Las diferencias entre concellos en el tipo del IBI aplicado alcanzan el 341 %
Galicia
Los vecinos de Vigo pagan la contribución más gravosa y los de O Incio, la más baja
17 Nov 2016. Actualizado a las 05:00 h.
El valor catastral no determina el precio de una propiedad, ni tampoco es una herramienta científica para calcular el importe de mercado de una vivienda. Entre otras circunstancias porque cada ayuntamiento es el responsable de adaptar a los baremos que marca Hacienda el nivel fiscal de las propiedades de su municipio, decisión que incide en el pago de las plusvalías municipales y el impuesto de bienes inmuebles, una de las principales fuentes de aportación de ingresos de los consistorios. De media, casi uno de cada tres euros contabilizados como ingresos en las arcas municipales procede del pago de dicho IBI.
Pero la realidad municipal gallega presenta diferencias tan notables en la cuantificación de ese baremo impositivo que impiden dibujar un patrón, ni siquiera entre localidades del mismo nivel de población o por proximidad geográfica.
Entre el tipo impositivo fijado para bienes urbanos de Vigo, el más alto de Galicia, y el de O Incio, el más bajo, hay un 341 % de diferencia, salto que no encuentra explicación solo en los 292.321 habitantes de distancia que hay entre los padrones de ambas localidades. Vilamartín de Valdeorras, que cuenta con 21 vecinos más que la localidad lucense con el tipo impositivo urbano más asequible de Galicia, tiene en cambio el segundo baremo para calcular el IBI más alto de la comunidad en el 2016, según los datos del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Si en Vigo está fijado en un 0,882 %, en el municipio de la comarca de Valdeorras se sitúa en un 0,880 %, mientras que en O Incio se sitúa en el 0,200. Entre Vigo y la segunda ciudad con el tipo más alto, que es Lugo (0,670 %), se sitúan además de Vilamartín Barreiros, Ribadeo y Viveiro -evidenciando el peso del ladrillo y la proliferación de segundas viviendas en A Mariña lucense-, Ares, A Arnoia y Fene.
Santiago, la menor presión
De la misma manera, hasta 141 municipios de Galicia cuentan con un tipo impositivo para el gravamen de bienes inmuebles superior al de Santiago de Compostela, que cuenta con la referencia para calcular el IBI más baja de las siete ciudades gallegas, con un 0,51 %, que rige tanto para propiedades urbanas como rústicas.
En el top 20 de los concellos con el tipo impositivo menor se encuentran villas de tamaño medio, como O Porriño, Redondela, Carballo, Arteixo, Boiro, Salvaterra o Padrón, donde en ninguna de ellas se supera el tipo del 0,400 %. Mientras en el conjunto de España el tipo impositivo medio urbano se sitúa en 0,606 % y el rústico en 0,623 %, en Galicia bajan las cifras hasta el 0,524 y el 0,491 %, respectivamente. Ourense es la provincia con el nivel que determina el IBI urbano más alto (0,558 %) y A Coruña, el territorio donde el rústico alcanza su mayor cuota (0,536 %). En el extremo contrario se sitúa la provincia de Pontevedra, tanto para las viviendas incluidas en el área urbana (0,483 %) como en los ámbitos de naturaleza rústica (0,402 %).
Residentes de 147 ayuntamientos gozan de revisiones catastrales hechas el siglo pasado
La crisis ha tenido un efecto positivo en la presión fiscal de los vecinos de numerosos ayuntamientos. Pocos alcaldes se atrevieron en lo más duro de la recesión económica a cargar fiscalmente a sus conciudadanos, pero esa realidad está cambiando, fruto de la imperiosa necesidad que no pocos consistorios atraviesan para mantener su nivel de servicios.
En todo caso, la última actualización de datos realizada por el Ministerio de Hacienda este mismo año refleja que 147 ayuntamientos de Galicia (el 47 % del total) no han realizado revisión catastral alguna desde el siglo pasado.
Sarria, Pereiro de Aguiar, Ourol, Baños de Molgas, Maceda, Esgos, Nogueira de Ramuín, Paderne y Toén son, según los registros del ministerio, las localidades gallegas que cuentan con las revisiones más antiguas de Galicia, todas ellas de 1986. O Porriño un año después y Cangas, Cuntis, Marín, Foz, Cervo, Alfoz y Xove desde 1998 son las siguientes que no han actualizado los tipos impositivos para los bienes inmuebles. Entre los grandes municipios, Vigo no lo hace desde 1990; A Coruña, desde 1997; Lugo, desde 1998; Pontevedra, desde el 2001; Ferrol, desde el 2004; Ourense, desde el 2006; Narón, desde el 2009; Santiago, desde el 2010; y Vilagarcía, desde el 2014.
Subida a la vista
Pero durante el próximo año hasta 70 concellos de los que más tiempo llevan con los tipos inmóviles realizarán una actualización de las tablas que dará pie en general a un alza relevante en el recibo del IBI. Unos 327.535 vecinos de los lugares afectados por la revisión contarán al final del próximo año con una nueva cantidad a pagar en los impuestos de sus propiedades inmuebles.
La antigüedad de la construcción, el estado de conservación del inmueble y su ubicación dentro de la localidad donde se emplaza son algunos de los criterios técnicos que emplea el Catastro para determinar unos valores cuya adaptación es responsabilidad de los ayuntamientos.
Pese a la crisis, los gallegos pagaron el año pasado 160 millones de euros más que en el 2008, cuando se arruinó la economía. Vigo fue la ciudad que menor crecimiento en la recaudación del IBI registró en ese período, al pasar de 48,6 millones a 61,5, mientras que Ourense fue la urbe que dio el mayor salto recaudador, al subir de 22,2 millones a 32,9, con un crecimiento del 48 %.
Veinticuatro municipios, con el impuesto más alto a las obras
Su rentabilidad es menor que la del IBI, pero el impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras determina la predisposición fiscal de los concellos hacia la atracción de nuevas edificaciones y realización de obras en sus suelos.
Los datos del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas indican que 24 de los 313 ayuntamientos de Galicia han alcanzado el tipo impositivo máximo que grava las construcciones y obras, fijado por el departamento de Cristóbal Montoto en un 4 %, mientras que su suelo está establecido en un 2 %.
A Coruña, Ames, Sanxenxo, Tui, Ponteareas, Redondela, Catoira, Mos, Poio, Fornelos, Zas, Abadín, Alfoz, O Páramo, Riotorto, Taboada, Trabada, Melón, Carnota, Coristanco, Dumbría, Oroso, Ortigueira y A Pobra son las localidades que en este año han llegado al tipo impositivo más alto para construcciones y obras en el llamado ICIO, donde su base imponible se calcula por el coste real y efectivo de la edificación, instalación u obra que se tiene intención de realizar o, lo que es lo mismo, el coste de ejecución material de esta.
Como en el caso de la revisión catastral, son los concellos los que establecen el baremo que aplicarán a la actividad constructiva, siempre dentro de los porcentajes permitidos por Hacienda.
En el caso de las ciudades, y tras la marca más elevada que establece el Ayuntamiento de A Coruña, se sitúan Vigo (3,50 %); Vilagarcía (3,24) Pontevedra (3,20); Ferrol, Lugo y Narón (3); Ourense (2,60) y Santiago (1,90).
Los listados del ministerio destacan que otro impuesto de peso, como es el que grava los vehículos, sufrió un último incremento máximo en sus diferentes categorías fiscales del 2 % en A Coruña, Vigo, Sanxenxo, Vilagarcía de Arousa y Cangas; del 1,95 en Ourense, del 1,90 en Ferrol, del 1,74 en Lugo y del 1,70 en Pontevedra. De nuevo se aprecia una contención mayor en Santiago, donde el coeficiente de crecimiento, según Hacienda, fue del 1,69 %.