La Voz de Galicia

La romería ya es lo más «cool»

Galicia

Javier Becerra

Santiago acogió la tercera edición de la Romaría Pop, un modelo de ocio que empieza a romper en Galicia

30 Jun 2014. Actualizado a las 20:05 h.

El churrasco se asa sobre la parrilla, el grupo Ataque Escampe le canta a «los violentos años 10» en uno de los escenarios, un grupo de niños pinta zapatillas Victoria con soles y espirales bajo una carpa y una pila de discos de vinilo del sello Elefant esperan comprados en un puesto. Son las dos de la tarde en el parque de Belvís, en Santiago de Compostela. La Romaría Pop lleva apenas una hora en funcionamiento y, como estaba previsto, está siendo un éxito. Los tiempos han cambiado. Y mucho.

«¡Nos hacemos mayores, tío!». Esa debió ser la frase más pronunciada el pasado 14 de junio en Santiago. Los que otrora rodeaban con círculos rojos el calendario a golpe de festival indie, ahora transforman para su propio disfrute el concepto de romería. Se trata de comer, beber y bailar. También de ver a los amigos, disfrutar con la familia y desfogarse. Sí, pero con sus propias normas: mucho pop, mucha modernidad y mucho toque anglosajón. Aquí se estila el padre enrollao con barba y Ray-Ban, el crío con camiseta de Los Planetas (el grupo favorito del padre, por supuesto) y un toque entre enxebre y cool. El de, por ejemplo, juntar las ráfagas de noise-pop de los vigueses Linga Guilala con filloas «como as de antes», que reza el puesto que los despacha.

Sombrillas, neveras portátiles y sombreros de paja. Decenas de kits romeros partían por la mañana desde diferentes puntos de Santiago rumbo a Belvís. Desde la plaza de O Toural Los Mustang realizaban un pasacalles. Al llegar, la organización repartía folletos. Si avistaban niños en el lote, se hacía una mención especial a los talleres creados para ellos. Y niños hubo muchos: sonrientes, de colores, certificando el cambio generacional y reclamando su posición estelar. «¡Nos hacemos mayores, tío!». Sí, de nuevo de la frase.

Estos infantes vibran con el pop de Los Chavales, encargados de inaugurar la jornada. Con cascos protectores de oídos a lo hijo de Gwyneth Paltrow algunos. Otros, a palo seco. Experimentaban las vibraciones que sus progenitores sintieron en su día con los pasodobles de las sesiones vermú. Si Benicasim borró a la fiesta de la aldea, ahora la Romaría Pop ladea la mano de lado a lado a los macroeventos de antaño.

La floreciente escena independiente gallega hace de nexo. Y excusa. Además de los citados, tocan exquisiteces como Apenino o Aires. Por el parque, se ven muchos rostros conocidos. Veteranos como Xavi Font o Marco Maril, los que en su día formaron Dar Ful. Novísimas estrellas, como los integrantes de los compostelanos Dirty Socks o los coruñeses Fogbound. Todos mezclándose con una masa humana que quiere seguir divirtiéndose en clave pop

La carpa del pulpo arrasa

Que sí, que la carpa del pulpo arrasa. Pero la Romaría Pop también abre su menú a los nuevos paladares con sabores mucho más exóticos. Entre sombrillas se degustaban bocados de sushi fresco, ensaladas de cous-cous o pizzas vegetales. Todo, a precios económicos.

No es el único toque molón de un evento plagado de ellos. De pronto, suena Nina Simone por los altavoces. Un montón de gente se pone a bailar descalza en la hierba. Se trata de un taller de swing, último grito de las retrotendencias. «Es Barcelona esto es lo más», dice una avispada. ¿Y qué pasó con los mods? «Buff, son muy aburridos. Mola más ser rocker», añade.

En el otro extremo se disputa un partido de fútbol. El típico modelo de Solteros contra Casados se convierte ahora en un Fans de Blur contra Fans de Oasis. Todo mientras un taller enseña a los niños a hacer camisetas con el dibujo de portada del Screamadelica de Primal Scream y en el escenario pequeño se hace un desfile de perros que buscan dueño.

La tarde cae. Y los niños bostezan. A los más pequeños hay que retirarlos. Empieza Puma Pumku. Para terminar la fiesta poco después. Hasta el año que viene. Seguro que se repetirá la misma frase. «¡Nos hacemos mayores, tío!».


Comentar