La Voz de Galicia

El libro «prohibido» que solo consigues en el mercado negro

Fugas

Sara Cabrero

Estas mujeres firman «Un verano en el campamento», una historia de amor homosexual que las ha obligado a exiliarse

20 Sep 2024. Actualizado a las 10:41 h.

Leer la historia de amor que han escrito Katerina Silvanova y Elena Malisova es un acto revolucionario en Rusia. Peligroso. Que puede acabar llevando al inocente lector a tener problemas con un régimen que castiga por el simple hecho de leer. Un verano en el campamento se convirtió en un fenómeno con más de 500.000 copias vendidas en las ocho semanas que duró en las librerías. Hasta que las autoridades se cruzaron en su camino. Miembros del Parlamento ruso y varios activistas iniciaron una campaña para prohibir el libro argumentando que promovía «valores occidentales». ¿Qué tipo de valores son esos? Un verano en el campamento cuenta la historia de Yura y Volodia, un chico ucraniano y otro ruso que en el verano de 1986 se enamoran durante un campamento. Un relato que, a ojos de las autoridades del país que dirige Putin, contiene «propaganda LGTB» y «pervierte la idea de la URSS». 

Y con estas acusaciones, el libro comenzó a desaparecer de los circuitos tradicionales. «El Gobierno decidió que esta temática no puede ser tratada por la literatura en Rusia, porque somos un país de valores tradicionales, ajeno a la tolerancia y considera que las personas LGTB son unos monstruos», relata Katerina Silvanova. Pero eso no ha impedido que los lectores puedan acceder a él: «Se puede comprar en el mercado negro, en la dark web, igual que se compran las drogas. Hay vendedores secretos que primero verifican que no seas un agente del Gobierno y después te lo venden como si fuera algo malo», resume. Elena Malisova conoce varios casos de ciudadanos que se acercan hasta las librerías a preguntar por ese libro prohibido del que no se puede hablar: «Entonces, el librero te guiña un ojo y te lleva a una trastienda para poder comprarlo».

Pero las consecuencias de escribir esta historia han sido terribles para ellas. Elena Malisova, nacida en la todavía Unión Soviética de los años ochenta, y Katerina Silvanova, ucraniana que decidió mudarse a Rusia, se han visto obligadas a abandonar el país debido a las numerosas amenazas que han recibido. Ambas se conocieron a través de una plataforma online en la que ambas publicaban ficciones creadas por y para fans. Las dos formaban parte de un pequeño club de lectura y pronto se dieron cuenta de que Elena había leído los relatos de Katerina y viceversa sin conocer su autoría. La conexión fue inmediata y ambas se aventuraron a coescribir la historia de Yura y Volodia, dos jóvenes que a finales de los ochenta empiezan a sentir algo mucho más profundo que una simple amistad, una relación prohibida que deberán vivir a escondidas: «Es importante que la juventud lea sobre el amor. Los libros sobre relaciones LGTB son muy importantes, sobre todo en estados como Rusia que atacan a sus propios ciudadanos solo por leer estas historias. Y estos libros ayudan a la gente a entender que la orientación sexual se convierte en una fuente de sufrimiento para aquellas personas que viven en ciudades o países homófobos», reivindica Malisova.

Eso sí, ambas recuerdan que no se pueden extender las decisiones de los mandatarios a todo el conjunto de la sociedad: «Hay que dividir al Gobierno de los ciudadanos. Las acciones y decisiones del Gobierno se producen porque necesitan un enemigo común que sirva para canalizar toda la rabia de la población. La gente vive mal con todo el contexto de la guerra. Hay crimen, las ventas de antidepresivos han subido. Todos esos sentimientos negativos los están canalizando hacia sectores vulnerables como la comunidad LGTBI, migrantes, feministas… Pero también existe la sociedad civil, gente que está concienciada, y ellos no tienen la culpa de lo que hagan los gobernantes», concluye Malisova. 


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