Los mejores chapuzones de tus padres que tú ya no repetirás: de la Copacabana yeyé en Ferrol a la ochentera piscina de Xuvia
Narón
Repaso nostálgico a las zonas de baño ya extinguidas de Ferrol, Narón y comarca; y a trampolines tan salvajes como la Pena Percebelleira en días de Fanta y Coca-Cola
18 May 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Réquiem por todas las playas, piscinas y áreas fluviales donde se bañaron tus padres y abuelos. Porque, salvo giros del destino, tú allí ya no volverás. Desde la artificial pero paridisíaca Copacabana en Ferrol hasta la ochentera piscina de Xuvia, todo quedó sepultado por la contaminación en un caso o las obras en el otro. Pero nunca por el olvido. Preciadas fotos en blanco y negro o technicolor guardadas en cajones de las casas familiares muestran todo lo que se perdió: como aquel malecón de Narón punteado por calitas, o los chapuzones en pozas de San Sadurniño.
Con espíritu tan tropical como el bar en madera del mismo nombre que se encaramaba a la ría, Copacabana juntó a cientos de familias en el desarrollo urbanístico y demográfico de Ferrol. Sobre todo entre los 60 y los 70, incluso grupos estivales llegados de Valencia como la familia Jerez improvisaban castellets como muestra la foto que acompaña este reportaje. La progresiva industrialización y contaminación de la ría acabaría con aquel sueño casi brasileiro... y también con los arenales que bordeaban Narón, Neda o Fene y que ahora parecen de película.
Cuenta Fernando Masafret, cronista de Xuvia y artífice de libros que también ilustran aquellos baños en extinción, que «chicas y chicos se daban un chapuzón en las riberas de Neda y Narón, en la conocida como Tejera de A Gándara, en todo Xuvia, el malecón de Narón, As Aceñas o La Pesquera». Al agua se lanzaban desde lanchas de paseo, areneros, flotadores, arenales desaparecidos o con ganas de reaparecer como el de A Gándara.
Capítulo aparte se merece la piscina de Xuvia, de vida tan breve como intensa hasta colonizar los mitos adolescentes de muchos ferrolterranos. Promovida por Marcial Calvo Hermida, vio la luz en 1975 siendo alcalde Antonio Sánchez Berbís. Y duraría unos quince años, entre tardes de competiciones y otras simplemente de dolce far niente, Fantas y Coca-Colas. Acabaría enterrada en el paseo marítimo, cuando no se renovó la concesión de Costas. Y con ella quedaron ancladas imágenes tan ochenteras como Naranjito.
Los chapuzones se sucedían por la presa do Rei, el castillo de Naraío, O Puntal, Perlío junto Astano, Liñares o A Bola. Y los más arriesgados incluso se lanzaban desde el trampolín más salvaje con el que soñó la comarca: el islote de A Frouxeira llamado Pena Percebelleira.