La Voz de Galicia

La sorpresa gallega

Firmas

Miguel Anxo Fernández

11 Jan 2012. Actualizado a las 07:00 h.

Había un cierto morbo por conocer los finalistas a los Goya que estrena González Macho como presidente después de la sonada espantá de Álex de la Iglesia en la pasada edición. Esta es la del regreso de Almodóvar y quizá por eso (o quizá casualidad?) recibió 16 nominaciones para La piel que habito, filmada, entre otras localizaciones, en exteriores del Pazo de Oca, Ponte Ulla y Compostela. Aun sin ser su mejor película, a juzgar por su dispar acogida crítica, se impone a las 14 de No habrá paz para los malditos (espléndido thriller de Urbizu al que se le negó la gloria en Donosti), a las 11 del wéstern de Mateo Gil, Blackthorn (todo un fiasco de taquilla), y a las 9 de La voz dormida, de Benito Zambrano.

En la injusta discreccionalidad de cualquier premio sectorial se queda al margen la muy notable Mientras duermes, de Jaume Balagueró, aunque era de justicia que Luís Tosar disputara el Goya frente al cascado policía de José Coronado para Urbizu, obviando la sorprendente nominación de Banderas, un nada verosímil cirujano a las órdenes de su amigo Pedro. Y en esto que se cuela Eva, el curioso debut de Kike Maíllo con 12 candidaturas, incluyendo la de director novel, con lo cual sorprende todavía más que la hayan apartado para mejor película.

Los Goya provocan un despiste generalizado y parecen alejarse de la opinión del público. Votan colegas, votan clanes, votan empresas y el resultado parece una cuchipanda. Pero la edición del 2012 confirma también a Galicia como líder en cuanto a animación. En largos se daba por segura Arrugas (coproducción de Perro Verde), que también aspira al mejor guion adaptado (entre ellos Ángel de la Cruz), y se le suma la sorpresa de The Little Wizard. O mago dubidoso, de Roque Cameselle. A mayores, el cortometraje Birdboy, de Pedro Rivero y Alberto Vázquez Rico. A la nómina gallega habría que sumar al escritor Manuel Rivas, el entrevistador del documental Escuchando al juez Garzón, de Isabel Coixet. Injusta también la exclusión de la gallega Tralas luces en esa categoría.


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