El extraño caso de los gemelos que han revolucionado Negueira
Galicia
El conflicto «hippy» continúa en el municipio lucense tras la detención de varias personas por intentar quemar una casa con ellos dentro
30 Jun 2013. Actualizado a las 07:00 h.
La armonía de los montes del municipio lucense de Negueira de Muñiz, a orillas del río Navia, se ha quebrado en los últimos meses debido a los conflictos surgidos entre algunos comuneros y unos nuevos vecinos: los gemelos que se instalaron en una casa de Barcela hace unos cuatro años, Jesús Raúl y Adolfo Graña, de 44 años. La tensión fue creciendo, con denuncias y juicios incluidos, hasta que a principios de junio llegó al límite y estalló: una decena de personas supuestamente intentaron quemar la casa en la que viven los gemelos y se presentaron allí armados con piedras y aperos de labranza. Ya hubo detenciones, imputaciones y declaraciones, y los afectados están ahora a espera de que se celebre el juicio. Pero la paz aún está lejos.
Como ocurre siempre en estos casos, la historia tiene, como mínimo, dos versiones. Los gemelos defienden que solo quieren vivir tranquilos y que «molestan» en el municipio por intereses económicos. Sin embargo, en varios kilómetros a la redonda es casi imposible encontrar a alguien que no les dedique una mala palabra.
La búsqueda de sus raíces
Raúl y Adolfo se criaron en Barcelona, adonde habían emigrado sus padres, oriundos de Negueira. Ambos dejaron sus empleos y su vida rutinaria para buscar un día a día más pleno y menos materialista, en un entorno paradisíaco junto al embalse de Grandas de Salime; también para iniciar la búsqueda de sus raíces y de su historia personal, así que recabaron cuantiosa información sobre sus antepasados.
Se instalaron en una casa de Barcela, según ellos, con permiso del propietario. Sin embargo, familiares de este niegan ese consentimiento y afirman que llevan tiempo intentando echarlos de la vivienda. El propio alcalde de Negueira, el socialista José Manuel Braña, también explicó que habían recibido en el Ayuntamiento un escrito del dueño pidiéndoles que no acepten que se empadronen en esa casa.
Este es un aspecto que criticaron los gemelos: «Llevamos cuatro años intentando que nos empadronen en Negueira, y no nos hacen caso», afirman. En su opinión, el motivo es, en parte, económico: «Somos los únicos vecinos de Barcela y cuando llegamos constituimos la comunidad de montes. Barcela tiene doscientas hectáreas de monte en mano común y eso es mucha riqueza, por eso no dejan que nos empadronemos, para que no podamos disfrutarla. Nos quieren echar por motivos económicos», cuentan.
Tras el incidente del incendio, afirman que no acabaron los problemas: «Pasan a diario por la carretera y nos pitan y gritan insultos», afirman. También dicen que hay vecinos que les soltaron las cabras y las vacas por su huerto para destrozarles la cosecha.
En los pueblos de los alrededores nadie está dispuesto a hablar de lo ocurrido. Pero tampoco quieren oír ni palabra sobre los gemelos. A algunos se les pone tono de enfado al nombrarlos y a otros directamente de pánico: «Son moi perigosos», afirmó un vecino completamente asustado y rogando que no se le citase en la información: «Porque se non, van vir por min».
Una mujer que vive en una de las comunas de Negueira explica que no quiere hacer declaraciones. Dice que los gemelos se portaron muy mal con ella y desde entonces no tiene relación con ellos.
Denuncias y amenazas
Otros manifestaron que los contrataron para trabajos de albañilería y que no duraron más de unos días porque el caso acabó en el juzgado. Los gemelos, acusándolos de impagos y los segundos, afirmando que hubo amenazas y acciones violentas.
Hay otro vecino involucrado indirectamente en los incidentes que les reprocha no haberse integrado: «Aquí no queda una comuna hippy tal y como se entendía en los años setenta, pero pervive el espíritu. La comuna pasó a la historia, pero existe un ánimo de colaboración. Hacemos cosas en común, horneadas, trabajos del campo... Los gemelos podrían haberse integrado, pero no lo hicieron». También este hombre dice de ellos que son violentos, «emocionalmente inestables».