La maldición del Circe

La etapa en la que el escritor coruñés César Antonio Molina estuvo al frente del Ministerio de Cultura tuvo como recompensa la elección de la ciudad para albergar el futuro Centro Internacional de Recursos de las Culturas Europeas (Circe), que ocupará las dependencias del antiguo Gobierno Civil, en la calle Veeduría, de la Ciudad Vieja. El 13 de diciembre del año 2008, Molina hacía pública la puesta en marcha de este proyecto, y menos de un mes más tarde el Consejo de Ministros le daba el visto bueno.

La misma celeridad se dio a la hora de la cesión del edificio -dependiente del Ministerio de Defensa-, que lo traspasó a Cultura el 4 de febrero del 2009, en un acto en el que se contó con la presencia de Carme Chacón y del propio César Antonio Molina. Ya entonces se anunciaba que el objetivo del Circe sería «convertirse en un referente nacional e internacional en el análisis y la divulgación del patrimonio y la cultura europea», explicaba el escritor coruñés, que anunciaba que el proyecto estaría en marcha antes de que finalizase la legislatura de Zapatero.

Sin embargo, el que no acabó el mandato como ministro fue César Antonio Molina, que en abril del 2009 era sustituido en el cargo por la directora y guionista Ángeles González-Sinde. Este primer batacazo para el proyecto del Circe se vería seguido de una acumulación de atrancos en su puesta en marcha. De hecho, para la reforma del edificio se convocó un concurso de ideas, que se fue demorando en el tiempo, hasta que en abril del año pasado un grupo de arquitectos interesados en realizar la rehabilitación visitaban el Gobierno Civil para conocer la distribución del inmueble. En el último trimestre del año se reducían de 80 a 15 las propuestas que podrían optar a la transformación el edificio, y estaba previsto que el pasado mes de febrero un jurado de expertos eligiese a los finalistas.

Retrasos

Sin embargo, este paso todavía no se ha dado, y desde el Ministerio de Cultura llevan meses sin ofrecer información sobre el futuro de este proyecto. A todo ello se ha venido a sumar que ni el año pasado ni este el Gobierno central ha incluido en los Presupuestos Generales del Estado ni un solo euro para iniciar el despegue de este Centro Internacional de Recursos de las Culturas Europeas, que ha comenzado a convertirse en un proyecto maldito para la ciudad.