La Voz de Galicia

Una comunicación de otra época

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Paula M. Gestoso Pontevedra / La voz

Los radioaficionados, necesarios todavía para que países que han sufrido una catástrofe se comuniquen con el exterior, también operan en la ciudad

30 Jul 2012. Actualizado a las 07:00 h.

Aquilino Acebedo y José Martinez comparten un hobbie que parece provenir de una era lejana al siglo XXI. Son radioaficionados. Un pasatiempo que les lleva a comunicarse a través de las ondas en una sociedad que ve en el correo electrónico y en los mensajes de texto un pan de cada día que incluso empieza ya a estar revenido, y para la cual acercarcarse a las transmisiones de radio es, casi, algo de otro mundo.

Comenzaron en los años 80, cuando los móviles e Internet eran cosa del futuro. Comunicarse sin cables era su misión, las ansias por encontrar a alguien al otro lado de la banda, su mayor arma. Chinos, suecos, estadounidenses, o incluso murcianos. Las diferentes procedencias y nacionalidades nunca fueron un problema a la hora de establecer contacto. Mediante indicativos -un conjunto de letras y números que se le asigna a cada miembro- comenzaron a compartir información alrededor de una nueva pasión.

Todos coinciden en sus inicios. «Fuimos una generación a la que le surgieron nuevas inquietudes técnicas y empezamos a crear nuestros propios equipos para que, aquellos que lo necesitasen, pudiesen comunicarse con un sueco, por ejemplo, y la compañía telefónica no nos cobrase una gran cantidad de dinero por esta conexión», comenta Acebedo, el cual creó su primera radio con once años y hoy en día todavía se dedica al mundo de las telecomunicaciones, «una pasión y manera de ver las cosas que nos hacía sentirnos como se sienten los más jóvenes con las redes sociales en la actualidad», añade.

La era digital

«Ahora, con Internet, los radioaficionados han perdido su esencia», destaca José Martínez. Y es que el mundo 3.0 y la interactividad constante a la que están acostumbrados los nuevos usuarios de las tecnologías han hecho que muchos de los amantes de la comunicación radiofónica se hayan convertido al formato informático, dejando atrás sus equipos para cambiar el micrófono por el teclado y el ratón.

Pero esta no es una afición en la que renovarse sea la solución. Los radioaficionados siguen siendo útiles y, esta vez, de una manera humanitaria al colaborar con diferentes organizaciones que buscan instaurar la normalidad internacionalen los países que han sufrido desastres naturales.

«Cuando el huracán Mitch arrasó Honduras en el año 1998, la Federación Internacional de la Cruz Roja, nos llamó a los radioaficionados para colaborar, y también con el terremoto de Chile de 2010. Necesitaban a gente que fuese capaz de mantener la comunicación con el resto de países, ya que en situaciones como estas lo primero que se viene abajo son las antenas de telefonía», cuenta Acebedo, quien ha colaborado en más de una veintena de países en labores de rescate al establecer comunicación «de una manera tan simple como es con una antena y una batería de un coche, sin necesidad de tendido eléctrico», explica Martínez.

Colaboración a través de las ondas


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