Un buscador de oro del siglo XXI a la espera de permiso
Ferrol
Guillermo Bernal practicaba el bateo en ríos de Colombia, como afición, pero aquí lleva más de un mes de trámites sin éxito para conseguir autorización
22 Dec 2024. Actualizado a las 05:00 h.
A los bateadores de oro se les conoce sobre todo por las películas de cowboys ambientadas en el Lejano Oeste, pero el bateo o «lavado de oro» —esa técnica ancestral de extracción del dorado mineral a orillas de los ríos—, sigue viva hoy en día, en pleno siglo XXI. En la vecina Asturias se aprecia tanto que hasta se celebran competiciones internacionales, se imparten talleres e incluso se usa el bateo como reclamo turístico, «como relax frente al estrés de nuestra época». Y del mismo arraigo goza esta tradición en países latinoamericanos como Colombia, de donde procede Guillermo Bernal, afincado en la comarca de Ferrolterra hace ya cuatro años. «En mi país mucha gente hace bateo de oro por pura afición, como es mi caso. Yo lo practicaba sobre todo en afluentes y ríos del valle del Cauca, como el Dagua o el Risaralda», rememora este vecino de Narón, que desde que llegó a Galicia se gana el pan como transportista.
Guillermo insiste en que a él lo que le gusta es practicar el bateo «artesanal», de forma manual y con la única ayuda de una pequeña pala y la batea, que es una especie de plato redondo y hondo que se llena de arena y después se sumerge en el caudal y se remueve con la mano para conseguir que el polvo o las pepitas de oro, que pesan más, se depositen en el fondo. Insiste en que lo suyo no tiene fines lucrativos ni comerciales —«porque yo ya tengo mi trabajo»—, que solo lo haría en ríos que no están protegidos y que no emplearía químicos ni tampoco maquinaria. Y por eso no entiende las «barreras» con las que se está topando para poder volver a disfrutar de su afición en Galicia.
«Yo no quiero que nadie me pueda poner una multa, lo quiero hacer todo de manera legal», advierte. Por eso, hace ya tiempo se dirigió al departamento de Medio Ambiente de la delegación de la Xunta en Ferrol, para ver qué se podía hacer. Allí le dijeron que no tramitaban ese tipo de permisos y le recomendaron que se pusiese en contacto con Augas de Galicia.
Tras una llamada a ese organismo, tal y como le indicó la persona que le cogió el teléfono, hizo un escrito solicitando la correspondiente autorización a Aguas de Galicia y la entregó por registro en el Concello de Narón, además de acercarse al Seprona de Pontedeume para ver si allí tenían más información. «Me dijeron lo mismo, que pidiese permiso a Augas y también a Pesca, por si acaso», comenta.
Ha pasado ya más de un mes y Guillermo ya tiene su permiso de pesca continental —«que no creo que sea necesario, porque yo no voy a pescar ningún pez»—, pero sigue esperando por el de Augas de Galicia. «Parece que me están ignorando, porque en este tiempo yo creo ya tuvieron tiempo de recibir el escrito y enviarme la contestación», advierte.
Consultadas por esta cuestión, fuentes de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta indicaron que en Galicia no existe una «legislación específica» relativa al bateo de oro. «No obstante, como cualquier actividad que puede afectar al dominio público hidráulico, está sometido a autorización», agregan las mismas fuentes. Y además subrayan que «Augas de Galicia, a priori, no está a favor de este tipo de actividades si no se acompañan de medidas suficientes para garantizar que no se pueden ver alterados los lechos de los ríos o cualquier otro elemento que pueda afectar a la calidad de las aguas para otros usos o a los ecosistemas acuáticos».
Mientras tanto, Guillermo sigue a la espera de una respuesta al escrito que envió por registro. Ya sea un sí o un no.