El talento de médicos jubilados por el Sergas brilla ahora en otras comunidades
Galicia
La Xunta retiró en Galicia a más de 600 profesionales en 5 años, al cumplir los 65
08 Feb 2015. Actualizado a las 05:00 h.
El gallego Miguel Cabanela tenía 71 años cuando el rey Juan Carlos I le hizo venir desde Estados Unidos para que le operase su maltrecha cadera. Cabanela era para el exmonarca y para la clínica Mayo, donde presta sus servicios, un referente mundial en la materia. Por eso fue elegido.
En Galicia, hace un año y medio el Sergas jubiló a los 65 años a Eduardo Vázquez Martul, jefe del servicio de Anatomía Patolóxica del Chuac coruñés y máxima autoridad de España en patología renal. Como tenía ganas de trabajar, Vázquez Martul decidió seguir en activo, así que el mundo se rifa ahora el talento y la experiencia que ya no puede aportar a Galicia. El primero en reclamar sus servicios ha sido el Clínic de Barcelona. «Sí, cuentan conmigo y yo estoy encantado porque puedo dar cursos y seguir siendo útil. También recibo biopsias de nefropatología de Madrid, Canarias...».
Cuando los directivos del Sergas le dijeron que tenía que retirarse por haber cumplido los 65, presentó alegaciones y recibió como respuesta «el silencio administrativo». «Y no seguí luchando -dice- por dignidad», desmoralizado al comprobar que «aquí, en Galicia, se tiran a la basura el conocimiento y 40 años de trabajo». Media Latinoamérica se pelea por su saber, y de su visita a El Salvador acaba de traer unas muestras de una extraña enfermedad renal que le han pedido que investigue en A Coruña.
Jefes de servicio
os que han sido jubilados contra su voluntad desde que, en enero del 2013, el Sergas decidió aplicar la ley que autoriza el retiro forzoso a los 65. Existe la posibilidad de negociar una prórroga hasta los 70, «pero eso, que antes era práctica habitual, se hace ahora en contadas ocasiones», aseguran desde la agrupación médica Batas Blancas.
Esto implica una doble pérdida para Galicia, según el psiquiatra del Chop pontevedrés Víctor Pedreira, que era jefe de servicio hasta hace dos años y que fue jubilado por el Sergas el pasado día 21, uno después de cumplir 65 años. «La primera pérdida -explica- es cualitativa, al renunciar al acúmulo de experiencia», porque muchos de los que se jubilan son jefes y «referentes indiscutibles en la comunidad».
La segunda es «cuantitativa», agrega. Según los sindicatos médicos, con datos del Plan de Ordenación de Recursos Humanos (PORH) del Sergas, en Galicia habrá a finales del año en curso 800 médicos menos que en el 2009. Trescientos de esos profesionales se marcharon en los diez primeros meses del 2013, cuando empezó a aplicarse la norma del retiro forzoso a los 65.
A esos 800 médicos hay que restarles la tasa de reposición, que según la previsión del Sergas sería de 176 para el período 2010-2015, lo que deja la pérdida total de esos cinco años en 624. Esos serían los médicos de los que prescindió la medicina pública gallega entre el 2010 y el 2015.
Pero hay más. Según el PORH publicado en el DOG en diciembre del 2013, la previsión es que entre el 2014 y el 2017 se jubilen 740 facultativos (140 en el 2014, 156 en el 2015, 195 en el 2016 y 249 en el 2017).
«El problema es que todo esto -analiza Pedreira- responde a criterios meramente economicistas, y lo que se liquida es la calidad del servicio». El resultado de tanto recorte, la descapitalización del sistema, acabamos de comprobarlo con las urgencias».
Según la Asociación Batas Blancas, el Sergas se ahorra 18.000 euros por cada médico de cuarto grado de carrera profesional que jubila y que sustituye por una persona más joven, sin trienios ni otros pluses consolidados. Cuando no hay reposición, el ahorro «se multiplica entonces de forma exponencial».
José García Buitrón fue cirujano y coordinador de trasplantes en el Chuac. «Hasta que me jubilaron», dice. El Sergas esperó en su caso hasta los 67, pero él quería seguir. Y sigue, de hecho, en Cuba y Trinidad y Tobago, donde han echado mano de su experiencia «para montar el sistema de trasplantes». Allí practica cirugías y organiza los programas, en colaboración con el Donation & Transplantation Institute de Barcelona.
«Podría entender estas jubilaciones si se aprovechasen para meter jóvenes en el sistema -plantea-, pero es mentira, es una trampa. Lo que han hecho es liquidar por arriba y no introducir nada por abajo. Y el drama es que a la gente experta la echan, dándole una patada al conocimiento, mientras los jóvenes tienen que irse a Alemania».
Batas Blancas insta al Gobierno a que acabe «con una política sanitaria suicida»
La decisión del Gobierno gallego de «forzar la jubilación» de los facultativos del Sergas a los 65 años «está produciendo una inestimable pérdida de capital humano, al prescindir a una edad todavía fértil intelectualmente de profesionales con gran experiencia y altamente cualificados». Así lo afirman en una carta remitida a este periódico los médicos de la Asociación Batas Blancas, que instan «al presidente de la Xunta» a que ponga fin «a esta política suicida en el ámbito sanitario y adopte medidas correctoras antes de que sea demasiado tarde».
Dichas medidas pasarían por revisar la jubilación forzosa a los 65 años y por «que toda baja sea cubierta por otro profesional para permitir el acceso al sistema de las nuevas generaciones».
El colectivo advierte de que el Sergas prevé el retiro de 3.016 profesionales sanitarios entre el 2014 y el 2017; el 9 % de los 33.716 trabajadores que había a finales del 2013. De ellos, 740 son médicos. En contraste, la tasa de reposición autorizada hasta la fecha por el Estado era del 10 %, si bien la diputada socialista Carmen Acuña, en virtud de los datos de los sindicatos médicos, sostiene que «no se ha llegado ni al 4 % en su aplicación». Con todo, esto podría cambiar sustancialmente este año, ya que la ley autoriza para sanidad una tasa de hasta el 50 %, lo que modificaría las previsiones del plan para los próximos ejercicios.
El impacto de la crisis
Para el psiquiatra Víctor Pedreira, el «retiro forzado» de médicos en la sanidad gallega se produce en un escenario social en el que se busca «precisamente lo contrario, retrasar la edad de jubilación». Según Batas Blancas, hay otros motivos por los que debería aumentarse el número de facultativos. Por un lado, «el aumento de la esperanza de vida, que ha dado lugar a un incremento de las patologías crónicas». Por otro, la crisis económica, que ha generado «un impacto» sobre la salud física y mental de la población, «con un aumento de la demanda de atención».