El mejor remedio para espantar gaviotas es un búho
Galicia

Reportaje
17 Jul 2007. Actualizado a las 07:00 h.
Un camariñán, José Manuel Luaces, es el feliz propietario de una terraza en primera línea costera en Camariñas, desde la que goza de inmejorables vistas de la ría y de la zona portuaria de la localidad. Feliz si no fuese por un problema que lo trajo de cabeza durante una larga temporada: las gaviotas. La terraza no sólo gustó a los humanos. También los pájaros la encontraron estupenda para descansar un rato y hacer allí aguas mayores, por lo que, además de ensuciar el suelo, acababan obstruyendo los desagües. A José Manuel no le fue fácil disuadir a los incómodos visitantes. Primero lo intentó poniendo, según le recomendaron, trozos de sedal para que les resultara más incómodo posarse. Pero los bichos demostraron pericia a la hora de tomar tierra. Pasó después a otro remedio casero: unir varios cedés con un hilo para tratar de espantar a las aves con sus brillos cuando los moviese el viento. Todo lo contrario, a las gaviotas aquello debió parecerles hasta bonito, porque no se marcharon. El aparato de ultrasonidos que le recomendaron para acabar con el problema costaba 200 euros así que, harto, se fue a una armería de A Coruña para hacerse con una escopeta de balines y liarse a tiros con los invasores. El armero le desaconsejó ir a la guerra y le dio la solución: un búho de plástico de unos 50 centímetros. Lo puso hace seis meses y... mano de santo. Se acabaron las visitas. El mismo método se usa en algún edificio en Ribeira o para evitar que los barcos se conviertan en retretes de gaviotas en Corcubión. Y parece que funciona.