoría de los concursos, la organización ofrece pianos eléctricos para los ensayos, que no es lo mejor para un intérprete de música clásica, así que estamos muy agradecidos», dicen esta intérprete de 20 años, que comenzó a tocar con solo 8 y ya cuenta con sesenta galardones en su haber.
Como Ido, Mia destaca que el concurso ferrolano está resultando especialmente difícil. En primer lugar, debido al «altísimo» nivel de los concursantes. Pero también porque casi todos los participantes llevan más de un año sin pisar un escenario. «Debido al covid, la mayoría de los concursos están siendo online, mediante la grabación de vídeos. Pero no tiene nada que ver grabar un vídeo en el salón de tu casa o en tu conservatorio, que puedes repetir si no te sale bien, que tocar en vivo y en directo frente a un jurado. Llevamos muchos meses sin tener esta experiencia. Y por eso nos sentimos especialmente presionados. Estamos más nerviosos que nunca», resume la croata.
Mientras juega con Cuqui, la perrita de Graciela, Mia confiesa que «honestamente» no espera llegar a la final. «Decidí arriesgar con un programa que solo llevo ensayando cuatro meses, y creo que esta decisión me puede jugar una mala pasada», advierte. La última palabra la tendrá el jurado del Concurso Internacional de Piano de Ferrol, que hoy jueves hará públicos los nombres de los tres concursantes que el sábado, 8 de mayo, pelearán por los laureles en la Gran Final del Auditorio de Caranza.
Eva Garet: un «prodigio» de solo 14 años
La rumana Eva Garet es la concursante más joven del certamen. Y todo un «prodigio» del piano, según cuentan quienes la han podido escuchar. A sus 14 años, esta adolescente de Bucarest ya puede presumir haber cosechado varios primeros premios en las categorías infantiles de certámenes internacionales como el Ricard Viñes de Lleida o el Vladimir Krainev de Moscú. «Para mí es un honor poder estar en Ferrol, compitiendo con pianistas mayores que yo y con una gran trayectoria», comentaba ayer Eva poco después de participar en la segunda ronda del concurso. No salió satisfecha de su actuación, pese a los elogios que recibió de parte del público. «A mí se me puso la piel de gallina al escucharla. Da gusto verla tocar», comentaba una aficionada.
CYPRIEN KATSARIS, miembro del jurado
«El nivel es increíble: hay concursantes que tocan tan bien o incluso mejor que muchos pianistas famosos»
Al prestigioso pianista Cyprien Katsaris (Marsella, 1951) le tocó pasar su cumpleaños lejos de su casa parisina. Su 70 aniversario le pilló ayer en el teatro Jofre, donde estos días -junto a otros músicos de renombre- tiene la «difícil» misión de juzgar a los jóvenes talentos que participan en el XXXII Concurso Internacional de Piano de Ferrol. «Nos está resultando bastante complicado porque el nivel es increíble: hay algunos concursantes que tocan tan bien o incluso mejor que muchos pianistas famosos», asegura este maestro de las teclas de raíces chipriotas.
-¿En estos tiempos de covid, un concurso de este tipo cobra aún más valor?
-Sin ninguna duda, porque a raíz de la crisis del coronavirus todos los conciertos se han cancelado y poder participar en un concurso de este tipo no es ya solo una oportunidad para poder tocar en un escenario, sino también para ganar algún dinero. Me preocupa el futuro de estos intérpretes, porque actualmente el circuito de conciertos es muy limitado y sería una pena que gente con tanto nivel no tuviese la oportunidad de hacer carrera como concertista y solo le quedase la vía de ser profesor.
-La organización ha destacado el alto nivel de los concursantes, pero también el del jurado.
-Es verdad. Todos y cada uno de los miembros del jurado de este concurso ha ganado un primer premio en algún concurso internacional y eso es algo que nunca antes había visto. Es algo que hay que agradecer al director, Pablo Galdo, que además de ser un pianista formidable tiene el don de atraer a la gente adecuada y de ser un gran organizador.
-Precisamente junto a Galdo actuará usted mañana, en el marco del concierto que ofrecerán los miembros del jurado en el Jofre.
-Así es. Pablo y yo tocaremos juntos a cuatro manos varias piezas de Shubert y Dvorak. Y yo además, si me siento a gusto, es posible que me anime con una improvisación de la melodía griega más antigua que se conoce.
-A los 70 años y tras una carrera tan larga y fructífera como la suya, ¿todavía le queda algo por aprender?
-¡Me queda muchísimo! El repertorio de piano es inmenso y yo necesitaría trescientos o cuatrocientos años más para poder estudiar todas las piezas que me gustaría tocar. Así que no paro de trabajar. Ensayo todos los días y no me tomo libres ni siquiera los fines de semana.