Sobrevivir a tres diagnósticos de cáncer: «Lo importante es que estoy vivito y coleando»
Ferrol
El ferrolano César Fernández se enfrentó a un linfoma de Hodgkin con 14 años, a un cáncer de mama a los 49 y a un tumor en la tiroides a los 56
22 Oct 2023. Actualizado a las 05:00 h.
En la semana en la que se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, César Fernández Gómez se presta a contar su historia para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de que los hombres también consulten y se hagan chequeos ante la más mínima señal alarma, ya que, aunque en ellos el riesgo es mucho menor (uno de cada 1.000 varones podrían desarrollarlo frente a una de cada 8 mujeres), también les puede tocar. La sorpresa llega al empezar la entrevista y descubrir que este ferrolano a punto de soplar las velas de su 57 cumpleaños no solo se enfrentó a ese cáncer asociado a los lazos rosas, sino que a lo largo de su vida también fue diagnosticado de otros dos: un linfoma de Hodgkin y un tumor de tiroides.
«Tengo asumido que soy un superviviente. A veces me pregunto: ¿por qué me tocó esto a mí? Pero luego pienso que son obstáculos que te va poniendo la vida y que hay que afrontar de la mejor manera posible. Lo importante es que estoy vivito y coleando y con ganas de seguir jugando la partida», apunta César con espíritu positivo pese a las secuelas que le dejó en herencia el cáncer. «Tengo un brazo afectado por un linfedema y también insuficiencia cardíaca por la cardiotoxicidad de los tratamientos con quimioterapia», anota este provisionista de buques al que la enfermedad también le obligó a dejar aparcado su proyecto empresarial.
A los 14 años
César cuenta que su primera experiencia contra el cáncer la vivió con 14 años, cuando le diagnosticaron un linfoma de Hodgkin. «Recuerdo perfectamente el día que me hicieron la biopsia, porque fue al día siguiente del golpe de Estado de Tejero y los médicos no hablaban de otra cosa», rememora. Reconoce que el diagnóstico fue un «shock», porque por aquella época, recién iniciada la década de los ochenta, la Oncología todavía estaba en pañales en Galicia y «la palabra cáncer era tabú y se asociaba a muerte». Pero no le quedó más remedio que apechugar y en plena adolescencia a César le tocó hacer las maletas para enfrentarse a un largo tratamiento de radioterapia y quimioterapia en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid. Se curó, pero al año y medio se produjo una recidiva y aquel cáncer linfático volvió a asomar las orejas. «Tuve que recibir de nuevo quimioterapia, pero la verdad es que siempre lo llevé bien porque yo era un niño y todo el personal de hematología se volcó conmigo y me arropó», recuerda todavía agradecido.
Tras recuperarse, César volvió a Galicia y durante mucho tiempo no visitó al médico. «Era un desconocido para el Sergas porque nunca tuve que pedir consulta por ningún problema y a partir de los 27 años ya no me hicieron seguimiento por el linfoma», apunta. Y es justo en este momento de la conversación cuando César se muestra más reivindicativo. Porque a los 49 años, cuando le diagnosticaron cáncer de mama, descubrió que las personas que han pasado por radioterapia tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad. «He tenido tres cánceres, pero los dos últimos fueron consecuencia de las radiaciones tan cañeras que me aplicaron en cuello y tórax cuando era adolescente, tanto el de mama como el del tiroides. Luchar contra el cáncer es muy importante, pero también lo debería ser el seguimiento posterior a los tratamientos y las cirugías que se hacen para combatir la enfermedad», recalca César.
Doble mastectomía
Él se dio cuenta de que algo no iba bien al darse un baño en el mar y comprobar que uno de sus pezones no se contraía por el frío. También sentía como una «picadura». La biopsia no dejó lugar dudas, y aunque el cáncer estaba localizado solo en una mama, los médicos le aconsejaron someterse a una doble mastectomía por prevención. Pero para César fue peor lo que vino después de la operación: una terapia hormonal de cinco años que le provocó problemas óseos y musculares y un agotamiento extremo. «Hasta secarme con la toalla después de la ducha era un esfuerzo que me dejaba sin aliento», relata.
Por eso también demanda más investigación para desarrollar terapias menos agresivas para el «después». «La medicación reduce el riesgo de volver a tener cáncer de mama, pero provoca muchos efectos secundarios», advierte.
El tercer diagnóstico de un tumor le llegó hace apenas unos ocho meses, a los 56. Cuenta que los médicos le dieron carpetazo con la extirpación de la tiroides y asegura que lo llevó mejor, tal vez porque lo encaró de manera diferente a las dos anteriores. «Esta vez no me lo guardé tanto para mí y me abrí más, hablé del tema con mis amigos y por primera vez decidí pedir ayuda a la Asociación Española contra el Cáncer, donde encontré apoyo a nivel psicológico y con la consulta de logopedia», señala. A pesar de las secuelas, César asegura que se encuentra bien y con ganas de sacarle el máximo jugo a la vida. «Siempre he sido muy disfrutón y ahora todavía lo soy más. Creo que la enfermedad me enseñó a darle más valor a las cosas buenas de la vida y a ser más empático y sensible con el sufrimiento de los demás».
Tres mil personas participan este domingo en la carrera «Ferrol en marcha contra o cancro»
Alrededor de tres mil personas caminarán o correrán este domingo por el centro de Ferrol para aportar su particular granito de arena a la lucha contra el cáncer. La décima carrera y caminata Ferrol en marcha contra o cancro, que organiza la delegación comarcal de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), saldrá a las once de la mañana del Cantón y discurrirá a lo largo de cinco kilómetros para concluir en el mismo lugar. Una hora antes se celebrarán las carreras de las categorías de pitufos a sub 14. Y el grupo Superglú pondrá la nota musical a la cita con un concierto en la plaza de la Constitución.