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Soraya trata de sacar ventaja a Feijoo

Galicia

Gonzalo Bareño Madrid / La Voz

La vicepresidenta del Gobierno, que podría salir catapultada del debate a cuatro, aprovecha la campaña para consolidarse en el PP y adelantarse en la pugna por el futuro liderazgo del partido

30 Nov 2015. Actualizado a las 08:27 h.

El resultado de las elecciones, y sobre todo la composición del futuro Gobierno, son en este momento misterios insondables que ni siquiera la macroencuesta que el CIS publicará el 3 de diciembre ayudará a descifrar, porque el voto de los españoles se presenta volátil como nunca. Algunas cosas, sin embargo, pueden empezar a resolverse en plena campaña, sin necesidad de aguardar hasta el 20 de diciembre, fecha en la que previsiblemente estaremos todos deseosos de que lleguen de una vez las elecciones para comernos en paz el turrón.

Entre esos asuntos tangenciales, cobra especial importancia el debate televisivo que se celebrará el próximo lunes. Y no porque vaya a decidirse nada, porque un debate sin la presencia del presidente del Gobierno será siempre un debate fallido, sino por el hecho de que allí comparezca la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. En contra de lo que algunos afirman, Soraya tiene poco que perder y mucho que ganar. Si resultara vapuleada por sus oponentes, cosa harto dudosa, la culpa se le endosará a Mariano Rajoy. Pero si sale viva de esa encerrona, y no digamos ya si lo hiciera victoriosa, la número dos del Gobierno saldría catapultada como principal aspirante a la sucesión de Rajoy, tanto si el PP gana pero Ciudadanos veta al líder de popular como presidente, como si el PP pierde y Rajoy lo deja todo para regresar a Santa Pola o a Pontevedra.

No es un secreto para nadie que esa carrera, de la que nadie habla en el PP pero en la que todos piensan, es ya un duelo a dos en el que solo concurren Sáenz de Santamaría y Alberto Núñez Feijoo. Y la número dos del Gobierno está decidida desde hace tiempo a utilizar esta campaña y estas elecciones para tomar ventaja en esa competición, ampliando al máximo su exposición mediática frente a un Feijoo cuyo protagonismo en estos comicios será necesariamente menor. El propio hecho de que sea Soraya quien sustituya a Rajoy en el debate del lunes es ya una anomalía, dado que lo que allí se va a celebrar es una discusión entre candidatos de partido, y no un debate entre el Gobierno y la oposición. Claro que solo pensar en que fuera María Dolores de Cospedal, número dos del PP y por tanto sustituta natural de Rajoy, la que se midiera en ese duelo, produce escalofríos en Génova.

La vicepresidenta, que sabe que a pesar de tener todo el poder en el Gobierno no es nadie en el partido, al contrario que Feijoo, está en su particular campaña para dar la vuelta a esa situación. Y así, el pasado viernes se descolgó con unas sorprendentes declaraciones en las que afirmó que el PP es «un equipo» en el que ella y Rajoy se reparten «la tarea» -cosa que está muy lejos de ser verdad- y que es lógico que el líder popular acuda a algunos debates y ella protagonice otros.

En las filas populares, en las que no se descarta ya que la bola de Ciudadanos siga rodando hasta llegar a ganar las elecciones, estos movimientos no pasan desapercibidos. Y no son pocos los que instan a Feijoo a asumir mayor protagonismo en esta campaña para no perder rueda de Soraya. Comprobar si Feijoo se vuelca o no de aquí al 20M será un buen indicador de si sigue habiendo dos en la carrera o Feijoo le cede ya el paso a Soraya

¿El derecho a debatir lo dan las urnas o las encuestas?

En las generales del 2011, el tercer partido más votado en España fue Izquierda Unida, que recibió el apoyo de 1.680.810 ciudadanos. A esas elecciones no se presentaron ni Podemos ni Ciudadanos, que por tanto no tienen representación en el Congreso. Cuatro años después, IU protesta por el hecho de que se la excluya de los debates previos a las nuevas elecciones generales a los que, sin embargo, se invita a dos partidos que carecen de representación en el Parlamento. ¿Quién tiene la legitimidad democrática? ¿Aquellos que han sido refrendados en las urnas pero aparecen a la baja en los sondeos o aquellos a los que las encuestas auguran mejores resultados aunque no se hayan medido nunca en las urnas?

Los peores temores de Rajoy se hacen pronto realidad

No han tardado mucho unos y otros en darnos la razón cuando anunciábamos la semana pasada que el mayor temor de Rajoy era que le organizaran un no a la guerra en plena campaña y que la baza electoral de un Podemos a la baja en los sondeos pasaba por montar ese no a la guerra y capitalizar después en las urnas un voto antibelicista de larga tradición en España que procede en realidad de muy diferentes espectros ideológicos. Es una opción. Lo lamentable es que también el resto de partidos nos hayan dado la razón a las primeras de cambio en la campaña electoral sucia que anunciábamos y en el augurio de que la unidad frente al Estado Islámico iba a saltar pronto por los aires.

Diferencias abismales en los sondeos electorales del 20M

Aunque algunos se empeñen en sostener, contra toda evidencia, que los sondeos están anunciando resultados y tendencias muy similares, de los que cabe extraer conclusiones generales, lo cierto es que nunca se habían publicado encuestas con diferencias tan enormes. Ciertamente, no es lo mismo que el PP gane las elecciones y le saque casi nueve puntos al segundo, que sería Ciudadanos, y más de diez al PSOE, que el que se diga que los tres partidos están igualados en un puño y separados apenas por dos décimas. El tiempo dará o quitará razones, aunque algunos confunden deseos con realidad y otros parecen interesados en que se llegue a los debates con la mayor igualdad para hacerlos así más atractivos.

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