La Voz de Galicia

El Camino Francés se multiplica

Galicia

Jorge Casanova Melide / La Voz

La nueva señalización en la ruta jacobea incluye casi 30 trazados alternativos

22 Mar 2016. Actualizado a las 11:56 h.

«Camino solo hay uno. Lo demás es picaresca», asegura con rotundidad Dolores, una hospedera del último tramo de la ruta jacobea con más de 24 años de experiencia al pie del camino. Pero Dolores se equivoca. Cuando finalice la instalación de la nueva señalización, cualquier peregrino que entre en Galicia por el Camino Francés se encontrará con una doble flecha amarilla casi treinta veces y muy pocos elementos de juicio para decidir por qué ruta seguir. Todas las alternativas son válidas; todas llevan a Compostela. Unas son más largas y otras más cortas; unas muy bonitas y otras no tanto. Todas estas bifurcaciones tienen el marchamo de la señalización oficial. ¿Por cuál tirar?

Los nuevos mojones incluyen la vieira amarilla en su parte superior y una leyenda en la que se marca la distancia que resta para llegar a Santiago. Cuando la señalización es doble, el Camino que propone la Xunta marca la distancia en kilómetros y el otro mojón incluye la leyenda «C. Complementario». La interpretación es complicada: «Yo he cogido siempre el Camino complementario», explicaba esta semana Javier, un argentino de 35 años que ya estaba llegando a Arzúa: «Entiendo que si hay una ruta complementaria es porque el Camino normal está en obras».

La respuesta que se dio este peregrino tiene su lógica pero está errada. «O trazado principal discorre na súa práctica totalidade polo camiño tradicional, herdeiro vivo do antigo camiño medieval, agás naqueles puntos nos que está perdido ou é irrecuperable. Para estes casos fixouse un trazado alternativo, acorde cos valores inmateriais asociados ao camiño, tendo en conta aspectos relativos á súa calidade ambiental, condicións construtivas e lóxica territorial en xeral», explica la Consellería de Cultura, responsable de la nueva delimitación, aprobada ya en 2011. Los caminos complementarios o con vestigios históricos son explicados así: «Trátase de rutas que permiten o acceso do peregrino a lugares significativos, treitos perdidos da ruta dos que aínda se conservan trazas».

¿Y todo esto qué significa? ¿Es mejor ir por el trazado principal o por el complementario? La respuesta no es sencilla. Uno de los casos más palmarios se encuentra a la salida de Portomarín, donde el trazado complementario discurre por una ruta más corta, más preparada para el caminante y claramente más vistosa, en tanto que el trazado principal, hasta ahora en desuso, suma a las piernas del peregrino un kilómetro más por asfalto, aldeas habitadas, tráfico de vehículos y mucha menos sombra. Y donde, por cierto, los vecinos de una de las aldeas ya han mostrado su rechazo a su inclusión en la ruta.

La voz del vecino

«Nosotros cogimos el complementario», explica Alfonso, un mexicano que peregrina con su mujer y su hija: «Yo hubiera cogido el de la izquierda, porque entiendo que complementario significa adicional, pero un señor que estaba por allí nos dijo que era mejor el de la derecha». En general, los peregrinos consultados para este reportaje eligieron el trazado principal o bien se dejaron aconsejar por los lugareños. «Yo siempre les digo que sigan por el de arriba», explica Antonio, un señor de 78 años que trabaja una amplia huerta al pie de una bifurcación en Melide: «Siempre se fue por ahí. Llevo aquí quince años y nunca vi que ningún peregrino fuera por el camino de la izquierda». A Antonio le preocupan más los baches que hay en el camino que los mojones recién instalados y la supuesta confusión que provocan. Está de suerte, porque la reparación de la vía está a solo unos kilómetros de distancia y pronto llegará a su tramo.

Lo cierto es que los lugareños que viven junto a la ruta se han convertido en la pista más fiable para decidir qué opción tomar en estas bifurcaciones. En algunos puntos, según explican los propios peregrinos, la decisión se toma por las piedras que otros dejan sobre uno de los mojones, indicando la dirección que consideran más apropiada, e incluso se pueden buscar otras señales como las desgastadas flechas amarillas pintadas a brocha en alguna fachada que han quedado de cuando la señalización era más espontánea pero sin trazados complementarios.

A la bifurcación de Melide llegan Miguel, vallisoletano y Astrid, bilbaína. Él explica que ha hecho más veces el Camino y que se ha sorprendido con la duplicidad de flechas amarillas: «Es un poco extraño sí. Esta vez he entrado en Portomarín por otro sitio que, a decir verdad, no me ha gustado tanto», relata Miguel. La pareja opina que la señalización está bien si no fuera por los desvíos que se encuentran sin explicación: «Al menos no pasa como en Castilla, donde hay gente que modifica las señales para que pases por delante de su negocio», dice el peregrino.

Los nuevos mojones de granito, en cualquier caso, están teniendo un estreno complicado. En alguna de estas bifurcaciones ya han sido arrancados, probablemente por quienes no desean ser incluidos en la ruta. Su reposición, todo hay que decirlo, ha sido rápida. Tampoco escapan estas señales de la voracidad jacobea de algunos caminantes a quienes todo recuerdo les parece poco. En la bifurcación de Melide falta ya la vieira amarilla que corona el mojón y que probablemente descansa en la mochila de algún peregrino.

Comienza el asalto de los peregrinos

Todos los establecimientos del Camino esperan esta semana el crecimiento en el número de peregrinos que cristalizará en la avalancha prevista a partir de este miércoles: «De momento no hay muchos -explicaba la semana pasada una hospedera en Sarria-, pero el jueves estaremos al 80 o al 90 %». Es lo que esperan aproximadamente todos los albergues que inician la temporada estos días. La semana siguiente mantendrá algo el tono y luego vendrá un bajón hasta el mes de mayo, donde retorna el tráfico intenso por la ruta y con mayor número de peregrinos extranjeros.

Este año, de acuerdo con los datos del Xacobeo, los caminantes están siendo más que el año pasado y manteniendo así la tendencia creciente de los últimos ejercicios. El incremento se fija de momento en un 15 %. Hasta el 15 de marzo, el 43 % de los peregrinos que habían llegado a Compostela provenían de algún lugar de España. La segunda nacionalidad en esta estadística, con el 10,5 % de las compostelas, era la coreana.


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