La Voz de Galicia

Sebastián Yatra: «Uno puede sentir mucho con un perreo»

Fugas

CARLOS CRESPO
El cantante colombiano Sebastián Yatra.

El músico colombiano, uno de los cabezas de cartel del festival PortAmérica, reflexiona en torno al éxito, las cosas a las que más valor da en la vida y la necesidad de aprender a no hacer nada

30 Jun 2023. Actualizado a las 10:06 h.

En esto de las maniobras de la mercadotecnia musical resulta siempre difícil —y ahora quizá más que nunca— discernir lo que forma parte de la estrategia del negocio y lo que corresponde en virtud estricta a la faceta artística. El caso de Sebastián Yatra (Medellín, Colombia, 1994) es paradigmático. Sus credenciales como cantante y compositor son abrumadoras, y en torno a ellas nos centramos en esta entrevista. Pero si prueban a buscar su nombre en Google, las 50 primeras entradas hacen referencia a cuestiones relacionadas con su vida privada y a sus devaneos con una afamada cantante española que no hace mucho visitó el monte do Gozo.

 

La cuestión es hasta qué punto esa «perversión» informativa es consentida y rentabilizada por el artista o sus representantes. O hasta qué punto es ajena a ellos y es entendida como un daño colateral. Lo cierto es que en esta entrevista no hubo oportunidad para que contestase preguntas tan poco comprometidas como algunas relacionadas con la infancia del artista, con la imposición en la sociedad y en las artes de determinados estándares estéticos o con su fe católica, de la que frecuentemente hace público proselitismo. ¿Absurda precaución? ¿Innecesaria sobreprotección? Solo quienes guían los senderos por los que orbitan las estrellas lo saben.

El caso, y esto es lo que nos importa, es que Sebastián Yatra arribará a Galicia el viernes 14 de julio, para actuar en el PortAmérica. Un festival cuyo cartel acoge además durante tres jornadas a otros nombres relevantes de las escenas musicales de las dos orillas del Atlántico, como Bad Gyal, Jorge Drexler, Deluxe, Nicki Nicole, Loquillo o Guitarricadelafuente, entre muchos otros.

La presencia del músico colombiano se ha revelado como una de las grandes bazas y de los grandes atractivos del festival de Portas. Y es que, aunque su colosal irrupción en las listas de éxitos españolas se remonta de unos pocos años a esta parte, Sebastián Yatra atesora previamente una productiva y nada excéntrica trayectoria en Latinoamérica y Estados Unidos. Una trayectoria que arrancó en el 2013, que recibió su primer impulso en el 2015 tras una colaboración con Juan Magán y Cali & El Dandee, que se consolidó en el 2018 coincidiendo con su primera aparición como jurado en La Voz Kids y que estalló en el 2021, cuando su Tacones rojos se convirtió en número uno en todas las listas latinas. A partir de ahí, colaboraciones con los más grandes y una gira mundial que culminó en el 2022, el año de su consagración. Un año en el que Sebastián Yatra fue nominado a 13 Grammys Latinos (de los que obtuvo dos: mejor álbum de pop por Dharma y mejor canción pop por Tacones rojos), obtuvo un American Music Award y estuvo nominado al Oscar a la mejor canción original por Dos oruguitas.

El resto ya es presente. Y el presente no puede ser más fructífero, con el colombiano convertido en objeto de deseo de la industria y de una infinita legión de fans que lo han aupado a la condición de ídolo pop a la vieja usanza, pero con el as en la manga de saberse conocedor de las artes de los tahúres de este tiempo.

 

—En las últimas décadas del siglo XX, España e incluso Europa dieron injustamente la espalda al pop latino. La atención llegó precisamente en este siglo, cuando ese pop nos ha llegado impregnado de las músicas de raíz de Latinoamérica. ¿Qué importancia han tenido —y actualmente tienen— en ti las músicas tradicionales de tu país y del resto del continente?

—No creo para nada que haya sido una injusticia que durante un determinado tiempo el pop latino no triunfara en Europa. Simplemente siento que hay modas, que estas van cambiando y que cada país va teniendo sus momentos fuertes en la música. México, por ejemplo, tuvo una etapa muy fuerte hace años. Toda su música estaba superinternacionalizada y sus artistas tenían grandes éxitos en todo el mundo. Después, como que casi desaparecieron, se escuchaban poco y ahora, de nuevo, han vuelto a resurgir. Argentina también está teniendo ahora mismo un momento increíble. No lo había vuelto a tener desde los tiempos de los grandes grupos de rock argentinos y ahorita ha vuelto a resurgir con una nueva ola de artistas jóvenes Y eso mismo está pasando con diferentes países. Mi país, Colombia, está viviendo un gran momento últimamente, pero también ha tenido etapas donde su música no se internacionalizaba tanto. Yo simplemente le doy gracias a Dios por el hecho de que mis canciones están funcionando como lo están haciendo y porque a lo largo de estos casi diez años de carrera haya podido tener canciones que me mantienen vigente. Pero, cuidado, eso no es algo que a lo que uno se debe acostumbrar o dar por hecho. Lo que hay que hacer es, simplemente, agradecerlo.

—Hoy eres un artista de referencia a nivel mundial. ¿Cuál es tu actitud a la hora de enfrentarte al éxito? ¿Qué te quita y qué te da?

—Creo que gestionar el éxito depende de tu actitud. Cualquier cosa se puede convertir en un arma de doble filo. Depende de cada uno escoger qué filo agarras. Al final, va a ser tu actitud ante las cosas lo que te lleve a poder tener algo a largo plazo o a que se quede en un plazo muy corto. Si el éxito saca de ti tu ego, tus miedos y tus cualidades malas, no te va a durar mucho. Si gracias al éxito mejoras como ser humano, te vuelves más disciplinado y tratas cada vez de hacer mejor las cosas, seguramente se convierta en algo que te reporte beneficios a largo plazo.

—¿Qué te gusta hacer cuando no tienes nada que hacer, cuando nadie te ve?

—Cuando nadie me ve, disfruto de la lectura. También me gusta el yoga y la meditación. Y es buenísimo, simplemente, aprender a no hacer nada. Era algo que no lo sabía antes y que no era capaz de hacer. Ahora estoy aprendiendo a descansar, a frenar un poco y a no tener la sensación de que para sentirme vivo tengo que estar en un escenario o haciendo cosas que uno puede catalogar como triunfos o pasos adelante en tu carrera o en lo personal. A veces no hacer nada sirve realmente para recargar las baterías.

—¿A día de hoy, a qué le das más valor en la vida?

—A mi familia y a las personas que quiero. Le doy mucho valor a las personas que tratan a los demás con respeto. Y también se lo doy, cada vez más, a las cosas espontáneas, a lo natural.

—En algunos artículos te definen como un cantante de «reguetón romántico». ¿El perreo puede ser sensible?

—Por supuesto que sí. Uno puede sentir mucho con un perreo.

—Vienes a actuar al PortAmérica, un festival que, como su propio nombre indica, tiende puentes entre la música de los dos continentes. Ahora que tienes referencias de los dos lados del Atlántico, ¿qué conexiones musicales adviertes entre España y Latinoamérica? ¿Qué nos une y qué nos diferencia?

—Creo que son muchas más las cosas que nos unen que las que nos diferencian. Nos diferencia un poquito el vocabulario, las palabras que usamos, el acento y ciertas vivencias o referencias culturales. Pero al final todos somos seres humanos. Tanto en Latinoamérica como en Brasil, Portugal o España somos sensibles, pasionales y nuestros idiomas vienen del romanticismo, lo cual termina teniendo una influencia muy grande sobre la personalidad de la gente y su forma de actuar. Creo que todos nosotros estamos conectados por eso.

—PortAmérica es un festival ecléctico, en el que vas a compartir escenario con artistas de muy distintos géneros y te vas a enfrentar a públicos de muy diferentes gustos. ¿Cómo te sientes en ese formato?

—A mí los festivales me gustan porque me dan como una adrenalina extra. Estás saliendo frente a un público que no sabe si le vas a gustar o no. Y, a su vez, tú tampoco sabes si están ahí esperando para verte a ti o a cualquiera de los otros artistas. Para mí es como ese reto de que aunque no te conozcan, o te conocen pero no son fans de tu música, van ahí a conectar contigo como persona, como ser humano. Y eso es muy bonito. Los festivales consiguen que sientan algo en común personas que vienen de muchos rincones diferentes, no solo geográficos, sino de puntos de vista, de formas de pensar... Y todos se encuentran en algo, que es la música y el respeto mutuo. Además, personalmente, también me encanta ir a festivales para descubrir otros artistas. Me gusta ir temprano y ver y escuchar a la gente que actúa antes que yo, y también me suelo quedar a ver a los grupos que cantan después.

—¿Cuál es tu conexión con Galicia? ¿Qué es lo que más te gusta de nuestra tierra?

—Pues, mira, de Galicia me encanta como habla la gente. El acento que tenéis me parece muy divertido. Y, lo más importante, los gallegos me parecen personas superauténticas.


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