La Voz de Galicia

PP y PSdeG aceptan acabar con el voto rogado para la emigración, pero el BNG no

Galicia

carlos punzón redacción / la voz

Los partidos reclaman que la reforma electoral elimine trabas y dé seguridad al votante con el uso de urnas

20 Aug 2012. Actualizado a las 11:08 h.

Las tres principales formaciones políticas gallegas están de acuerdo en que la opinión de la comunidad debiera tener un peso especial en el debate que en noviembre comenzará en el Congreso para llevar a cabo una nueva reforma de la ley electoral que facilite la participación de la emigración, que en el caso de Galicia ha alcanzado su techo histórico con 395.340 censados.

La figura del voto rogado, que obliga a los emigrantes a inscribirse antes de cada cita electoral y cruzar hasta cuatro envíos postales con la Administración, es la que concita mayores críticas entre los partidos gallegos. PPdeG y PSdeG abogan abiertamente por eliminarlo. El Bloque, en cambio, mantiene que es una garantía necesaria para evitar manipulaciones como las que Galicia vivió con el envío masivo de papeletas y dudosos transportes de sacas de votos.

«Hay que fomentar como sea la participación electoral de los emigrantes, eliminar trabas burocráticas y garantizar que los residentes en el exterior voten en libertad y con garantías de que lleguen sus votos», señala Miguel Santalices, portavoz parlamentario del PP en materia de emigración. «Tras la reforma solo participó el 4 % y habría que conseguir que lo haga al menos un 15 %», marca como objetivo.

Para Santalices el voto rogado «crea trabas, es lento y promueve el hartazgo», por lo que entiende que el voto en urna reactivaría la participación.

La parlamentaria socialista Marisol Soneira se muestra totalmente de acuerdo en la eliminación del voto rogado y el uso de las urnas, pero incide en la necesidad de depurar el censo exterior, tras advertir su partido dobles y triples inscripciones, o todavía emigrantes fallecidos con derecho a votar. «Entre un 15 y un 20 % de lo que aparece es ficticio, y eliminar eso debería ser el primer objetivo», dice.

Soneira considera que la nueva emigración, la que protagonizan otra vez los jóvenes, debe tener una consideración especial, por lo que asegura no ver con malos ojos que se implantase la llamada nacionalidad durmiente, con la que el derecho a voto se pierde pasado un tiempo en el extranjero, pero se reactiva con solo cruzar la frontera. «Cualquier reforma no puede suponer un recorte de los derechos civiles», añade, por lo que incluso plantea aplicar esa fórmula para recuperar el derecho a voto en las municipales.

Nacionalidad durmiente

Más reacio a volver a abrir el marco del voto exterior se muestra el BNG. Ana Luísa Bouza, viceportavoz parlamentaria nacionalista, estima que el 15 % del censo que conforman los residentes gallegos en el extranjero, y que vota en muchos casos en sus países de acogida, no puede condicionar el resultado elegido por los residentes. «O voto rogado crea dificultades, pero non se pode eliminar, pois habería menos mecanismos de control. É fundamental que se demostre a limpieza total do voto exterior», añade, no sin antes achacar a PP y PSOE un interés partidario en la nueva reforma.

«El voto rogado crea trabas, es lento y causa hartazgo entre los residentes en el exterior»

Miguel Santalices

«El voto podría limitarse a quienes no pasen más de unos años sin volver a su tierra»

Marisol Soneira

«Non sería xusto que o 15 % que vive fóra decida o Goberno para os que estamos aquí»

Ana Luísa Bouza


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