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Ferrol pierde de forma repentina a Gonzalo Antón, el afable consignatario de buques que fue cónsul en Galicia

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R.P.P. Ferrol
Gonzalo Antón, en el muelle de Curuxeiras de Ferrol, en una foto de archivo.Gonzalo Antón, en el muelle de Curuxeiras de Ferrol, en una foto de archivo.

Trabajó durante casi seis décadas en la empresa familiar, además de compaginarlo con sus cargos diplomáticos y ejercer como concejal en los inicios de la Democracia

24 Oct 2023. Actualizado a las 17:24 h.

Ferrol despide a Gonzalo Antón Miranda (Ferrol, 1940), un hombre que precisa de pocas presentaciones en la ciudad. Prestigioso consignatario de buques, era un apasionado de una profesión que desempeñó durante 57 años en la empresa familiar Antón Martín Shipping, desde que cumplió los dieciocho. Además, desplegó una dilatada carrera diplomática de casi cuarenta años como cónsul de los Países Bajos en Galicia, y de Francia y como vicecónsul de Dinamarca en Ferrol, y fue decano del cuerpo consular acreditado en A Coruña.

Nacido el 6 de mayo de 1940, Antón fallecía de forma repentina a los 83 años de edad en la noche de este lunes. Será despedido este miércoles en un funeral que se oficiará a las 12.30 horas en la iglesia del Socorro, tras el entierro que se celebrará a las once en el cementerio municipal de Catabois.

Con él, se marcha una parte de la historia de Ferrol, llena de experiencias y anécdotas que él mismo recordaba con motivo de su jubilación, en el 2016. Era un adolescente cuando su padre lo envió a estudiar a la localidad inglesa de Bournemouth, primero, y después a Marsella, en Francia, antes de retornar a su ciudad natal para ponerse a trabajar. Esa formación internacional hizo que entonces se convirtiese en uno de los pocos ferrolanos que dominaba el inglés y el francés, tan necesarios para su cometido profesional. Estudió comercio en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles de A Coruña, y desde su puesto fue testigo de excepción de todos los vaivenes del naval en la ría: vivió su bum y también la reconversión de la antigua Astano, así como el inicio de la importación de carbón para quemar, junto con el que se extraía de la mina de la central térmica de As Pontes. Y por su solidez profesional y trayectoria, fueron numerosos los armadores de buques que depositaron su confianza en él y a los que representó. 

Ejerció también como concejal de Alianza Popular en el Ayuntamiento de Ferrol en los inicios de la Democracia, durante el mandato 1983-1987. Entre los distintos cargos que ocupó, figuran los de presidente de la Unión de Empresarios de Ferrolterra; presidente del Ilustre Colegio Oficial de Titulados Mercantiles; vocal y miembro del comité ejecutivo de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación durante más de 30 años; vocal de la Junta de Obras del Puerto, y después, consejero de la Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao y del Consejo de Navegación. Y además, fue también secretario de la Feria Internacional de Muestras del Noroeste durante muchos años.

En 2016, a los 76 años, se jubiló, recibiendo un cariñoso homenaje del ámbito portuario en una comida a la que asistieron muchos de sus compañeros. Ya entonces advertía de que no se quedaría parado. Su vida adquirió desde entonces el ritmo de una rutina más familiar, haciendo las cosas con las que disfrutaba: estar con los suyos, leer o simplemente, dejarse llevar navegando por ese otro mar de Internet, para él «el mayor avance de la humanidad desde que se inventó la rueda».

Quienes lo conocían destacan de él su carácter afable y «lo buena persona que era: excepcional, generoso, humilde...», describen. Era, sobre todo, una persona entregada a su familia, que lo adoraba, en un sentimiento recíproco, por su «enorme bondad». Enamorado de su mujer María Victoria Viscasillas Rodríguez-Toubes, Toya, juntos acababan de celebrar los sesenta años de casados. Padre orgulloso de sus siete hijos, -Gonzalo, Eduardo, María, Jaime, Victoria, Carolina y Beatriz Antón Viscasillas, redactora de La Voz de Galicia en la delegación de Ferrol-, ejercía como feliz abuelo de sus quince nietos. En todos ellos quedará la indeleble huella de su gran legado humano.

 


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