La Voz de Galicia

Saltan por la ventana para huir de sus atracadores en Cospeito

Galicia

Xosé Carreira Lugo / la voz

El matrimonio, de avanzada edad, fue encerrado y golpeado en su casa

14 Jul 2012. Actualizado a las 07:00 h.

«Se me chegan a matar creo que non collería tanto medo. ¡Tireime pola ventana descalza!». Quien esto dijo fue Hortensia F.?T., una mujer de la parroquia de Santa Cristina, en Cospeito, pocas horas después de haber sido asaltada junto a su marido en su casa por una pareja de desconocidos. Marido y mujer, que resultaron heridos, fueron encerrados bajo llave y, muertos de miedo, consiguieron huir de su vivienda tras arrojarse por una ventana. Es la tercera vez que los malhechores van a su casa y en otra ocasión ya fueron golpeados.

Esta vez, los ancianos recibieron de los asaltantes una soberana paliza. La tunda fue de tales proporciones que el médico que los atendió inicialmente aconsejó su traslado al hospital, pero no precisaron ser ingresados. Los asaltos comienzan a ser algo corriente en algunas aldeas de la Terra Chá.

«Eran as nove. Tocaron ao timbre e fun abrir. Atopeime cunha muller e pregunteille que era o que quería, pero non entendín. Pero por sorpresa apareceu un home coa cara tapada que me agarrou e me tirou», relató Hortensia. Así comenzaba la película de terror que nuevamente le tocó protagonizar a ella y a su marido José. Hortensia no lo sabe, pero detrás de ese hombre que ella creyó ver podría estar una corpulenta mujer. En la zona vieron en un Ibiza a tres ciudadanas, posiblemente rumanas que merodeaban por la zona, seguramente cumpliendo un plan que ya habían establecido previamente. «O que fose, agarroume coma un can e empezou a avasallar en min», recordó la mujer asaltada.

El marido de esta vecina de Cospeito, que estaba sentado en la cocina, salió en su ayuda, pero poco o nada duró en pie. El supuesto varón lo agarró, lo arrastró por el pasillo de la casa y lo agredió salvajemente. Seguidamente el asaltante entró en el dormitorio y lo puso todo patas arriba. Arrancó los cajones del armario, de las mesillas, levantó el colchón... Buscaba dinero o algo valioso, pero no lo encontró.

Mientras el ladrón, o ladrona, trataba de desvalijar la casa, su acompañante tenía agazapada en el suelo a Hortensia que aún consiguió defenderse. Tiró fuertemente de los pelos y, al instante, se vio en la mano con una peluca que llevaba la asaltante. «Pensei que me mataban ao meu home. ¡E eu, sin poder valerlle!», dijo la afectada.

Pintaban mal las cosas en la casa, pero de repente sonó el móvil y los asaltantes huyeron. Antes arrebataron la llave de la puerta para dejar encerrados a los ancianos. Estos, aterrorizados, saltaron por una ventana y huyeron en busca de auxilio.


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