El lotero que encontró la primitiva perdida intentó cobrar el premio

El lotero de la administración de la coruñesa plaza de San Agustín, Manuel Reija, encontró el boleto de la primitiva premiado con 4,7 millones de euros en uno de los mostradores. Dijo que lo había hallado entre las diez y las doce de la mañana del 2 de julio del 2012, justo dos días después de haberse celebrado el sorteo. Antes de tirarlo a la basura, el lotero comprobó si tenía premio. Y vaya si lo tenía. Durante toda aquella jornada no se movió del despacho por si aparecía el propietario. Al no presentarse nadie, al día siguiente acudió a la delegación de Loterías en A Coruña, de la que su hermano es el máximo responsable, «reclamando el pago del boleto hallado», según aparece en el informe realizado por la Abogacía del Estado a petición de la secretaría general de la Sociedad General de Loterías y Apuestas del Estado.

Pero no se lo pagaron. Le explicaron que, dadas las circunstancias del hallazgo en una administración de Loterías, debían iniciarse los trámites para intentar localizar al verdadero propietario. Así, el 17 de enero del 2013, «en respuesta a la reclamación del premio» presentada por el lotero, Loterías y Apuestas del Estado le requirió que «acreditase ser el legítimo propietario, o en caso contrario, tramitase el correspondiente expediente de hallazgo».

Un año y dos meses

Durante un año y dos meses, se mantuvo en secreto la pérdida de la primitiva premiada con 4,7 millones. Hasta que el 17 de septiembre del 2013 -la ley obliga a los ayuntamientos a ocuparse de buscar a los propietarios de boletos perdidos y premiados- se publica en el BOP este escueto y poco esclarecedor anuncio: «A la vista del escrito presentado por Manuel Reija (el lotero de San Agustín que encontró el boleto) en relación con un resguardo de Loterías y Apuestas del Estado identificado con el número 178-049 48907-045, interesando que se promueva expediente al amparo del artículo 615 del Código Civil y habiéndose acordado así por esta alcaldía, se procede a dar publicidad a esta circunstancia para que las personas que pudieran acreditar su derecho sobre el objeto hallado, lo ejerciten en la forma que estimen oportuna». 

El hecho de que durante más de un año se mantuviese en secreto este extravío, que solo fuese La Voz de Galicia el periódico que publicase la noticia de la pérdida y que el anuncio del BOP no aportase pista alguna, ni de dónde fue sellado, ni dónde fue encontrado, o si se trataba de una quiniela o una primitiva, levantó suspicacias en muchos de los reclamantes del premio. De hecho, en estos momentos hay cerca de diez personas que dicen ser los propietarios del boleto que llevaron el asunto a la Justicia, tanto por la vía penal como por la civil.

El boleto tenía 11 huellas

También informó la Abogacía del Estado que fue Loterías y Apuestas del Estado la que informó a la policía para que realizasen las averiguaciones que considerasen oportunas. Nada se consiguió. Solo se pudo acreditar que el boleto cuenta con 11 huellas, pero solo seis de ellas están completas. Algunos de los reclamantes acudieron a lo largo de estos dos últimos años a la policía para comprobar si esas huellas eran se correspondían con las suyas, pero no coincidían.

Si finalmente no aparece el verdadero dueño, el premio irá a manos del lotero. Por el momento, nadie ha podido acreditar todavía su propiedad.

220 personas dicen ser el dueño

Por el Ayuntamiento coruñés han pasado hasta 220 personas que dicen ser los dueños de la primitiva de los 4,7 millones, dado que el plazo para reclamar la propiedad del boleto concluye ahora al cumplirse dos años del anuncio del «BOP». Todos ellos tuvieron que dejar por escrito las circunstancias en las que perdieron el boleto y cómo lo dejaron olvidado, así como la existencia o no de una marca en el billete. El Ayuntamiento les contestó por carta que por las pruebas aportadas, no eran los propietarios del boleto perdido, pero que podían aportar nuevos datos. Así las cosas, con el plazo para reclamar ya concluido, los 4,7 millones están cada vez más cerca de las manos del lotero coruñés de San Agustín.