La Voz de Galicia

La vida tras cerrar el negocio y dejar de ser autónomo: «La estabilidad y la tranquilidad no tienen precio»

Ferrol

beatriz antón ferrol / la voz
Yoel, retratado este jueves en la tienda de Tramas de Marineda City

Casi un año después de bajar la persiana de Desexos, un comercio de moda «curvy», Yoel Padín se siente «feliz» con un empleo por cuenta ajena en una tienda de Marineda City de A Coruña

22 Nov 2024. Actualizado a las 10:15 h.

Hace ahora casi un año, Yoel Padín ponía fin a un sueño emprendedor por el que lo había dado todo. Su tienda Desexos, un comercio de moda femenina especializada en tallas grandes, hacía aguas. Y ahogado por los gastos, al joven emprendedor ferrolano no le quedó más remedio que bajar la persiana del establecimiento que había abierto dos años y medio antes, con toda la ilusión del mundo, en plena calle Real de la ciudad naval.

«Me da muchísima pena cerrar, pero con más deudas que ganancias no es viable. Ahora lo que quiero es buscar un trabajo por cuenta ajena, tener mis vacaciones y mi sueldo a fin de mes. Y tengo claro que nunca más volveré a ser autónomo, porque quiero volver a dormir tranquilo, sin desvelarme por las preocupaciones y pensando si llegaré o no a fin mes», comentaba a finales de noviembre del 2023, justo después de forrar el escaparate con los carteles de «liquidación por cierre».

Ha pasado ya casi un año y Yoel ha conseguido lo que se propuso cuando abandonó su vida como autónomo. Cuenta que, tras despedirse de su negocio en febrero del 2024, tuvo dos trabajos temporales. Y aunque después se quedó en el paro, la suerte no tardó en sonreírle y al cabo de poco tiempo consiguió un empleo estable en la cadena de ropa del hogar Tramas, en el centro comercial Marineda City de A Coruña. «Por fin duermo tranquilo y sin preocupaciones. La estabilidad y la tranquilidad es algo que no tiene precio para mí. Y además, en esta empresa cuento con perspectivas de futuro y me gustaría seguir creciendo tanto a nivel formativo como laboral», explica Yoel.

Pero el joven ya no se muestra tan convencido de aquel  tajante «de este agua no beberé» que entonaba entonces con respecto a la posibilidad de volver a ser autónomo. «Hoy por hoy me retracto, porque sí que hay cosas que echo de menos, sobre todo la cercanía y la amistad con las clientas más fieles. Por eso no descarto volver a emprender con un negocio de ropa en el futuro, porque es un mundo que me apasiona», confiesa Yoel.

Pero enseguida matiza que no emprendería de la misma manera que cuando puso en marcha Desexos. «Lo haría si mejorasen las condiciones para los autónomos. Y no dejaría mi trabajo actual, sino que montaría algo que pudiese compatibilizar. Es algo que no me planteo ni para ahora ni para dentro de dos ni tres años... Tal vez más adelante y si dispongo de un colchón económico que me permita hacerlo sin correr demasiados riesgos. Renunciar a un sueldo fijo, a una estabilidad y a una tranquilidad por algo que no sé cómo va a funcionar ni se me pasa por la cabeza», dice convencido.

Por eso mismo y porque es algo que ve a largo plazo —«y tal vez se quede solo en un proyecto», añade dubitativo—, Yoel prefiere centrarse en el «ahora» y disfrutar del momento actual. «En Desexos lo hacía yo todo. Desde seleccionar la ropa y gestionar los pedidos con las siete firmas con las que trabajaba hasta montar el escaparate, llevar las redes sociales y la web, atender a la clientela.... En los dos años y medio que tuve la tienda apenas tuve unos pocos días de vacaciones y los últimos tres meses trabajé sin descanso de lunes a domingo porque necesitaba liquidar existencias para conseguir cerrar sin deudas. Ahora todo es diferente, porque puedo centrarme en lo que realmente me gusta, que es el trato con el cliente, ese tú a tú, descubrir cuáles son sus necesidades e intentar satisfacerlas», explica.

Yoel cree que Desexos no sobrevivió por un cúmulo de circunstancias —la competencia de las cadenas de bajo coste, la crisis generalizada del pequeño comercio, las obras en el centro de Ferrol, los gastos a los que se enfrentan los autónomos o los precios de las firmas de moda de tallas grandes—, pero no se arrepiente para nada de la experiencia. «Creo que ha sido una gran ayuda a la hora de formarme en el mundo laboral y de ver lo complicado que es ser autónomo», dice viendo el vaso medio lleno en lugar de medio vacío. 


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