La pareja más fogosa y ferrolana de Gran Hermano vive un nuevo «coitus interruptus»: de Mickey Rourke a Ortega y Gasset
Ferrol
Javier entra en el casting definitivo y Vanessa tendrá que esperar, mientras se consolidan como los concursantes con más sal y pimienta de esta edición con «edredonings», jacuzzi y todo tipo de aparatología sentimental
02 Oct 2024. Actualizado a las 16:38 h.
Como Mickey Rourke y Kim Bassinger en Nueve semanas y media, los ferrolanos Javier y Vanessa lo dan todo y más en este Gran Hermano. Dejando el pabellón amoroso de Ferrol bien alto, la pareja más fogosa de Guadalix ya ha probado todos los rincones de la casa. Desde un edredoning inaugural al que siguieron innumerables juegos prohibidos cada noche, en un auténtico non stop show para desesperación de sus compañeros, hasta la incursión de todo tipo de aparatología sentimental y más de un jacuzzi. Semejante e inagotable despliegue tiene que finalizar. Y no por desmayo de sus protagonistas, sino por un coitus interruptus obligado por la audiencia.
Los espectadores de este programa de Telecinco, que son sabios y soberanos, han elegido a parte del casting definitivo. Incluye a Ruvens, Óscar, Lucía, Javier, Violeta y Jorge. Pero la ferrolana Vanessa Bouza, que junto a su marido Javier Mouzo forma parte del grupo musical Carpe Díem, tendrá que esperar por otro nuevo y fogoso reencuentro. Para deleite de la audiencia (e ira de algunos), la pareja aporta los momentos más maravillosos de esta edición: noches alegres, mañanas tristes, pasión, discusión, consoladores y mucho sentido del humor.
Porque más allá de las protestas de los compañeros por la presencia de «fluidos no, gracias» en pleno jacuzzi, el propio Javier ha dado momentos tan insuperables como cuando se hizo pasar por un argentino ante los concursantes que esperaban en la casa definitiva. Solo por estos capítulos estelares, auténticos Episodios Nacionales al más puro estilo Benito Pérez Galdós pero con toques de Emmanuelle (de la antigua, que era la buena), los ferrolanos Javier y Vanessa merecen llegar a la final de Gran Hermano. Y por qué no, ganar. Si este programa se trata de reflejar la vida misma, nada mejor que un revolcón con los calcetines puestos. Entre chistes, cotilleos y mucho amor. O como diría Ortega y Gasset, «el amante ve cosas que el indiferente no ve... y por eso ama».