La Voz de Galicia

Álvaro Carreras: «Ganar 4-0 al Atlético es una locura, quién podía pensarlo en Champions»

Futbol gallego

Paulo Alonso
Álvaro Fernández Carreras, en una imagen de archivo con el Benfica

«Somos el Benfica, un histórico, y da miedo escuchar su historia. Nuestro reto es ganar todo lo que podamos, y luego ya se verá», explica el defensa ferrolano del colíder de la Champions

04 Oct 2024. Actualizado a las 05:00 h.

Álvaro Fernández Carreras (Ferrol, 2003) ya deslumbra en Europa. Titular en un Benfica que colidera la Champions con pleno de seis puntos, después de ganar al Estrella Roja y aplastar por 4-0 al Atlético. Fijo en el once, regaló una actuación portentosa contra el equipo madrileño. La carta de presentación en la mejor competición del mundo. El último peldaño, por ahora, de una trayectoria impecable desde que con tres años empezó a dar patadas a un balón en el Racing de Ferrol y que le llevó por la base del Dépor, el Madrid y el Manchester United, y luego al Preston y al Granada. «El 4-0 ha sido una locura. Nadie podía pensar en eso, y menos en Champions, pero tenemos partido el domingo. Esto no para y hay que seguir centrado», razona al teléfono desde Lisboa.

—Pocos equipos le hacen cuatro goles al Atlético.

—Lo que vivimos esta noche es para recordar, con todos nuestros hinchas en el estadio. Era mi segundo partido en Champions y la atmósfera es brutal.

—Segundo partido en Champions, en una carrera en la que ha ido creciendo y acertando al elegir.

—No es fácil decidir si tienes varias opciones, saber cuál es mejor para seguir creciendo en busca de un sueño. Estoy disfrutando del fútbol, con un entrenador con una mentalidad con la que me identifico, con un juego profundo y directo hacia el gol. Es in creíble volver a disfrutar así del fútbol, con 4-0 en Champions. Es imposible tener mejor feeling.

—Llegó en enero a Lisboa.

—Sí, llegas y todo es nuevo, un vestuario con gente de muchos países diferentes. Todo cambio es difícil, pero me estoy haciendo un hueco. Con trabajo todo llega y espero seguir creciendo, mejorar a nivel individual y con el grupo, con el objetivo de ganar todo lo que se pueda.

—Ganar todo lo que se pueda. Liga y Champions.

—Somos el Benfica, un histórico; da miedo escuchar su historia. Nuestro reto es ganar todo lo que podamos, luego ya se verá.

—En el club de Eusebio siempre hay que ir a ganarlo todo.

—Sí, en la ciudad deportiva siempre hay exfutbolistas, y cuidan mucho a sus leyendas. Por aquí suelen estar exjugadores como Simao, Ricardo, Javi García... Aquí se respeta mucho la tradición, la historia del club.

—Comparte vestuario con pesos pesados como Otamendi y Di María. ¿A quiénes escucha más?

—Me llevo muy bien con Otamendi. Dentro del campo estamos al lado, y siempre estamos hablando y dándonos consejos; los cojo todos. Cuando yo era un enano él era toda una estrella para cualquier defensa. Es un orgullo jugar a su lado y también tenemos muy buena relación fuera del campo.

—¿En el lateral izquierdo, cuáles eran sus referentes?

—Marcelo siempre estuvo muy presente; también Sergio Ramos. Y muchos jugadores, la verdad, aunque cuando era más pequeño me fijase más en atacantes.

—El Benfica le impidió ir a los Juegos de París, pero ahora casi le tengo que preguntar por la selección absoluta.

—Ojalá. No ir a los Juegos fue una pena, pero no eran fechas FIFA y el Benfica no me dejó ir aunque estaba en la prelista de Santi Denia. El club quiso que hiciese la pretemporada completa y lo entendí. El próximo verano el Europeo sub-21 coincide con el Mundialito de clubes y puede pasar lo mismo. La absoluta, defender los colores de tu país, es un sueño para cualquiera.

—Repasemos su carrera. Un camino que comenzó en el Racing.

—Llegué con 3 años. Del Racing saqué la pandilla de amigos que conservo hoy. Etapa preciosa.

—Primer cambio, al Dépor.

—En esos cinco años empecé a crecer como persona y futbolista. Y tuve entrenadores que me ayudaron mucho a mejorar, como Juan Villamisar y Lagar.

—Y le llamó el Madrid.

—Fue duro, pero bonito. Me marché lejos de casa, dejé todo por un sueño. Ahí empecé a pensar que podía cumplirlo.

—Y se fue al Manchester United, más lejos aún.

—Aprendí muchísimo. Llegué sin tener ni idea de inglés, y eso lo tengo ya para toda la vida, y crecí futbolísticamente. En Mánchester pasé de niño a adulto.

—Y allí le ceden al Preston.

—Ya no estaba en un filial o sub-23, sino en la segunda inglesa. Al Preston le agradezco todo. Es cierto que di pasos adecuados en mi carrera, pero allí nadie me aseguraba jugar, tenía una competencia muy alta en mi puesto, con Robbie Brady, que bajaba de la Premier, y me salió bien.

—Y elige el Granada.

—Llegar a Primera División era cumplir un sueño. Pero el United no me dejó salir hasta el último día. Debuté, aprendí, pasé momentos difíciles, y de 16 o 17 partidos solo ganamos el último, al Cádiz. Aquello me enseñó mucho.

 

«Sin mi familia, quizá habría tirado la toalla hace tiempo»

Su exhibición ante el Atlético propició montajes en las redes sociales, convertido en un «Porsche Carreras 911». «Este club es top, el más grande de Portugal, jugamos en Champions, con unos hinchas que lo siguen a muerte, y en Lisboa estoy más cerca de casa y de la familia....», explica Carreras, que bromea con que se maneja «en portuñol».

—Durante toda su carrera, su familia ha sido clave, dándole cariño, siempre a su lado.

—Es lo más importante. Sin mi familia no estaría donde estoy, quizá hubiese tirado la toalla hace tiempo. Les debo todo. Esta semana volvieron a viajar a verme jugar, a animarme. Lo hacen casi todos los fines de semana, aunque no juegue, tanto ahora como cuando no estaba tan arriba.

—¿Cuándo hubo ese peligro de poder tirar la toalla?

—Al final, siempre hay momentos duros. Esta carrera es muy larga. Llevo años peleando, e irte de casa siendo tan pequeño no es fácil, te pierdes momentos bonitos con la familia, los amigos... Sacrifiqué toda mi infancia por el fútbol, por un sueño. Y, gracias a dios, luego he vivido los momentos con los que había soñado.

—Los últimos años, con su hermano Fran a su lado.

—Sí, él es muy importante. Dejó su vida, su gente, por venir conmigo a Preston, a un pueblo sin nada que hacer: un banco, dos calles y poco más. Estamos persiguiendo un sueño juntos.

—¿Y qué le dice su hermana pequeña, Polola?

—Ella es la princesa de la casa, la que mejor vive (bromea). Sé que ella es la que más se alegra de que yo viva mi sueño aquí. Y también se escaquea alguna vez del colegio para venir a verme, jajaja.


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