Manuel Vilas, premio Nadal: «Sin placer, el amor de pareja cojea»
Fugas
«A los 42 o 43 años hay cosas que aún no sabes, por eso elegí como protagonista a una mujer de 50», dice el autor de «Ordesa». «Nosotros» es un bolero del frenesí en la madurez, que dejó un eco en Galicia con aires de shakirazo
26 May 2023. Actualizado a las 12:41 h.
Lleva puesto un Longines que le regaló su exmujer, es puntual con las palabras, y un obsesionado del tiempo. En su última visita a A Coruña, para presentar su novela Nosotros, premio Nadal 2023, lanzó una pregunta al aire, y su inmediata respuesta: «¿Se puede ser gallego sin vivir ni haber nacido en Galicia? Sí se puede». El amor á terriña le viene a Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 19 de julio de 1962) de padre. El autor de Ordesa cuenta perdiendo la cuenta. Cuenta, por ejemplo, que en casa eran cinco («mi padre, mi madre, mi hermano, el coche y yo») y aquel viaje de vuelta de Galicia a Aragón que dos centollos acabaron, los pobres, muertos.
El feminismo era un leve sonido de fondo cuando él escribió ese poema, Mujeres («No las ves que están agotadas, que no se tienen en pie, que son ellas las que sostienen cualquier ciudad, todas las ciudades...». «Cuando escribí ese poema, mucha gente se rasgó las vestiduras», dice en el encuentro previo a la presentación que hizo en A Coruña de Nosotros. Esta novela es una road movie costera, un bolero con aires de shakirazo. Al volante, una mujer madura, viuda, que mira adelante. Irene, la protagonista de Nosotros, midió a sus amantes por el reloj que llevan antes de que sonasen el Rolex y el Casio de Shakira. Irene es un tipo de mujer, alguien que cree haber vivido el matrimonio más perfecto del mundo. Años de absoluta entrega y pasión entre dos seres humanos, así evoca ella su amor con Marcelo, su difunto marido. Vivían el uno para el otro, todos los días como el primero. ¿Real?
Algo esconde ella, que vamos descubriendo en Nosotros. Los personajes de Vilas empoderan más que la realidad. «La incultura doméstica de los hombres es brutal», afirma Vilas, que admite que cuando se divorció «no sabía poner la lavadora». Lo cuenta en la gran Ordesa, que te hace entrar en la cocina de la memoria a punto de cruz de una generación. De esa a la que regalaban un reloj por la Primera Comunión.
¿Hace buena literatura la felicidad? Le hablo de Chirbes. «Yo admiro la verdad literaria de Chirbes, que se ve en sus Diarios, pero no me cambiaría por él. Yo soy whitmaniano. Mi vida tiene que ser fulminante; libertad, alegría, celebración», manifiesta. Una suerte esta mirada. «Hay una cosa que nos salva: el humor. El humor salva vidas. El humor me ha salvado de muchas cosas en la vida, siempre ha aparecido por alguna grieta y le ha quitado fuerza a la desdicha», cuenta.
Nosotros tiene peta-zetas de humor, hace cosquillas como la voz grave de Vilas cuando se rompe en granizado de risas. «Las vidas de los demás me interesan. El latido de la vida es maravilloso, el oírlo en otra persona», dice tras darle la vuelta a la entrevista. Manuel Vilas tiene esa habilidad: hacer que te cuentes tú tras una o dos preguntas.
Sharon Stone y Vargas Llosa
Nosotros es la historia de una mujer que se inventa «una fantasía terrible». Hay un giro inesperado en la odisea de esa viuda en llamas que se embarca, en coche, en la búsqueda del placer y la libertad.
La tercera persona del narrador está de su parte. «Ella quiere la plenitud, la necesita. Eso es terrible, esa sed de que haya siempre belleza, intensidad, fuerza, pasión», opina su autor. Esta mujer convierte el duelo en erotismo. «Sí. Ella se da cuenta de que tiene un poder y lo ejerce. Es una mujer seductora». Y madura... «La edad la pensé mucho, tenía que ser 50 años; debía ser un momento en el que hubiera seducción física y experiencia de la vida. Pensé en hacerla de 42 o 43, pero a esa edad las mujeres, y los hombres, hay cosas que todavía no saben. «Tarde se aprende lo sencillo...». ¿Cuándo se empieza a saber de la vida? «A los 50», asevera. «Ahí empiezas a ver que el camino vivido es más largo que el que queda. La edad tiene una aritmética misteriosa. Elegí a una mujer de 50 porque conozco mujeres de 50 fascinantes y bellísimas. Y hay una losa social en el envejecimiento de la mujer, mucho mayor que en el hombre». El hombre cotiza al alza. «Ahí tienes a Vargas Llosa —apunta— por poner un varón ilustre... El octogenario varón tiene un apoyo erótico».
Sharon Stone podría protagonizar esta novela, dice. Él le pone esa cara a su protagonista. Yo le pongo más la de Gioconda Belli. «Sí, es una Gioconda Belli. El suyo es un rostro desafiante al tiempo», encaja el poeta que hace novelas.
El germen de su Nosotros es la ambición de «construir una historia de amor perfecto». ¿Pero eso no existe, no? «Ellos dos, Irene y Marcelo, están todo el tiempo en la novela diciendo que eso no existe, salvo en ellos», advierte. El suyo es un idilio de 20 años, en los que hacen el amor todos los días, todos los días tienen conversación, y se sienten felices todos los días. «La novela a mí me ha servido para conocer una cosa», desliza. ¿Qué cosa? «La conclusión a la que he llegado al escribirla es que, si en el amor no hay placer, por muchas otras cosas que haya, el amor cojea». Un misterio el amor de pareja. ¿Pero no está sobrevalorado el placer? ¿No es el amor en la madurez un sentimiento sereno? «Ya, yo también lo pensaba... Pero no. Tengo 60 años y creo que ver el amor de pareja como serenidad es una renuncia».
Así lo siente la protagonista de Nosotros, matiza Vilas, esa mujer «buscadora de algo que quizá no existe, pero muy empoderada, tanto que ni sabe que lo está, que ejerce su placer sin importarle lo demás».
El tiempo pasa, el amor cambia. El reloj y el libro quedan.