Tino Fernández Pico: «En mi empresa está prohibida la palabra crisis»
Firmas

05 May 2013. Actualizado a las 06:00 h.
Es normal. Casi todo el mundo le llama Tino, pero se siente encantado con su nombre. «Soy hijo de Constantino y padre de Constantino. Me gusta», comenta Constantino (Tino) Fernández Pico, presidente y consejero delegado de Altia, la empresa de ingeniería informática que fundó hace 19 años y que en este 2013 facturará en torno a los 40 millones de euros. Da empleo a más de 700 personas,. «Me daba más vértigo cuando éramos 15. Si te vas a caer da lo mismo hacerlo de 3.000 que de 30.000 metros», apunta sonriente. «Generamos empleo de calidad porque los salarios de nuestros empleados son más altos que la media del sector», asegura. Nos vemos en el Soho de Matogrande. Pide una caña. «Me gusta comer y beber. Soy adicto al marisco. Todos los días quedo con algún cliente, pero intento cenar siempre en casa. Soy de calle, de estar cerca de la gente», destaca este coruñés de la plaza de España que va camino de los 47 años. Tiene cuatro hijos, dos parejas de mellizos que estudian en los Maristas, como hizo él. Los mayores se acercan a los 15 y los pequeños a los 13. Durante la hora de charla las palabras hijos y proyectos fueron las más pronunciadas por Tino.
Maltrecha rodilla
Hay que dar gracias a la canasta que contemos ahora con un empresario pujante. «Quería ser militar, pero una avería importante en la rodilla por jugar al baloncesto me lo impidió y estudié Económicas. Al principio no sentía ningún interés especial por la tecnología hasta que entré a trabajar en Andersen Consulting», recuerda. Ahora, su único deporte se limita a largos paseos con su perrita, pero es un apasionado del Deportivo, «casi enfermo», y del deporte base en general y le encanta llevar a sus hijos a los partidos los fines de semana. Dice que es ambicioso en lo profesional, pero no en lo personal. «Vivo en la misma casa que antes de casarme y mi coche (un Volvo grande para que quepa toda la familia) tiene 7 años y 350.000 kilómetros. No necesito nada más. Para mi estilo de vida tengo de sobra. Mi vida es el trabajo, full life, y el resto del tiempo lo dedico a la familia, a navegar en verano en mi barco por aguas de Baiona... Hacían falta días más largos», reflexiona.
Las nuevas tecnologías
Cada poco tiempo el móvil emite un sonido indicando que tiene un mensaje nuevo, pero no le presta mucha atención. «No me siento un loco de las tecnologías. Cuando tengo una comida lo guardo en el bolsillo. Cuando voy a comer con los niños les digo que no jueguen con las maquinitas porque si salimos por ahí es para relacionarnos, sino nos quedamos en casa», comenta. Relata con simpatía que es un producto de la música porque su padre, pianista y acordeonista, fue fundador de Los Key. «Yo no heredé el talento pero mis hijos sí. Me dan envidia», comenta Tino, que es gerente de la UTE que se encarga de desarrollar el proyecto Smart City. Dice que es «muy serio currando, muy de equipos», y le dice a sus empleados que «hay que venir llorados de casa». «No quiero que se intoxiquen. La palabra crisis está prohibida en mi empresa», sentencia mientras apura la caña. Es normal.
«Soy ambicioso en lo profesional, no en lo personal»