La Voz de Galicia

Desalojan un restaurante de Betanzos al derrumbarse el techo del edificio, en ruinas

Galicia

Toni Silva Betanzos / La Voz

El establecimiento está situado en los bajos de un viejo secadero de lúpulo que está abandonado desde hace años

30 Dec 2014. Actualizado a las 07:55 h.

Unas diez personas fueron desalojadas de un restaurante de Betanzos el domingo por la noche después del desplome de la techumbre del edificio de cinco plantas. Nadie sufrió daños personales, e incluso algunos de los clientes y trabajadores no llegaron ni a enterarse de la caída de cascotes y maderas de un edificio muy singular. Ubicado en las afueras de la localidad a orillas de la N-VI, esta mole lleva agonizando desde que se abandonó la actividad para la que se construyó a mediados del siglo pasado: un secadero de lúpulo. El suceso obligó a cortar parte de un carril de entrada a Betanzos. Ayer por la mañana fueron los bomberos los que comprobaron el estado del inmueble para evitar nuevos sustos, así como la arquitecta municipal. Paralelamente, el Concello ordenó clausurar y cerrar el restaurante, único signo de vida de este ruinoso inmueble desde el año 2000, cuando recibió la licencia. Ya el gobierno local de entonces había exigido a su propietario, el empresario Fernando Chas, un certificado de estabilidad del edificio.

Pero el 14 de febrero del 2013, la junta local declaraba la ruina económica (cuando cuesta más arreglarlo que derribarlo) y la urbanística (se queda fuera de la normativa). Ese verano se le retiraba parte del techo y se precintaba su fachada.

Orden de derribo

El gobierno fijó entonces un plazo de seis meses para que el propietario del restaurante, y único interesado en mantener en pie el viejo secadero, presentase un proyecto de derribo. Pero el hostelero optó por estirar los plazos y presentó un recurso que le fue desestimado, y lo acabó llevando al Juzgado de lo Contencioso número 2 de A Coruña en diciembre del año pasado. Fernando Chas -con quien La Voz intentó contactar sin éxito- es el propietario de buena parte de la planta baja, donde incluso llegó a fijar su residencia hasta hace poco tiempo. Una empresa de Lugo es la titular del resto de esa planta mientras que las alturas fueron compradas a principios de año por la firma local Construcciones Rivera, favorable al derribo del edificio. De hecho, el pasado 1 de diciembre solicitó al Ayuntamiento de Betanzos la comunicación de ruina inminente, así como en el juzgado coruñés unos días antes. De hecho, fuentes próximas a estos copropietarios aseguran que el pasado 20 de diciembre el restaurante sufrió otro derrumbe que llegó a afectar al techo interior, un incidente que no trascendió.

Tanto el Concello de Betanzos como Construcciones Rivera esperan que una sentencia favorable en A Coruña ponga fin de una vez por todas a lo que consideran un riesgo innecesario en la vía pública. No todas las fuerzas políticas se posicionan a favor del derribo. El PP local solicitó que el secadero de lúpulo fuese declarado bien de interés cultural para turismo industrial, pero los técnicos del Ayuntamiento dijeron desde el primer momento que lo más sensato es derribarlo.


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