Carlos Ferrás: «Cuanta más población pierde, con menos identidad se queda Galicia»
Galicia
«Van a desaparecer miles de aldeas, parroquias y lugares, y cada vez será más inviable mantener la actual división administrativa», advierte
30 Dec 2014. Actualizado a las 07:56 h.
Es uno de los expertos en demografía que más ha insistido en el desastre poblacional en el que está inmersa Galicia. «Suicidio demográfico» le llamó Carlos Ferrás (Santiago, 1965). Ahora clama por que la comunidad se planifique, que piense en qué dibujo le es más útil para subsistir, y en lugar de seguir persiguiendo permanentemente infraestructuras, cambiar el discurso y pensar y primar a los niños y a los jóvenes, «o Galicia será inviable», augura.
-Todas las estadísticas reflejan en Galicia un declive poblacional sin fin. ¿Hay remedio?
-Sí lo hay. Solo hay que ver a otros lugares de Europa afines a nosotros que han hecho muchas cosas y le han dado la vuelta.
-Las proyecciones son solo estimaciones del futuro con datos del pasado, pero apuntan que demográficamente será negro.
-Está en nuestras propias manos administrar los recursos que tenemos. La Xunta tiene 8.400 millones de euros de presupuesto para el año que viene, pues esos fondos hay que organizarlos en función de nuestras preferencias y necesidades, y la situación demográfica es una de ellas.
-¿Con lo que incide en la producción, empleo y gasto, está siendo la demografía un eje central del debate político?
-No, no lo es. La demografía es una síntesis de múltiples factores que condicionan el desarrollo de un país. Un enfoque administrativo de la demografía es un error; un enfoque parcial a partir de posicionamientos ideológicos respecto a la natalidad, es un enorme error también. Empleo, salarios que caen en picado, vivienda y migraciones se sintetizan todo en la demografía.
-¿Sugiere un pacto de planes inamovibles y a largo plazo?
-Echo de menos un enfoque demográfico dentro de un plan estratégico de desarrollo económico de Galicia, pero que se haga de abajo a arriba, propiciando la participación de la gente. Hay ejemplos como los de los países nórdicos donde los planes estratégicos se hacen a medio y largo plazo, como en Finlandia, que son a 50 años, con grandes líneas maestras que diseñan a dónde quieren llevar al país y que están fuera del debate político coyuntural. Y nosotros somos incapaces de hacerlo, de pensar más allá de los plebiscitos de cada cuatro años. No hay planificación estratégica y las decisiones políticas son top-down, de abajo a arriba, con lo que la gente no participa y se le impide tomar conciencia de problemas como el demográfico.
-¿Por qué Galicia está en el último escalón de toda Europa en natalidad y envejecimiento, y además volvemos a emigrar?
-Porque somos deudores de nuestro pasado histórico. Somos un país de emigrantes; no somos capaces de prever el futuro, nuestra planificación siempre ha sido espontánea, y tenemos un grave déficit democrático al no poder participar en el diseño de Galicia.
-¿Pero no es irremediable que haya dos galicias, una interior despoblada y otra concentrada en el eje costero?
-Lo que está ocurriendo en Galicia es una concentración espontánea, no planificada en las cabeceras de comarca y en las ciudades. Eso significa que en las próximas décadas van a desaparecer miles de lugares, aldeas y parroquias, ahora mismo escasamente habitadas y fuertemente envejecidas. El llevar infraestructuras a todos los núcleos rurales para tener contentos a todos los alcaldes o la falacia de que todos los gallegos tienen que tener los mismos servicios con independencia de dónde vivan, es insostenible. La Consellería de Educación se gasta más del 20 % de su presupuesto en el servicio de autobuses, y lo mismo pasa en sanidad y en servicios sociales. Esa factura es inviable. Por eso hay que planificar, reducir, organizar y jerarquizar la estructura política administrativa de Galicia.
-Y mientras no se hace perdemos peso como sociedad y peso político además.
-Perderemos peso político con menos concejales, con menos diputados y nos iremos extinguiendo hasta convertirnos en un territorio marginal si no se cambia esto. Seremos todavía más periféricos en el conjunto de España.
-¿Las fusiones municipales son parte de la solución?
-La actual división de Galicia es fruto de un pasado que ya no existe. La gente abandona las aldeas y el rural porque busca servicios y eso hay que tenerlo en cuenta y preverlo. Habrá que pensar Galicia no como un entorno rural, sino como un emplazamiento suburbano, con las consecuencias de movilidad y sociales que eso tiene.
-¿Que consecuencias va a tener una Galicia tan envejecida?
-Va a ser un desafío para emprendedores que sepan crear servicios adaptados a las necesidades de los mayores. Pero una sociedad envejecida será más conservadora e inmovilista, con lo que la innovación será menor. Galicia ya no es suficiente para mantener su estado de bienestar, necesita aportes de dinero de otras entidades del Estado y de Europa, y si no tenemos jóvenes que trabajen y coticen al sistema vamos a seguir cada vez más dependientes del aporte exterior. Vamos a menos, y eso afectará al gallego, a la cultura... Cuanta más población pierde, con menos identidad se queda Galicia, e iremos cada vez más a un discurso de región y provincias y calificaciones de ese tipo.