Los quesos gigantes de As Pontes ya se venden en Oporto, Santander y Madrid, aparte de Fene: «Al verlo, mucha gente piensa que es una maqueta»
Fene
Queserías del Eume lleva tres años elaborando piezas de 130 kilos de la variedad Mirador do Eume para Bodegas Barral, en Barallobre, y ahora ya recibe pedidos de fuera de Galicia
14 Dec 2024. Actualizado a las 21:16 h.
Todo surgió en Bodegas Barral, en Barallobre (Fene), cliente de Queserías del Eume, la fábrica de A Faeira (As Pontes) fundada en 1960 por el abuelo de la actual directora, Ana Prieto. Manuel Domínguez Barral, que gestiona el negocio montado por su abuelo en 1940, junto a su hermana, Laura, le sugirió a Raimundo Meizoso, responsable comercial de la firma pontesa, «que fixese un queixo grande para expoñer na tenda e vendelo alí». Cuando aceptó el reto, ninguno de los dos pensaba que, gracias a un error, la pieza acabaría pesando unos 130 kilos. Lo sucedido tuvo algo de serendipia, esos hallazgos valiosos que se producen de forma casual. Meizoso encargó un molde de acero inoxidable para fabricar un queso de unos 50 kilos.
El autor del diseño no acertó con el cálculo. «Cando enchemos o molde por primeira vez, madre mía...», recuerdan en la quesería. Depositaron 1.350 litros de leche. El queso, en fresco, pesaba unos 170 kilos, y tras el proceso de curación, mermó hasta los 130, mucho más del doble de lo ideado en un principio. Pero, salvadas las dificultades de manejo —«hai que voltealo unha vez á semana e fan falta tres ou catro persoas [...]. Primeiro prensabámolo á man e logo fixémoslle unha plataforma cun hidráulico»—, aquella primera pieza se agotó. Desde que se expuso en Bodegas Barral, fue tal la expectación que empezaron a llover los pedidos de cuñas de 500 o 600 gramos, y se agotó poco antes de Navidad, la época que eligieron para ponerlo a la venta.
El año pasado repitieron la experiencia, pero en lugar de uno, Domínguez encargó dos, que volaron (en trozos) pese a sus dimensiones: 90 centímetros de diámetro y entre 32 y 35 de altura, con una mesa adaptada para el transporte y la exposición. Esta vez, de nuevo en vísperas de las fiestas, son tres las piezas que expenderá la bodega fenesa. Desde el jueves, uno de estos quesos de la variedad Mirador del Eume acapara la atención de quienes entran en el establecimiento, donde ya disponen de cuñas (de las otras piezas) para la venta, a unos 20 euros el kilo.
Casi un año de maduración
«Hai que cortalo á man e saen cuñas de 500, 600 ou 700 gramos», indica Meizoso. El proceso es largo, «porque leva case un ano de maduración», y más incierto que el de las piezas de 12 kilos, que también elaboran. «Esas saen todas máis ou menos co mesmo sabor, pero os grandes non. En vez de meter a peza en salmoira, temos que botarlle o sal ao leite, e todos saen distintos», explica Meizoso. La fórmula del multipremiado Mirador do Eume data de 2019, y aquel mismo año obtuvo un oro en los World Cheese Awards. «Non se parece a ningún queixo galego do mercado, aquí non se facía queixo curado ata que empezamos nós», señala.
Los de tamaño gigante requieren mucho trabajo, «e tes que esperar case un ano para sacalos á venda, é o tempo que pasan na cámara (ocupando moito espazo), non teñen unha rendibilidade rápida». Pero el experimento resultó, han ampliado las cámaras y están «inventando» un volteador, «para non ter que darlle a volta á man (cada semana)». Y ahora ya han atravesado las fronteras de Galicia: «Temos un cliente en Oporto, no mercado do Bolhâo. Coñeceunos na feira Fromago de Zamora. E tamén imos mandarlle a un empresario que ten dúas chacinarías en Santander e unha no mercado de San Miguel, no centro de Madrid».
«Colleunos por sorpresa (tanta demanda), e non damos feito, hai que coller a rutina», reconoce el comercial de Queserías del Eume. Para quienes aún no hayan probado la versión extra grande del Mirador do Eume deben saber que tiene algún parecido con el Comté francés: «É queixo de leite pasteurizada curado e con pasta semicocida; iso fai que, aínda que pase dun ano de curación, aguántase sempre coa mesma textura. Nin se pon duro nin escarcha, nótaslle a mesma cremosidade co tempo».
Manuel Domínguez: «Mucha gente nos llama para preguntar, no quieren quedarse sin él»
Los clientes de Bodegas Barral ya saben que, cuando se aproxima el puente de la Constitución, vuelve a estar disponible el queso gigante. «Mucha gente nos llama para preguntar, no quieren quedarse sin él», comenta Manuel Domínguez Barral. Hay quien compra una cuña o dos, pero otros piden «diez, doce o quince... porque al estar cortado y envasado al vacío, dura muchos meses». Así, aprovechan la ocasión para abastecerse de este producto exclusivo para casi todo el año.
La presencia de esta pieza «llama la atención y muchos piensan que no es de verdad... la ven encima de la mesa y dicen que debe ser una maqueta», cuenta. También tienen pedidos de los clientes del servicio de autoventa que ofrecen por la zona rural: «De paso que les llevas el vino, hay un listado que han pedido ‘el queso de Navidad'». «Tiene un sabor peculiar, diferente a los demás», corrobora este empresario.
La distribuidora fundada en 1940 en Betanzos lleva 44 años en Fene, ahora con tienda de vinos, licores y productos gourmet, entre ellos los quesos que salen de la fábrica de A Faeira. Este año, aparte de la ansiada cita del otoño, algunos de los clientes habituales de Bodegas Barral ya pudieron hacerse con alguna cuña del queso gigante en Semana Santa, en una edición extra.