Los altarcitos de las libreras
Fugas
11 Oct 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Las libreras acostumbramos a hacer altarcitos para nuestros títulos recomendados. Los vamos cambiando a medida que en nuestras lecturas encontramos algo que nos parece digno de ese espacio que lleva nuestro nombre. Nuestro nombre no significa gran cosa, pero a menudo es lo único que tenemos. El otro día coloqué allí la última novela de Anne Michaels, poeta canadiense que se prodiga muy poco. Hace muchos años leí Piezas en fuga, una novela de esas que jamás olvidas aunque la olvides. A veces con los libros pasa como con los ancianos que pierden la memoria. No recuerdan la historia, pero recuerdan la emoción y sonríen cuando se topan con unos ojos que amaron alguna vez. De aquel relato fractal y poético del holocausto apenas puedo decir nada, pero seguramente la metería entre los cien libros de mi vida. Menos me parecen pocos. Una es pródiga en ciertas cosas.
¿De qué va El abrazo?, me preguntó María, añadiendo que necesitaba saber algo más para decírselo a los lectores. Llamar clientes a los habituales de una librería es convertirlos en algo vulgar, que nunca son, aunque nosotras no estamos libres de las leyes del mercado. Esa alegría es patrimonio de los ricos. No supe qué contestarle. Es hermoso, dije, y eso debería bastar. Pasar sus páginas es como entrar en una grieta del lenguaje que solo le pertenece a ella. Las metáforas construyen un mundo más allá del mundo que cuenta y puedes quedarte en uno o en el otro. Además, es uno de esos libros que «parecen empezar de nuevo a la mitad, como pasa en todas las cosas que merecen la pena».
Mi compañera me miró con escepticismo, aunque ella, más que nadie, sabe de lo necesarias que son las rendijas de la realidad, esas donde crecen las emociones que solo uno mismo puede comprender. Quizás son esas las que pasan de una generación a otra de un modo mudo e invisible. La novela empieza en 1917 y acaba en el 2025, pero antes ha pasado por 1908 o 1984. Las sombras de la guerra son una niebla que lo cubre todo, del pasado al presente, y el amor es esa luminiscencia que se abre en la oscuridad que somos.
Me he puesto cursi y esa nunca es una buena estrategia de venta.