«Me decía que se mataría si no retiraba las denuncias»
Galicia
Una ferrolana, que fue perseguida por su maltratador hasta Asturias, relata su dramática experiencia
14 Jul 2012. Actualizado a las 07:00 h.
Carmen es el nombre supuesto de una ferrolana de 30 años que desde enero ha vivido un verdadero infierno, víctima de los malos tratos del que era su novio. Él, Roberto Freire Casal, de 35 años y exlegionario, ingresó ayer en la prisión de Teixeiro por orden del juez de guardia de Ferrol. El miércoles fue detenido en O Val (Narón), cerca de la casa de sus padres, en una operación policial que requirió la intervención de agentes especiales de A Coruña, ya que unos días antes había escapado de otro cerco de la Guardia Civil en Oviedo, donde Carmen se encontraba con una amiga. Allí, él estrelló su coche contra el de los agentes y huyó campo a través.
La policía de Ferrol asegura que salvó la vida de Carmen, que ya estaba de regreso en su ciudad cuando se produjo la detención en O Val. Desde febrero pesaba sobre el exlegionario una orden de ingreso en prisión para cumplir cuatro años y medio de cárcel por una salvaje agresión a su anterior pareja. También tenía una orden de alejamiento de Carmen.
«Yo lo conocí ya hace nueve años por otros amigos, y empecé a verlo por los locales donde yo trabajaba de camarera. Luego me esperaba a la salida, lo invité a casa, y cuando le preguntaba por su anterior relación me decía que su pareja era una drogadicta, que quería anularlo y meterlo en las drogas, que ella le pegaba a él...». Carmen hablaba así ayer por la tarde, todavía dopada por los tranquilizantes que le recetó su médico. En realidad, no se dio cuenta hasta tiempo después de que él es un hombre que no quiere a las mujeres. Había entrado de lleno en su vida y comenzó, literalmente, a obligarla a que le diese dinero y a agredirla.
«Es que al principio me parecía alegre, simpático, muy machoman». Era el año 2011, agosto, cuando Carmen vio la realidad y acudió a la policía a cotar que él ya le había puesto la mano encima. Roberto, de más de 1,80 de estatura y de complexión fuerte, está considerado por la policía como extremadamente peligroso. Ella cuenta que una vez él la agarró por los pelos y la lanzó por el aire contra un coche. Pero luego vino el arrepentimiento. «Me montaba números, que se iba a suicidar. Incluso cogió una cuchilla y se cortó un poco la muñeca, o hacía que se tomaba un tarro de pastillas». Ella siempre cedió, y fue a la comisaría a retirar la denuncia. Su actitud arrogante cambiaba de repente a complaciente para rendirla una y otra vez... y vuelta a empezar. Hasta el punto de que Carmen llegó a declarar en favor del exlegionario en un proceso por quebrantamiento del alejamiento de la anterior pareja. Carmen dijo que no era cierto que la acosara porque en ese instante estaba con él. Ella le daba dinero para gasolina, le compró un perro, le pasó por alto que la despidieran de varios locales por las broncas que montó él.
Hasta que el pasado 19 de junio se fue a Madrid con una amiga, y allá se presentó Roberto. Ellas escaparon para Siero, en Asturias. Pero Carmen miró por la ventana de la casa donde estaba y lo vio en su coche, con un brazo en el volante y otro agarrando el móvil con el que la estaba llamando. «Tuve la sangre fría de darle dinero y quedar con él para después y avisar a la Guardia Civil», y entonces todo se desencadenó hasta que él fue detenido.