Sol Salama, la editora de la que todo el mundo está hablando
Fugas

«Ya no des más vueltas, es editora lo que quieres ser», se dijo esta mujer vehemente, soñadora e inquieta que se lanzó a crear un sello independiente y feminista. «Me dijeron que iba a ser un suicidio», confiesa. Pero Tránsito está muy viva...
04 Mar 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Cuando lea el titular no va a estar de acuerdo. Las personas como Sol Salama (Madrid, 1986) no se dan cuenta de su éxito porque están ocupadas trabajando. Lo notan cuando los demás ya tenemos rato aplaudiendo. Eso sí: reconoce tres rasgos de su carácter que la han traído hasta aquí: «Vehemente, soñadora y muy inquieta».
Y la verdad es que lo de ser soñadora le vino bien. De lo contrario, seguro que no se atrevía a crear Tránsito: una editorial independiente que apuesta por autoras, por literatura feminista, por voces jóvenes de dentro y fuera de Europa, con mucha presencia latinoamericana. «Me dijeron que iba a ser un suicidio», confiesa. Pero ella lo tenía claro: «En una sociedad dominada por el canon masculino y la mirada patriarcal, en la que las mujeres, nuestras voces, han estado históricamente devaluadas o en los márgenes, ¿cómo no, siendo una mujer comprometida y sensible, darle prioridad a ellas, poner el foco allí donde nunca ha estado?». Con esa convicción se plantó en mitad de una industria feroz. En septiembre cumplirá cuatro años desde que se decidió: «Ya no des más vueltas, es editora lo que quieres ser».
Atravesar el duelo
Cuando Sol corrige los manuscritos de Tránsito, recuerda cuánto disfrutaba en el instituto con la lengua y la sintaxis. También que, cuando veía una película en la que aparecía un editor —«siempre era hombre»—, sentía que quería ser él. Fue redactora en agencias de comunicación, periodista cultural en algunas revistas «que ya no existen» y se dedicó a la fotografía durante dos años. Entonces, murió su padre. «Creé Tránsito porque no podía hacer otra cosa. O me entregaba a algo que me moviese de verdad o no hacía nada», dice. Porque la única forma de sobreponerse al duelo es transformándolo. Por eso, cuando le pregunto cuánto de esto tiene que ver con su padre, responde que ha influido cada día. «Lo llevo dentro, en la mirada, y eso hace que Tránsito esté irremediablemente enlazado a él», asegura.
El camino que comenzó con La azotea, de Fernanda Trías, sigue llenándose de grandes historias como Esta herida llena de peces, de Lorena Salazar, o Entre los rotos, de Alaíde Ventura. A Sol y a su editorial la recomiendan desde la revista Vogue hasta la Forbes. Pero lo más importante es que siempre hay un Tránsito en el escaparate y en la lengua de libreros y lectores. De momento, ella no se da cuenta. Está ocupada trabajando, o rajando de la vida con su mejor amiga en algún bar. Ya habrá tiempo para escuchar los aplausos.