La Voz de Galicia

Carrère rompe la postura y nos pone a leer cabeza abajo

Fugas

ana abelenda

El maestro del yo nos invita a un tipo singular de «Yoga»

28 May 2021. Actualizado a las 05:00 h.

Ni risueño ni sutil, lejos de la esponjosidad de la melancolía, es el Yoga atado a la cruda realidad (exterior e interior) que da a leer Emmanuel Carrère en su último artefacto literario. Antes de la sesión, en esta joya del maestro del yo nos recibe una señal a modo de advertencia, cita del evangelio apócrifo de Tomás: «Cuando saquéis lo que hay dentro de vosotros, eso que tenéis os salvará». Puede ser.

 

En ciertos momentos de esta lectura todo es túnel, precipicio horizontalmente sostenido. Atravesarlo tiene poco de excitante, tiene un sabor de dolor inaugural, antiguo. Al final, sí, luz, agua dulce, la cálida isla de un amor.

Los atentados de Charlie Hebdo, el drama de los refugiados vivido en singular, en una pequeña experiencia en la isla griega de Leros, una ruptura de pareja, el conflicto entre apego y desapego y el tsunami del trastorno bipolar con sus «perros negros» se dejan ver de cerca, por dentro, sin filtros, en este Vipassana literario con un complejo sistema nervioso que solo puede hacer un periodista. Aquí algo tira de nosotros hacia adelante y a la vez atrás, arriba y abajo, hacia afuera y adentro de nosotros mismos. «¡Adelanta tus pies hacia atrás!», nos ordena como haciendo una broma muy en serio el autor de El adversario.

Carrère rompe las posturas con una sensibilidad deliciosa, que no esconde instintos y necesidades básicas, rezuma un humor colgado de la realidad de los hechos, pasa del ego de los géneros y del cálculo suicida del algoritmo para sumirnos en heridas abiertas (desastres naturales, el terrorismo yihadista, la crisis de los refugiados) y en la viscosidad de la vida. Imposible no quedar suspendido, cabeza abajo, en este Yoga, aunque pique el escepticismo y tengamos la sensación de no saber dónde estamos, si hay o no un sentido, que genera tan bien Carrère. El presente es radical en Yoga, donde un polvo inesperado es la forma de alcanzar el nirvana. Podemos tocar todas las partes del cuerpo de la ficción, hasta las intangibles, en este diario bastardo.

Buscarán en Google a Martha Argerich interpretando la Polonesa heroica de Chopin. Esas manos son también las de Carrère.

 

 


Comentar