Xoel López: «Si supiera lo que iba a venir, no hubiera elegido el nombre de Deluxe»
Fugas
Trece años después de finiquitar la aventura de la que salió el celebérrimo «Que no», el coruñés viajará en el tiempo para reunir a su formación más emblemática en el PortAmérica
24 Sep 2021. Actualizado a las 10:50 h.
El próximo viernes hay una cita con la historia de la música gallega en el festival PortAmérica. Después de apartar el proyecto en el 2008 para emprender una carrera a su nombre, Xoel López ha dicho que sí a un anhelo colectivos de muchísimos fans. Canciones como Que no, Bienvenido al final, Amor valiente y Reconstrucción volverán a sonar con los mismos músicos que las tocaban en la última etapa del proyecto. Al día siguiente actuará con su propuesta actual mostrando las dos caras de la moneda. «Es muy bonito que así sea. Yo lo veo como un pack», reflexiona Xoel, que estos días ha sido un espectador de las emociones ajenas. «Vemos muchas ganas. Es algo con lo que mucha gente no contaba y otros lo deseaban -indica-. Hay gente que conoció a Deluxe tarde y quiere verlo por primera vez. Hay quien quiere recordar aquello. He visto de todo. Desde nostalgia a sorpresa y ganas de descubrir lo que fue. Hay mucha emoción».
-El fin de semana pasado estuve en el FIV de Vilalba explicándole a gente más joven qué era Deluxe y contextualizando. ¿Qué le parece?
-Ocurre mucho eso. Mi carrera siempre fue compleja y con muchas ramas para la síntesis que a veces pide la gente, especialmente fácil de entender. Por eso siempre pensé hacer una recopilación de cancionero, más allá de los diferentes proyectos que he tenido.
-Ahora recupera un proyecto del que, curiosamente, nunca le llegó a gustar su nombre.
-No, no me gusta especialmente. Cuando cambié a Xoel López me lo quité como algo que me pesaba. Al empezar con aquello tenía la sensación de que no había manera de salir adelante. No pensé que fuera un nombre que tuviera que llevar en la mochila ocho o nueve años. Si supiera lo que iba a venir después no hubiera elegido el nombre de Deluxe, lo hubiera pensando un poco mejor [risas]. Entonces no tenía la presión de generar una expectativa. Era todo libertad con cero pretensiones profesionales. Y puede que ese fluir, ese dejarme llevar y hacer cosas, fue lo que enganchó y funcionó, por lo que sea. Llegó mucho más lejos de todo lo que había hecho antes y fue muy sorpresivo. El nombre venía de una de las protagonistas de Las vírgenes suicidas, que se llamaba Lux. Y eso derivó en Deluxe. No sé decir por qué. No quería poner Xoel López. Deluxe era un proyecto en solitario y me lo tomaba como una cosa paralela a mi grupo. En principio yo no iba a dejar la Elephant Band, eso no estaba en mis planes. Xoel López sonaba a cantautor y podía despistar de lo que era el proyecto realmente, una cosa más británica y electrónica.
-Aquel era el momento en el que empezaban los solistas «indie». ¿Era extraño para el público?
-Sí. Recuerdo que entonces fue cuando Nacho Vegas sacó su disco y Cooper el suyo. Era el inicio de los artistas en solitario de la música independiente. Hasta ese momento no había tantos solitas. La gente lo veía como algo raro, como algo del mainstream. Recuerdo que me lo decían cuando empezó. En mi caso tenía que ver mucho con la tecnología musical. Yo estaba fuera y mi banda en A Coruña. Así empecé a hacer música yo solo.
-No iba a pasar nada con Deluxe, pero lo petó a nivel independiente. ¿Qué ocurrió?
-Creo que tuvo mucho que ver Jose María Rey en el programa El Boulevard de Radio 3. Recuerdo escuchar cómo lo presentaba. A mí me subía la adrenalina y me embargaba la emoción. «¡Buff, a ver si es que va a ir la cosa!», pensaba. Yo soñaba con dedicarme a la música años, que había empezado muy joven. De repente, con 22, viendo que se abría una puerta, me emocionaba. De hecho, de esa sensación sale la canción de Que no.
-¿Ese «oír en la radio mi voz» de la letra viene de ahí?
-Es literal. Yo hablaba de la posibilidad de vivir de eso mientras sonaba en Radio 3. Yo soy así desde niño. Pensaba que tenía que ser, que tenía que poder dedicarme a lo que me apasionaba. No quería dedicarme a otra cosa.
-La euforia no se limitaba a Radio 3. En La Voz, incluso antes de publicar «Not What You Had Thought» (2001), se le deba tratamiento excepcional. Lo comparaban con artistas mayúsculos como Paul Weller, The Smiths o Beck.
-Esa euforia me la contagiaron. En una provincia era muy complicado triunfar con algo así. Lo veían incluso en mi casa. Me decían que tuviera cuidado, que podía ser cosa de un día. Siempre con miedo, con un pie dentro y fuera. Pero me agarré a esa fuerza que me llegaba.
-¿Con Deluxe llegó la segunda generación del «indie» español?
-Bueno, yo vengo de Sex Museum, Los Planetas y Los Enemigos. Fueron mis referentes a nivel gremio. Estaban en festivales y salas. Todas las generaciones estamos interconectadas. No podría pasar una cosa sin la otra. Ellos abrieron las puertas y crearon el circuito de salas. Tú llegabas con un camino construido.
-Pero Deluxe podía llegar a un público no especializado. ¿No cree que era algo más abierto, con ganas de gustar?
-Yo empecé lo mod, que era «para fuera». Ese rollo de mirarse a los pies no era lo mío. Lo más parecido que yo escuchaba era La Velvet. Lo hablaba incluso con J de Los Planetas. Le decía que yo era de la escuela de Otis Redding, no de las referencias que él manejaba.
-Había otra actitud. Hacía versiones de temas muy obvios como «Imitation of Life», de REM, o «There's a Light That Never Goes Out», de The Smiths, algo impensable en el «indie» de los noventa.
-Sí, no cogía la cara b [risas]. Pero, la verdad, yo ya había pasado por el underground y, además, entonces pinchaba. Quería que fuera atractivo eso que nos gustaba a los melómanos. También creo que había una distorsión de lo que era la música independiente en España. The Smiths eran superpopulares en Inglaterra y aquí se veía como una cosa rara.
-¿Fue un punto de inflexión triunfar en el FIB del 2002?
-Absolutamente. Yo venía de hacer conciertos en el Purple Weekend y, de pronto, verme en un festival de pop con mayúsculas era tremendo. Lo mod era más indie que el indie, muy minoritario. A mí aquello me pareció impresionante.
-Esos primeros años fueron un in crescendo constante. ¿Cómo lo recuerda?
-El punto de inflexión fue el segundo disco [If Things Were To Go Wrong, 2003] y, en concreto, el single Que no. Fue la canción que abrió la brecha. Era un tema que escuchaba todo el mundo. No funcionó por radiofórmula, fue por sí solo. No sé por qué, pero llegó. Supongo que salió en el momento oportuno. Hay que tener en cuenta que Los Planetas o Los Enemigos estaban en sellos potentes. Yo estaba con un sello que estaba empezando. Fue algo bastante inusual.
-En «Los jóvenes mueren antes de tiempo» (2005) algunos fans vieron una traición, al considerarlo su entrada en el «mainstream». ¿Están en lo cierto?
-Yo no lo veo en esos términos, pero parte del público lo pensó así. Estaba en continua evolución. Nunca dije que no al cambio que sentía. Cuando empecé con Deluxe se quejaban los de Elephant Band. Pero con la Elephant Band ya se habían quejaron los de Los Covers. Hay un sector del público que quiere que no cambies. Y eso es antiartístico y quita la libertad. Yo luchaba precisamente contra eso. Aparte, es mi primer disco en castellano pero es mucho menos comercial que su predecesor. Es un álbum oscuro, tocando de modo homogéneo, sin variedad de producción e instrumentación. Yo creo que en ese momento quise bajar. Tenía una especie de presión y yo puse un poco de tierra de por medio.
-No cuajó y con él llegó una crisis. ¿Pensó en dejarlo?
-Hubo problemas, incluso con el sello, pero nunca tuve dudas de seguir. Sí que me planteé cómo llevar la carrera. Estábamos cuatro y en los bolos no nos pagaban tanto. Hacíamos una cosa más powerpopera o nuevaolera. E íbamos a todas partes. Yo siempre pensé que, si tocábamos, nos mantendríamos.
-Lo lograron, porque luego llegó el Deluxe que va a resucitar: el de «Fin de un viaje infinito» (2007) y «Reconstrucción» (2008).
-Para mantenerse hay que hacer como varias veces el proyecto Yo tengo la sensación de haber tenido varios grupos y ese es mi Deluxe favorito. Lo que más se parece a lo que hago ahora. Coincide que es el que más gustó y el que más público tuvo. Tiro más por ahí.
-La gente se ha emocionado. Dudo que le sirva un único concierto.
-Tampoco llegarían tres. Protestarían los de Murcia o Valencia. Luego, Latinoamérica. Eso sería infinito. Ahora mismo no veo viable hacer más conciertos como Deluxe. Mi carrera ocupa todo el espacio y no tengo sitio para eso.
-¿Podría haberlos en el futuro?
-Podría pasar. No me lo planteo ahora, pero si surge algo, aparece una fecha especial, tiene sentido y lo siento, adelante. El lunes empezamos los ensayos. Aún no sé lo qué es volver ahí y cómo respirarán esas canciones. Pero Deluxe siempre será un proyecto del pasado al que puedo volver, pero no quedarme. La vida sigue y hay que evolucionar.