La Voz de Galicia

Tráfico señalizará los nuevos rádares que instalará en Lugo

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Eliminó dos controles en A Mariña y otros dos en el sur y prepara más

28 Mar 2013. Actualizado a las 07:00 h.

La Dirección General de Tráfico (DGT) sigue diseñando el Plan de Movilidad de radares de Galicia y afirma que «aún está pendiente de ejecución», por lo que aún están en fase de estudio la «relación de los puntos exactos de ubicación de los nuevos radares y cuándo entrarán en funcionamiento». Desde el organismo estatal apuntan que «sí que es posible garantizar que los radares afectarán a diversas vías de la provincia, entre las que se encuentran la A-8 y la N-VI».

Precisamente, la pasada semana comenzaba la instalación de un nuevo radar en la N-VI a su paso por el municipio de Lugo, en concreto entre el cruce de As Saamasas y el alto de Garabolos, en el kilómetro 503. La DGT afirma que los nuevos radares, como el de Lugo municipio, «se encontrarán debidamente señalizados».

En el diseño del citado mapa de radares de la provincia, la DGT eliminó en los últimos meses cuatro puntos fijos, dos en el sur y otros dos en A Mariña. En el pasado enero retiró los radares de la N-120 en Pantón y en la N-540 en Taboada. En ambos casos, el número de infracciones registradas en los últimos tres años habían bajado del 60%. Más recientemente, la DGT también ha eliminado los dos radares fijos de la costa, en concreto el de la N-642, entre Barreiros y San Cibrao, a la altura de Figueirido (Cervo); y el de la LU-862, en la autonómica entre San Cibrao y O Vicedo, en el Alto do Cruceiro (Xove). En ambos casos, los aparatos recibieron actos vandálicos que los llegaron a inutilizar.

A pesar de la eliminación este año de cuatro radares fijos, la DGT no tiene intención de reducir el número de puntos de control de velocidad existentes en las carreteras de la provincia de Lugo, así que además de los dos previstos en la A-8 y el de la N-VI en Lugo, es más que probable que se instalen más aparatos en las vías lucenses.

La DGT afirma que los argumentos que se usan para la eliminación o la puesta en marcha de los radares se basan en la velocidad media de circulación y en una reducción o aumento de la accidentalidad.


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